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Chats 'calientes' y propinas por chupar un micro: cómo el 'soft porn' inunda Twitch
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Las nuevas redes heredan los problemas

Chats 'calientes' y propinas por chupar un micro: cómo el 'soft porn' inunda Twitch

La plataforma de 'streaming' por excelencia ve cómo sus canales se llenan de chicas y chicos que exprimen sus normas al límite para forrarse en Onlyfans. La empresa no sabe qué hacer

Foto: Foto: Twitch
Foto: Twitch

Son las 13:30 de un martes de junio y frente a la cámara aparece una joven tumbada en una cama con luces rosas, un pijama corto, las piernas pintadas con nombres y dedicatorias, orejas de gatito y chupando un micro con forma de orejas. Mientras, RhinoSpiritX, así es el 'nick' de la 'streamer', susurra desde su canal a la gente que se suscribe, le da propinas o le escribe por el chat. Esta imagen, que roza el 'soft porn', no es un caso aislado, sino que es el mayor problema que enfrenta Twitch, la plataforma de 'streaming' de moda y que sueña con desbancar a YouTube. Los contenidos eróticos colapsan la red mientras sus gestores, creadores y seguidores debaten sobre dónde está el límite para la censura, el incumplimiento de los términos y condiciones o el acoso.

Junto al de Rhino, aparecen varios canales más. También está online SharonQueen que, esta sí con un aviso que indica que está retransmitiendo solo para adultos, muestra en su pantalla el tiempo que le queda chupando su micrófono y qué tiene que pasar para que vuelva a hacerlo. 30 minutos de acción frente a la cámara que se pueden extender de 10 en 10 minutos más si completan la suscripción en ese tiempo 10 usuarios más. No son los únicos hitos a conseguir, también promete un 'stream' entrenando si llega a los 1000 dólares en donaciones, si le das 10 dólares podrás elegir la siguiente provocación y si le das 45 te llevarás o un beso al micro o un lametón. Una puesta en escena más que cuidada y lista para explotar al máximo la plataforma de 'streaming' que no es única ni casual. El éxito y la explosión de estos contenidos ha metido a Twitch en su peor crisis en los últimos años, con algunos de sus mejores creadores planteándose su adiós y acercando el morado de su logo al rojo de YouTube.

Foto: Una de las fotografías de DioxCorp, uno de los artistas que se han volcado en OnlyFans en el último año. (DioxCorp)

La guerra en torno a estos vídeos se ha enconado de tal forma que empieza a colapsar a los gestores de Twitch. A finales de mayo, el aluvión de críticas que caía sobre la plataforma al ver cómo centenares de canales andaban sobre el límite de la legalidad interna, les llevó a crear la categoría 'Hot Tubs, pools and beaches' (Jacuzzis, piscinas y playas) en la que aglutinar todo el contenido erótico que había aparecido aprovechado un agujero en sus condiciones que permitía a sus creadores ir en bikini o similar si estaban en un contexto en el que llevarlo fuera lo lógico. La solución parecía ofrecer a la empresa de Amazon un camino diferente al de otras redes que cortaban por lo sano cuando se trataba de erotismo, pero solo era el principio. El problema lejos de quedarse ahí ha ido engordando día a día.

Pocos días después el propio Ibai Llanos veía cómo su canal era censurado por la aparición de un culo en primer plano que había lanzado otro 'streamer' con el que estaba hablando, y acto seguido se descubrió que los espacios de dos de las 'streamers' eróticas más famosas habían sido censurados por sus contenidos. Estas últimas prohibiciones se debían a que las chicas se habían salido de la categoría indicada y estaban explotando otra, la del ASMR, buscando abrirse a más público y ganar más ingresos por publicidad que en el sector solo para adultos, además de traer más gente a sus propias cuentas de Patreon u Onlyfans. Pero los mensajes lanzados por gente como Ibai en otras redes recordaban a lo ocurrido con YouTube y demostraban que la polémica estaba lejos de zanjarse.

Una guerra por los límites

La mayor parte de los debates en torno a este caso vienen al hablar sobre los límites, tanto de la libertad de expresión como de lo que se puede considerar porno o de lo adecuado para una red que, no hay que olvidar, nació como un sitio para 'gamers' que querían compartir sus partidas y con un importante foco puesto en los menores. En esa amalgama de situaciones se ha encuadrado el que a día de hoy es la mayor piedra en el zapato de Twitch y aún no saben muy bien cómo sacarla de ahí.

Si uno da una vuelta por redes como Twitter puede ver cómo hay posiciones de todo tipo. Twitch, como dejó claro en algunas de sus comunicaciones, se cuida mucho de censurar vestimentas o posturas pues ya tuvo un problema importante cuando intentó controlar el escote de las creadoras y se le señaló como a otras redes tachadas de puritanas como Facebook o YouTube, pero a la vez son muchos y muchas las usuarias que piden más control sobre lo que hacen gente como Rhino, Amouranth o Indiefoxx (las dos últimas fueron las 'streamers' censuradas en las últimas semanas). Desde su punto de vista esta explotación de los límites no solo es peligroso para el futuro de la plataforma o debe generar un debate en torno a los menores, sino que incluso se puede convertir en un problema para otras creadoras a las que se les acosa pidiendo que hagan lo mismo.

Frente a ellas, usuarias y usuarios que creen que las piscinas hinchables frente a la cámara o los lametones a los micros diciendo que hacen ASMR son una forma más de intentar crear contenido y monetizar tu trabajo, incluso una forma de dar a sus seguidores lo que quieren ver y que Twitch debería permitirlo con unos límites básicos. Ante la disyuntiva los movimientos de la empresa tampoco han ayudado demasiado. Pese a la creación de la categoría específica y el filtro de anunciantes generado para evitar conflictos, han reculado a la hora de, por ejemplo, cerrar el canal de Amouranth (ya vuelve a estar abierto con 3,7 millones de seguidores) y siguen estudiando cómo frenar esto mientras otros se quejan de la mano dura con ciertos comportamientos y su nulo control sobre otros.

Una de las 'streamers' que ha hablado claro sobre el asunto, y la única que ha querido dar su opinión para este reportaje de los más de 5 consultados por Teknautas, es Ponycornyo. Una joven de Cartagena que publica distintos tipos de contenidos basados en videojuegos o charlas. "Personalmente no me gusta este tipo de contenido, pero lo que más me impacta es que haya gente que lo demoniza tanto en Twitch y luego lo apoyan en otras redes sociales donde también hay menores y ni siquiera hay filtro de +18. He visto a muchos de estos atacar de forma directa a las chicas que realizan este tipo de contenido y tratándolas fatal y luego siguen y dan like continuamente a otras que hacen este tipo de contenido en Instagram, Twitter o TikTok. La parte que más me duele es que al final siempre nosotras somos el foco, el problema y el sujeto a demonizar cuando hay polémicas de influencers mucho más peligrosas y esas duran un día o dos si alcanzan en Twitter", argumenta.

Aunque las 'streamers' más señaladas en estos casos son de fuera de nuestro país, lo cierto es que España no es una excepción en este caso, ya hemos hablado de lo ocurrido con Ibai, pero hay más actores salpicados por esta historia. Por ejemplo, está el caso de Gemma Trujillo, una alicantina que ha evolucionado su canal de los meros videojuegos y las charlas a contenido más subido de tono como supuestas sesiones de ASMR, 'hot tubs' y contenido +18. Cuenta con casi 150.000 seguidores y tiene su propio Onlyfans en el que muestra fotos y vídeos sin censura. Desde El Confidencial hemos contactado con Trujillo, pero no hemos recibido respuesta al cierre de este artículo.

La 'Onlyfanización' de internet

El tirón de este tipo de contenidos en Twitch coincide en el tiempo con otro fenómeno que va de la mano: el de Onlyfans. La web de suscripciones para creadores se ha convertido en el último grito en la red para monetizar contenido adulto, llegando a poner en jaque a las webs tradicionales de porno, y tal es su tirón que está contagiando a toda la red. Sus números, como ya se explicó en este otro artículo publicado en Teknautas en mayo, no paran de crecer y sitios como Instagram o Twitch se vuelven lugares clave para hacer crecer tu comunidad y por tanto tus beneficios en un embudo clásico de marketing. La relación entre ambos fenómenos ha llevado a la plataforma de 'streaming' a, por ejemplo, prohibir el enlace directo de los creadores a su Onlyfans. Aunque no es una norma escrita, la plataforma ha censurado a varios usuarios tras promocionar su perfil en esta web.

"Los canales que crean a conciencia contenido sexualizado al fin y al cabo saben que es algo que da mucho dinero (siempre lo ha dado) y han encontrado el modo de hacerlo en esta plataforma sin saltarse ninguna norma, de hecho es Twitch quien se está tratando de adaptar a estos canales creando nuevas categorías", comenta Pony. Aunque esta estudiante de magisterio mira más allá. "Al final subiendo mil tuits diarios sobre estas chicas y sus canales solo le dan más bombo al tema y más audiencia, además de acabar haciéndoles 'bullying' por algo que sigue las normas (considero que se puede mostrar desacuerdo con un tema sin tener que ir a hacer daño a esas personas). Me cansa mucho escuchar que 'al final nos salpica a nosotras' cuando nos salpica y perjudica mucho más que estén señalándonos siempre por cómo vestimos y el contenido que hagamos al mínimo detalle".

Para esta joven, y por lo que se puede ver en todo tipo de redes sociales, la hipersexualización de internet, sobre todo en el caso femenino, va mucho más allá de Twitch u Onlyfans, y estos dos ejemplos solo son casos que están de moda, el último resquicio que han encontrado para su explotación. "Por desgracia la hipersexualización femenina es un tema delicado que va más allá de subir unas fotos bonitas de tu cuerpo desnudo y sexualizado a OnlyFans o estar en Twitch con poca ropa haciendo ciertas cosas. No estoy a favor de este tipo de contenido porque todo esto siempre desemboca en lo mismo: el mal trato hacia la mujer como si fuesemos un chuletón en muchos ámbitos, en la calle a plena luz del día y con más miedo a ciertas horas de la noche, entre compañeros, en las discotecas, etc. y ese es el peligro que la gente parece no ver".

"Solo ven que las chicas pueden ganar más la atención con su cuerpo y las culpan de llevarse los números que ellos quieren, pero no ven que en realidad no solo pasa en Twitch y es un verdadero problema social más allá de Twitch bajo mi punto de vista. El cuerpo no es un problema ni la sexualización en si según cómo se trate y dónde (fuera de espacios que compartimos con menores), pero la hipersexualización del concepto mujer haciendo cualquier cosa normal es lo realmente preocupante", termina.

Son las 13:30 de un martes de junio y frente a la cámara aparece una joven tumbada en una cama con luces rosas, un pijama corto, las piernas pintadas con nombres y dedicatorias, orejas de gatito y chupando un micro con forma de orejas. Mientras, RhinoSpiritX, así es el 'nick' de la 'streamer', susurra desde su canal a la gente que se suscribe, le da propinas o le escribe por el chat. Esta imagen, que roza el 'soft porn', no es un caso aislado, sino que es el mayor problema que enfrenta Twitch, la plataforma de 'streaming' de moda y que sueña con desbancar a YouTube. Los contenidos eróticos colapsan la red mientras sus gestores, creadores y seguidores debaten sobre dónde está el límite para la censura, el incumplimiento de los términos y condiciones o el acoso.

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