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De ruta con un taxista 'esquirol' de Madrid: "La huelga no está consiguiendo nada"
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"no puedo tirarme 10 días sin ingresos"

De ruta con un taxista 'esquirol' de Madrid: "La huelga no está consiguiendo nada"

Andrés apoya la huelga del taxi, pero la necesidad económica y su pesimismo en cuanto a los resultados han provocado que haya vuelto al trabajo entre acusaciones de 'esquirol'. Hablamos con él

Foto: Huelga en Madrid. (EFE)
Huelga en Madrid. (EFE)

Desde el pasado 21 de enero, es literalmente imposible encontrar un taxi en el centro de Madrid, ya que todos mantienen una huelga que permanece encallada y cuya solución parece de todo menos cercana. A las afueras de Madrid, encontrar taxi también es una probabilidad impensable, a menos que se dé con una llamativa excepción. Andrés es esa excepción. Nos lo encontramos parado en una gasolinera del barrio del Pilar y le preguntamos si coge pasajeros. Nos pregunta adónde vamos, le decimos que a Cuatro Caminos, en el barrio de Tetuán, se lo piensa unos segundos... y acepta llevarnos.

Las dudas de Andrés tienen su razón de ser: "Si fueras al centro te diría que no, porque me la juego con mis compañeros, pero venga, vale, te llevo por calles más pequeñas, a ver si hay suerte". Sabe que, de cara al resto de taxistas, él es un 'esquirol', ya que desde el pasado miércoles está saltándose la huelga. Su rebelión se debe a dos motivos: su desencanto con los resultados de la movilización y sus necesidades económicas.

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"La huelga no está sirviendo de nada"

Andrés empezó en el mundo del taxi hace cuatro años, concretamente como asalariado de un conductor que tenía su propia licencia. Con el tiempo, hace año y medio, se le presentó la oportunidad de comprar la suya propia. Le preguntamos cuánto le costó, pero prefiere no dar el dato. "Mucho dinero", se limita a decir, "y también tuve que pedir dinero para comprar el coche".

Él comenzó la huelga en Madrid entusiasmado: "Iba a ser muy difícil, pero estábamos seguros de que conseguiríamos las medidas justas para poder seguir trabajando. Cataluña lo consiguió y aquí esperábamos lograr lo mismo". Sin embargo, "pasan las horas, pasan los días... y no se soluciona nada".

En realidad, casi estamos peor que antes. El taxi madrileño exigía a la CAM que los VTC deban ser contratados con una hora de antelación, pero el presidente autonómico, Ángel Garrido, se ha negado en rotundo. Ahora el taxi, impotente, ha renunciado hasta a esa exigencia, considerada su única línea roja. Andrés cree que Garrido va a ser un hueso demasiado duro de roer: "No necesita los votos, no se va a presentar a las elecciones, así que le da igual. Él cree que no tenemos razón y yo veo muy difícil que cambie de opinión".

Esto dura demasiado. Ojalá ganemos, pero en Barcelona las protestas salieron mucho mejor. Algo conseguiremos, pero peor que en Cataluña

Andrés nos lleva de camino a destino mientras, de reojo, vigila para no toparse con ningún otro taxista. Al igual que muchos de sus compañeros, cree que su gremio está perdiendo el debate social. Entre la división que hay entre ellos, las peleas, los destrozos en coches, los problemas con gente que no tiene nada que ver con esto... "Unas veces ha sido por culpa del propio taxi, por nuestras propias divisiones internas", asegura, "y otras por las manipulaciones de los medios, pero el caso es que ya no tenemos a la gente tan a nuestro favor".

Por "divisiones internas" se refiere a los dos bandos que controlan el taxi en Madrid: a un lado el frente radical, formado por las asociaciones Élite Taxi (territorio de Tito Álvarez), Plataforma Caracol (Peseto Loco) y, en menor medida, Federación Profesional del Taxi de Madrid; al otro lado, los moderados, con Fedetaxi y Gremial al frente. Son las cinco asociaciones que llevan sentándose a la mesa de negociación con Ángel Garrido durante casi dos semanas sin conseguir nada. ¿Resultado? Frustración y hasta amenazas personales entre los 'capos' del taxi. Un enfrentamiento que al final ha embarrado el campo de batalla y salpicado al taxista de a pie.

Eso no quiere decir que Andrés no apoye la huelga: "Claro que la apoyo, y la seguiré apoyando siempre. Pero es que, la verdad, creo que la estamos perdiendo, esto está durando demasiado. Sigo estando de acuerdo con todos mis compañeros, y ojalá ganemos, pero creo que en Barcelona las protestas salieron mucho mejor que aquí". ¿Su pronóstico? "Creo que algo conseguiremos, pero será peor que en Cataluña".

placeholder La Policía Nacional traslada a un manifestante detenido tras los altercados en Ifema. (EFE)
La Policía Nacional traslada a un manifestante detenido tras los altercados en Ifema. (EFE)

"No puedo estar 10 días sin ingresos"

El segundo motivo por el que Andrés ha abandonado la huelga es el bolsillo: "Llevo un año y medio de taxista, me hipotequé para pagar mi licencia, soy autónomo y dependo de lo que facture haciendo carreras. Yo de verdad que lo siento, pero es que he estado 10 días sin trabajar y no puedo estar sin llevar dinero a casa".

¿Y qué tal reciben sus compañeros esta decisión? "Mal, muy mal, te lo puedes imaginar. Me han llamado 'esquirol', 'traidor', 'vendido', 'hijo de puta'... Pero te repito que yo no puedo estar tanto tiempo sin trabajar, de verdad que no. Y cuando me lo echa en cara un compañero que es autónomo como yo, pues a lo mejor agacho la cabeza, pero si me lo dice uno que no ha pagado licencia y que tiene su sueldo fijo... pues es que sus condiciones no son las mismas que las mías".

Mis compañeros tienen razón, pero tengo que trabajar. No pido que me comprendan ni que me apoyen, pero mi situación es la que es

Andrés se mueve entre dos tierras, la de la solidaridad con su colectivo y la del agujero de su bolsillo: "Yo sé que mis compañeros tienen razón", reconoce, "y aunque yo ahora trabaje para no perder dinero, si perdemos esta lucha va a ser mucho peor, no puedo mirar a corto plazo. Pero es que tengo que hacerlo. Yo no pido que me comprendan ni que me apoyen, pero mi situación es la que es: tengo que trabajar".

Fruto de esto, Andrés vigila mucho su trayecto: efectivamente, nos está llevando por pequeñas calles sin apenas tráfico para evitar a otros taxistas que no estén trabajando: "Perdona que te dé un poco de vuelta, pero si voy por Bravo Murillo me puede ver alguien y me meto en problemas".

placeholder Decenas de taxis, estacionados en la T-4 del aeropuerto de Barajas. (EFE)
Decenas de taxis, estacionados en la T-4 del aeropuerto de Barajas. (EFE)

"¿Uber y Cabify? Que se vayan y no vuelvan"

Tanto Uber como Cabify han anunciado que este viernes abandonan oficialmente Barcelona, algo que, en principio, a Andrés le provoca tanta alegría como sospecha: "Ojalá se vayan, pero no me fío. Está claro que han dicho que se van para presionar a los políticos y, sobre todo, a la gente, pero puede ser un farol", nos cuenta mientras sigue buscando atajos no concurridos para llevarnos a nuestro destino.

En su opinión, pronto sabremos la verdad: "Si dentro de tres meses siguen sin pisar Barcelona, me creeré que se han ido del todo, pero hasta entonces no me fío. A Uber y a Cabify les dan igual sus conductores, lo que les importa es estar en todas las ciudades que puedan, aunque sea explotando a sus conductores. Todo lo demás les da igual, tienen peleas en todo el mundo, esto no les afecta, están acostumbrados". Desde su punto de vista, la postura de ambas compañías tecnológicas tiene algo de brindis al sol, pero de todos modos las más perjudicadas no serán ellas, sino los conductores que las usan.

Por mucho que digan que no, están aquí para competir con el taxi, bajar precios, quedarse con los clientes y entonces subir precios

En cualquier caso, tiene claro su deseo: "Por mí, que se vayan y que no vuelvan nunca más. Por mucho que digan que no, están aquí para competir con el taxi y bajar los precios para quedarse con los clientes. Y cuando todos sean suyos, subirán los precios y les dará igual que sus conductores cobren cuatro duros. Te dirán que son muy modernos y que esto es el progreso porque usan una aplicación. Como si ahora no pudieses pedir un taxi por aplicación, no me jodas". Mientras termina de hablar, Andrés nos ha dejado en casa. "Hemos dado un poco de vuelta, pero entiéndeme".

Puede que pronto sepamos cómo acaba todo. En un sorprendente giro de guion, los colectivos del taxi madrileño han renunciado a una de sus mayores premisas: que los VTC tengan que ser contratados con una hora de antelación. Mientras las negociaciones se prolongan, los taxistas deberán seguir eligiendo: o continuar con la huelga renunciando a sus ingresos o sucumbir ante la necesidad económica.

Desde el pasado 21 de enero, es literalmente imposible encontrar un taxi en el centro de Madrid, ya que todos mantienen una huelga que permanece encallada y cuya solución parece de todo menos cercana. A las afueras de Madrid, encontrar taxi también es una probabilidad impensable, a menos que se dé con una llamativa excepción. Andrés es esa excepción. Nos lo encontramos parado en una gasolinera del barrio del Pilar y le preguntamos si coge pasajeros. Nos pregunta adónde vamos, le decimos que a Cuatro Caminos, en el barrio de Tetuán, se lo piensa unos segundos... y acepta llevarnos.

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