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Surface 2: el último gol en propia meta de Steve Ballmer
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MICROSOFT lanza la nueva versión de su 'tablet'

Surface 2: el último gol en propia meta de Steve Ballmer

Microsoft ha presentado la segunda generación de un producto que trató de ganar terreno al iPad, pero cuya indefinición le ha llevado hasta el desastre

Foto: Steve Ballmer muestra la primera versión de Surface en la 'keynote' celebrada en Las Vegas
Steve Ballmer muestra la primera versión de Surface en la 'keynote' celebrada en Las Vegas

Junio de 2012. El mundo de la tecnología se revuelve inquieto ante el inminente tablet de Microsoft, la gran venganza de un Steve Ballmer que sufría como nadie la errática presencia de la marca en el creciente mercado de los dispositivos móviles. Surface llegó al mundo y su presencia impresión: un buen diseño, un acabado impecable y sobrado de potencia.

Sobre el papel -ése que alguien sin duda blandiría entusiasmado en alguna reunión de la firma- aquello era caballo ganador. Pero los de Redmond erraron de lleno al confiar en que el total en un producto consistía en la simple suma de los componentes, y dejó de lado elementos que a la postre echaron por tierra un prometedor proyecto.

La arriesgada apuesta de Microsoft coqueteaba peligrosamente sobre la fina línea que separa los 'tablets' de los 'ultrabooks', o los portátiles minimalistas de última generación

Fueron varios los contratiempos de este interesante equipo de los creadores de Windows, pero uno fundamental, fue el que abocó Surface al fracaso: su indefinición. La arriesgada apuesta de Microsoft coqueteaba peligrosamente sobre la fina línea que separa los tablets de los ultrabooks, o los portátiles minimalistas de última generación. ¿Qué ocurrirá con Surface 2? Según parece, avanzará por el mismo camino.

De la indefinición al caos

Lo último que quiere un usuario que va a deshacerse de un buen pico es la confusión. ¿Es un tablet? ¿Es un portátil? Surface era un poco de todo, pero con el inconveniente de arrastrar lo peor de los dos mundos. En un claro intento por huir del camino trazado por Apple con el iPad y evitar que nadie pudiera acusarles de seguidismo, el equipo de Ballmer trazó su propio camino con un extraño experimento que mariposeaba tanto con el mundo de las tabletas como con el de los portátiles.

¿Ligero? Sí ¿Portátil? Sin duda ¿Versátil? Por descontado. Sin embargo, Microsoft se olvidó de dar respuesta por anticipado a la pregunta que el grueso de los compradores que se plantearía a la hora de considerar el equipo: ¿qué ventajas tiene Surface frente a un tablet? ¿Y frente a un portátil? Y aquí la fugaz estrella de los norteamericanos se estrellaba sin contemplaciones.

La oferta de productos de tecnología es tan amplia y variada que los consumidores cada vez demandan soluciones más a medida, hasta el punto en el que se pueden adquirir portátiles exclusivos para los fans de los juegos, o bien ultraligeros para los más viajeros. Pero Surface era un producto que no ofrecía una definición clara al comprador, y hay que sumar a este hecho que llegaba al mercado con pocas aplicaciones que pudieran sacar todo el jugo del hardware.

Por si todo esto fuera poco, el precio de salida era desorbitado y añadía más interrogantes a los que ya tenían el dinero en la mano para pasar por caja: por ese importe uno se podía comprar un portátil y un tablet, o bien el temido iPad en su modelo más caro. Y como quiera que a perro flaco todo son pulgas, las primeras críticas de los primeros análisis fueron muy severas. Lo que faltaba para animar la fiesta. Así las cosas, el fabricante se vio obligado al año de su lanzamiento a reconocer el desastre. El lanzamiento y promoción de Surface había supuesto una auténtica sangría en las cuentas de los de Washington.

Un desastre atribuido a Ballmer

De hecho, fueron muchos los que pusieron el desastre de Surface en el haber de Ballmer y como una de las causas de su salida de la firma. Era esperable que el equipo fuera el primero y último de la saga. Un arriesgado experimento que había acabado en un mal sueño. Pero no. El gigante no ceja en su empeño y vuelve a la carga con la segunda versión del equipo, y lo que es peor, sin alterar ni uno solo de los factores que potencialmente han llevado al producto al colapso.

Microsoft ha presentado una versión mejorada del modelo anterior, un 'más de lo mismo' sin rectificar un ápice los factores clave del mismo y sin resolver la confusión del comprador

Microsoft ha presentado una versión mejorada del modelo anterior, un más de lo mismo sin rectificar un ápice los factores clave del mismo y sin resolver la confusión del comprador. Por si fuera poco, y para mayor escarnio de los que se animaron a comprar la primera versión, el directivo a cargo de la presentación Panos Panay no ha tenido empacho en calificar la batería del modelo anterior como “terrible”. Y estamos hablando de un equipo con un año de vida.

Pero la marca lo tiene claro y cree a ciegas que hay un mercado creciente para su producto. Un segundo impulso que corrige los errores de hardware del modelo original, pero que omite los factores clave que impiden que el usuario corra a hacerse con uno. Como siempre, será el mercado el que dicte sentencia para esta segunda oportunidad.

Junio de 2012. El mundo de la tecnología se revuelve inquieto ante el inminente tablet de Microsoft, la gran venganza de un Steve Ballmer que sufría como nadie la errática presencia de la marca en el creciente mercado de los dispositivos móviles. Surface llegó al mundo y su presencia impresión: un buen diseño, un acabado impecable y sobrado de potencia.

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