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Machismo, opresión y tiburones: el escritor superventas al que odia todo Silicon Valley
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PATRIARCADO O GENTRIFICACIÓN, A DEBATE

Machismo, opresión y tiburones: el escritor superventas al que odia todo Silicon Valley

Jarett Kobek autopublicó con éxito ‘Odio internet’, una sátira que ataca a las grandes tecnológicas y el sistema cultural de la bahía de San Francisco

Foto: El escritor Jarett Kobek (lIince Ediciones)
El escritor Jarett Kobek (lIince Ediciones)

Adeline, una dibujante de cómics en una industria sexista y racista, recibe numerosos mensajes insultantes a través de internet. Le llegan tras expresar una opinión controvertida sobre Beyoncé, Rihanna y otras mujeres en una conferencia. Cuando alguien la grabó y la subió a YouTube, la mecha había prendido, ayudada por una cultura que minusvalora a las mujeres. En un principio, alentada por algunos conocidos, Adeline rechaza contestar a los mensajes de odio que le llegan a través de las redes sociales, pero luego se anima a abrir una cuenta de Twitter e introducirse en ese mundo de troles y mamporreros.

Esta es la trama principal de ‘Odio internet’, la novela de Jarett Kobek que acaba de publicarse en España tras causar sensación al otro lado del Atlántico. El título antecede una sátira sobre las redes sociales, los trols y nuestro comportamiento en la Red, pero también sobre muchos de los problemas presentes en Silicon Valley y en la sociedad occidental, como la gentrificación, el machismo o el patriarcado.

Foto: Foto: Reuters.

El Houllebecq estadounidense

Kobek ha sido definido como el Houllebecq norteamericano, y ‘Odio internet’ como ‘La broma infinita’ de la era de Twitter. Estadounidense de origen turco, que solo había publicado ‘Atta’ (protagonizada por uno de los líderes de los atentados del 11-S), estaba viviendo en San Francisco en “el punto álgido de la gentrificación”, como lo describe para Teknautas. Cuando estaba allí, la primavera árabe tuvo lugar, un evento del que recuerda que en Estados Unidos se informó relacionándolo con lo que estaba pasando en Twitter y Facebook y las influencias de estas redes sociales.

“Era muy raro”, rememora, porque las informaciones decían que esas redes sociales iban a traer “libertad a la gente oprimida del mundo”. “Al mismo tiempo, podía abrir mi puerta, literalmente abrir mi puerta, y ver que la gente pobre era desplazada de Silicon Valley”. Desplazada por los trabajadores de la región. Con el tiempo, él mismo sintió en sus propias carnes los efectos, y de San Francisco se trasladó a Los Ángeles, donde reside en la actualidad. “Esa hipocresía y esa desconexión entre los mensajes de los que se informaba y la realidad en San Francisco” fueron los gérmenes de su libro.

placeholder Kobek ensalza San Francisco (“la ciudad más bella de Estados Unidos”, dice su libro), pero critica el clasismo, sexismo o gentrificación en Silicon Valley.  (Pixabay)
Kobek ensalza San Francisco (“la ciudad más bella de Estados Unidos”, dice su libro), pero critica el clasismo, sexismo o gentrificación en Silicon Valley. (Pixabay)

El escritor se autopublicó esta novela a comienzos de 2016 y pronto se convirtió en un éxito que llegó hasta las páginas de ‘The New York Times’ y con el que viajó a la Feria del Libro de Fráncfort. Entre las razones del éxito en su país estuvieron el mimo que le dedicaron las librerías independientes de San Francisco, que sufren lo que el escritor veía y experimentaba: el aumento de los alquileres y una caída de las ventas por las tiendas online. Irónicamente, también fue uno de los más vendidos en Amazon, tanto en papel como en digital.

Con esta portada [el título ocupa todo el espacio], creo que el libro se hubiera vendido bien incluso si las páginas estuvieran en blanco”, dijo en una entrevista. En la ficción, por cierto, Adeline vende más ejemplares de sus obras después de convertirse en el centro de la polémica, algo que le encanta: “He decidido que si otros me usan para ganar su vil metal, yo al menos intentaré vender algún cómic”.

El libro empezó como un proyhecto autopublicado. Pronto se convirtió en un fenómeno de masas

En sus páginas hay lanzas contra la ya citada gentrificación (“‘revitalizar’ era una palabra en clave usada por las instituciones racistas para poner en práctica políticas de limpieza racial que hicieran que el barrio fuera menos atractivo para los negros”), la propia San Francisco (“la ciudad más bella de Estados Unidos”, pero “llena de las personas más insoportables”), o Twitter (“nos hace parecer a todos quinceañeros quejicones”, opina uno de los personajes). De internet se dice que es “una red informática que unos usaban para recordarles a otros que eran unos pedazo de mierda asquerosos”.

El MIT y "nuevas formas de matar a gente"

También hay una defensa de las humanidades; sobre centros como el MIT o el Instituto Tecnológico de California, el narrador asegura: “Los profesores de estos centros pasaban directamente de cosas como la lectura y el pensamiento crítico y concentraban sus esfuerzos en concebir nuevas maneras de matar gente”. De la de Yale cuenta que “usaban las humanidades como tapadera para desarrollar mejores armas para futuras guerras”.

Kobek es muy crítico con el patriarcado, otro de los temas que se pasea por ‘Odio internet’. A pesar de “todos los indiscutibles progresos sociales que han tenido lugar”, aún hay algo que no se ha conseguido: “La misma gente gobierna el mundo, la misma gente dicta los modos como nos comportamos”. La elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos le parece un signo de que las cosas no van a cambiar. “No creo que puedas ver la elección de Trump y sentir que las cosas vayan a mejorar desde que escribí el libro. Trump es un perfecto símbolo de esto”, asegura.

placeholder Twitter “nos hace parecer a todos quinceañeros quejicones”, dice uno de los personajes de ‘Odio internet’. (Imagen: Garry Knight | Flickr)
Twitter “nos hace parecer a todos quinceañeros quejicones”, dice uno de los personajes de ‘Odio internet’. (Imagen: Garry Knight | Flickr)

Por otra parte, el autor es consciente de que el proceso de producción de una sátira sobre internet puede estar lleno de ironía, y no sólo por su éxito en Amazon. “No hay forma de escribir un libro o producir un libro o hacer algo como un libro que no sea en un ordenador. El modo en el que los ordenadores se fabrican no es bueno en absoluto”: la forma en que los minerales se extraen, los trabajadores explotados que lo fabrican… Los ordenadores “representan una especie de mal globalizado que ahora son herramientas de expresión”, dice, y los compara con las máquinas de escribir con las que trabajaban sus compatriotas hace 50 años: “Probablemente eran fabricadas en Estados Unidos por gente que era bien pagada”.

Foto: Montaje: Carmen Castellón
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Otro trabajador que tiene mucho protagonismo en el libro es Jack Kirby, creador de muchos de los clásicos superhéroes (‘Capitán América’, ‘Los Cuatro Fantásticos’...), pero que no recibió los ‘royalties’ que debería por ello. Kobek lo equipara a todos los que generan hoy contenido para los gigantes tecnológicos, que obtienen ingresos con la publicidad a costa del trabajo ajeno.

Correo electrónico antes que Facebook

placeholder Portada de 'Odio Internet'. (Lince)
Portada de 'Odio Internet'. (Lince)

Kobek no es de esos que odian internet. No se prodiga mucho por las redes sociales, aunque sí consume otros productos. “Creo que nadie puede usar internet ahora y no tener alguna interacción con YouTube, por desgracia o por suerte, depende”. Él es sobre todo de correo electrónico. Tiene una cuenta de Facebook, pero apenas accede, “excepto para [contactar con] unos amigos en Europa que ya no usan el correo electrónico”. En su perfil de Twitter solo hay siete tuits; los dos últimos, del 27 de marzo de 2010.

Tras escribir el libro, describe el futuro de internet como “interesante”. Se pregunta si puede haber otro modo de ganar dinero en la Red, más allá de la publicidad.

En su obra, el narrador carga contra Google X, el laboratorio tecnológico de la multinacional del buscador, que define como “la mentira” con la que oculta “que sus ingresos se debían a la publicidad”. “El verdadero sentido de Google X era publicitar la mítica visión de que Google era una empresa dedicada a la innovación”. Cuando, a su juicio, en realidad es una máquina de hacer dinero a base de anuncios.

El libro tuvo una difusión en Estados Unidos que sobrepasó a Kobek, quien hasta entonces era un desconocido treintañero que solo tenía un libro en la calle. “‘Odio internet’ ha sido un éxito insólito que no esperaba. Hasta hace poco, ha ocupado una gran cantidad de mi tiempo”, asegura. Ha escrito una segunda novela, que ahora está en proceso de revisión y sobre la que aún prefiere no hablar. De momento, la sátira sobre todo lo que rodea a algunas de las empresas más veneradas del mundo explota en español, como ya lo hizo en inglés dejando un reguero de trapos sucios aireados a su paso.

Adeline, una dibujante de cómics en una industria sexista y racista, recibe numerosos mensajes insultantes a través de internet. Le llegan tras expresar una opinión controvertida sobre Beyoncé, Rihanna y otras mujeres en una conferencia. Cuando alguien la grabó y la subió a YouTube, la mecha había prendido, ayudada por una cultura que minusvalora a las mujeres. En un principio, alentada por algunos conocidos, Adeline rechaza contestar a los mensajes de odio que le llegan a través de las redes sociales, pero luego se anima a abrir una cuenta de Twitter e introducirse en ese mundo de troles y mamporreros.

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