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Los eternos candidatos al nobel de ciencia (y por qué se quedaron en el camino)
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Los eternos candidatos al nobel de ciencia (y por qué se quedaron en el camino)

Las ondas gravitacionales y la técnica de edición genética CRISPR parecen llamadas a hacerse con uno de estos galardones, pero este año no ha podido ser

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Siete investigadores han sido galardonados este año con los tres Nobeles de ciencia (tres de ellos escoceses). Muchos otros parecían destinados a ganar, desde nombres muy repetidos como Stephen Hawking e investigadores ya fallecidos como Rosalind Franklin, se sitúan unos cuantos que aparecen en todas las quinielas. Técnicas revolucionarias como la CRISPR y superestrellas como Kip Thorne aparecen en la lista de favoritos de Thomson Reuters que, al menos este año, se han quedado fuera. ¿Por qué las ondas gravitacionales no han ganado?

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Rocío P. Benavente

CRISPR y Mojica

El Murakami de los nobeles de ciencia. Esta técnica de edición genética sale en todas las quinielas para la categoría de Fisiología o Medicina desde que en 2012 las investigadoras Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna descubrieron que las secuencias de ciertos microorganismos podrían utilizarse en un 'corta y pega', un sistema para modificar genomas más eficaz, barato, específico y fácil de usar que los métodos anteriores.

Este descubrimiento tiene, además, sabor español. Fue el alicantino Francis Mojica quien, en los 80, descubrió que unas arqueas —microorganismos similares a bacterias— presentes en los marjales de Santa Pola (Alicante) tenían unas misteriosas secuencias repetidas en su genoma. El investigador iniciaba así, sin quererlo, lo que ya se califica de revolución: sus aplicaciones van desde la curación de enfermedades neurodegenerativas a la 'creación' de niños a la carta.

Las quinielas se emocionaron demasiado ante la posibilidad de que las creadoras de esta técnica —a las que hay que sumar al investigador del MIT que primero la utilizó, Feng Zhang—, o incluso el propio Mojica, recibieran uno de los nobeles de ciencia. El español explica mejor que nadie a Sinc lo aventurero que resultaba este pronóstico: "Es muy poco probable que le den el Nobel a CRISPR, es demasiado pronto; y es improbable que me lo concedan a mí en particular".

El Nobel a CRISPR llegará, pero no este año. Si esta técnica de edición genética es la gran revolución del siglo XXI, la PCR fue el mayor avance del XX. Esta técnica ideada por Kary Mullis en 1985 no recibió el Premio Nobel de Química hasta 1993, cuando ya había demostrado su potencial para cambiar la forma de trabajar en los laboratorios de todo el mundo.

Kip Thorne y las ondas gravitacionales

El físico estadounidense es uno de los grandes genios de nuestra época, por lo que las quinielas suelen recordar que la historia le debe un nobel. Sus trabajos sobre la Teoría de la Relatividad General de Einstein van desde los agujeros de gusano a la cosmología de los agujeros negros. Por ese motivo colaboró con Christopher Nolan en el guion de la película 'Interstellar', alabada por su exactitud científica —y explicada en el libro 'The Science of Interstellar'—.

"Es muy poco probable que le den el Nobel a CRISPR, es demasiado pronto; y es improbable que me lo concedan a mí en particular", admitía Mojica

Pero son las ondas gravitacionales las que colocaron una vez más en la lista de favoritos para el Nobel de Física a Thorne. El investigador estaounidense es una autoridad mundial en este campo, cuyos expertos se cuentan con los dedos de una mano. Fue él quien, siguiendo la predicción de Einstein sobre la existencia de estas ondulaciones, cofundó el experimento LIGO que llevó a su confirmación.

El trabajo de Thorne, junto al de los físicos Ronald Drever y Rainer Weiss permitió construir el Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO) con el que se detectaron una canción que el universo compuso hace 1.300 millones de años. Un Premio Nobel de Física que también parece probable en el futuro pero que no llegó a tiempo para las nominaciones de 2016. Como escribe el divulgador Francisco R. Villatoro en su blog: "En mi opinión, el Premio Nobel de Física de 2017 parece muy claro, se concederá a Drever, Thorne y Weiss". Habrá que esperar un año más.

Cómo funciona nuestro sistema inmune

Los linfocitos T son las células que coordinan nuestro sistema inmunológico. Dicho de otra forma: esos señores que recorrían nuestro cuerpo dentro de una nave en la serie 'Érase una vez la vida'. De su correcto funcionamiento depende la victoria del organismo frente a virus y bacterias... y en caso de fallos surgen las enfermedades autoinmunes.

CD28 es el nombre que recibe una proteína situada en la membrana de estos linfocitos, y gracias a ella la célula 'decide' si ataca o no a otras células. James Allison, Jeffrey Bluestone y Craig Thompson son tres investigadores que lograron explicar el papel de esta proteína en la activación de los linfocitos T. Sus descubrimientos han permitido el desarrollo de nuevos tratamientos contra el cáncer.

La inmunoterapia merece un Premio Nobel de Fisiología o Medicina, pues son muchos los avances llevados a cabo en la última década que han permitido paliar los efectos secundarios de las duras terapias contra el cáncer. Quizá en 2017, investigadores como Allison y Thompson vean recompensado su esfuerzo, o quizá se premie el trabajo de Arlene Sharpe en el estudio de las PD-1, una proteína también ligada con los linfocitos T y la respuesta inmune. Una mujer ganando un Nobel nunca está de más.

Siete investigadores han sido galardonados este año con los tres Nobeles de ciencia (tres de ellos escoceses). Muchos otros parecían destinados a ganar, desde nombres muy repetidos como Stephen Hawking e investigadores ya fallecidos como Rosalind Franklin, se sitúan unos cuantos que aparecen en todas las quinielas. Técnicas revolucionarias como la CRISPR y superestrellas como Kip Thorne aparecen en la lista de favoritos de Thomson Reuters que, al menos este año, se han quedado fuera. ¿Por qué las ondas gravitacionales no han ganado?

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