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Las claves del caso Laura Luelmo: los "78 minutos de infierno" a manos de Bernardo Montoya
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juicio por el crimen de Laura Luelmo

Las claves del caso Laura Luelmo: los "78 minutos de infierno" a manos de Bernardo Montoya

Bernardo Montoya asesinó y agredió sexualmente a Laura Luelmo en El Campillo en 2018; eso es, hasta ahora, lo que confirma la investigación, pero ¿cómo ocurrió? ¿Estuvo implicada realmente la pareja del preso?

Foto: Laura Luelmo, la joven profesora asesinada en El Campillo en 2018 por Bernardo Montoya. (EFE)
Laura Luelmo, la joven profesora asesinada en El Campillo en 2018 por Bernardo Montoya. (EFE)

A partir de este lunes, 15 de noviembre, la Audiencia Provincial de Huelva juzgará a Bernardo Montoya por el caso de Laura Luelmo, la joven profesora asesinada en la localidad de El Campillo en 2018. El acusado se enfrenta a un jurado popular y a una pena de 32 años de prisión por los delitos de detención ilegal y agresión sexual, y la máxima condena que acoge el Código Penal; la prisión permanente revisable por el delito de asesinato, aplicando las agravantes de género y reincidencia.

El asesinato de Laura Luelmo se produjo en medio de un revuelo mediático comparable al de otros crímenes similares, como el de Diana Quer o Marta del Castillo. El eco del caso se debió no solo a la atrocidad de los crímenes cometidos, sino a que ocurrió en el seno de una localidad poco acostumbrada a estar en el ojo público. Tras enterarse de lo sucedido, los vecinos de El Campillo volcaron su ira contra el sospechoso, como también hicieron con el reciente crimen de Lardero, pero también infundió miedo en sus calles al darse cuenta de que entre ellos se encontraba un exrecluso reincidente, lo que hizo que el Gobierno se planteara reforzar las medidas de vigilancia de antiguos presos y, como ya ocurrió con el crimen de Diana Quer, el debate sobre la prisión permanente revisable volvió a ponerse sobre la mesa parlamentaria.

Cronología del caso

12 de diciembre de 2018. Laura Luelmo, de 26 años, salió de su casa en la localidad de El Campillo (Huelva) para ir a correr. Sobre las cuatro de la tarde, habló con su novio por el móvil y eso es lo último que se sabe. En esa conversación, la joven maestra le había comentado a su pareja que había un vecino suyo que la incomodaba con su mirada.

Tras presentar la pertinente denuncia ante la Guardia Civil, su familia y amigos difundieron su imagen y descripción a través de las redes sociales pidiendo ayuda ciudadana. Tres días después, el pueblo y las autoridades peinaron la zona en la que habían detectado señal de su móvil por última vez.

Luelmo se mudó desde Zamora a esa pequeña localidad solo unos días antes de su desaparición para cubrir una sustitución como profesora de Plástica en un instituto cercano a El Campillo, en Nerva. La joven apenas tuvo tiempo de hacer amistades en su nuevo hogar.

17 de diciembre. Un vecino de la zona encontró el cuerpo de Luelmo a cinco kilómetros de donde vivía ella, en Zalamea. El cadáver estaba semidesnudo, cubierto de vegetación y presentaba, a todas luces, signos de violencia. Tras confirmarse la identidad del cuerpo, el único hombre del que tuvieron ligeras sospechas pasó a estar en el punto de mira de los agentes. Se trataba de un vecino que vivía frente a la joven, de 50 años, y con una condena de 15 años por matar a puñaladas a una anciana y varias reyertas.

Un equipo de expertos se trasladó desde Madrid hasta Zalamea para examinar el cuerpo y la escena del crimen, donde dieron con unas huellas de pisadas y de ruedas de vehículos que podrían dar alguna pista sobre si fue asesinada allí o la trasladaron. También rastrearon la última señal del móvil de la víctima, detectada en dirección opuesta al lugar donde la habían encontrado.

18 de diciembre. La Guardia Civil detuvo al primer sospechoso de la muerte de Luelmo, Bernardo Montoya, el hombre que intimidó a la víctima y a quien la UCO estuvo días vigilando. Tras horas de interrogatorio, el sospechoso confesó que él mató a la joven tras intentar agredirla sexualmente. "Me preguntó por un supermercado y la mandé a un callejón sin salida. Me monté en el coche y llegué primero al callejón. La agarré y golpeé su cabeza contra el maletero. Le até las manos a la espalda y la envolví en una manta. La desnudé de cintura para abajo y traté de violarla, pero no lo conseguí", informaba 'Espejo Público'. Tal y como confesó ante la Policía, sentía una "fuerte atracción" por la víctima.

Foto: Jóvenes del instituto de la localidad onubense de Zalamea la Real colocan carteles en recuerdo de Laura. (EFE)

A partir de ahí, la Policía comenzó a barajar la hipótesis de que Luelmo hubiera muerto desangrada tras ser abandonada por su asesino en una explanada. Según el informe preliminar de la autopsia, la víctima murió entre dos y tres días después de ser raptada por su vecino y hallaron restos biológicos del detenido en su cuerpo.

20 de diciembre. La ira del pueblo de El Campillo y el eco mediático del caso del asesinato de Laura Luelmo provocaron que el Estado se replanteara, por primera vez, reforzar las medidas para vigilar a los antiguos presos peligrosos incluso después de cumplir sus condenas de cárcel.

22 de diciembre. Tras comparecer en el juzgado durante cinco horas e ingresar en prisión provisional, Montoya declaró ante las cámaras de prensa que lo esperaban a la salida para disculparse con la familia Luelmo: "Pido disculpas a la familia. Lo siento". El sospechoso pasó entonces a ser acusado de detención ilegal, agresión sexual y asesinato de la maestra.

placeholder El asesino confeso de Laura Luelmo, Bernardo Montoya, a su llegada a los juzgados. (EFE)
El asesino confeso de Laura Luelmo, Bernardo Montoya, a su llegada a los juzgados. (EFE)

26 de diciembre. La Guardia Civil expuso, por primera vez, su relato de los hechos. Tras una esmerada investigación, los agentes resuelven que Montoya dio una dirección errónea a Laura cuando esta le preguntó por un supermercado y la asaltó. Después, la introdujo por la fuerza en su casa y la amordazó, aunque la joven se defendió y le dio una patada —provocándole un fuerte dolor por el que más tarde tuvo que asistir al médico—, lo que hizo que este respondiera golpeándola en la cabeza. A continuación, envolvió a la joven con una manta y la metió en su coche para llevársela a un descampado, a 10 km de El Campillo, y allí la agredió sexualmente. Según los informes policiales, Luelmo no sufrió.

Cambio de versión: fue Josefa y no hubo violación

31 de enero de 2019. Los padres de la víctima se pronunciaron en público a través de una carta publicada por 'ABC' en la que cargaron duramente contra el Gobierno por no haber tenido vigilado al asesino: "El Estado ha fracasado estrepitosamente al no ser capaz de garantizar el derecho a la vida y la integridad física de nuestra hija, al exponerla a un ser monstruoso que cuando sale en libertad comete, de nuevo, en la persona de nuestra hija los dos actos por los que fue anteriormente condenado". Tras estas palabras, los padres reclamaron una revisión del Código Penal.

4 de abril. Tocó el turno de declarar ante el juez para Montoya y cambió radicalmente su versión de la historia. Según la declaración ante los investigadores, Laura vivió en una casa que antes habitaron los Montoya y su pareja, Josefa, sentía celos de la joven profesora. Cegada por ellos, sufrió un ataque de ira cuando vio a su compañero hablar con ella y, por ello, le dio un fuerte golpe en la cabeza a la maestra con una escoba, lo que explicaría el rastro de sangre que había dentro de la casa. Luego, la maniató para que no se revolviera y Josefa cogió un martillo con el que la volvió a golpear.

Montoya llevaba cuatro días en prisión cuando se lo contó a los funcionarios y ya se había levantado el secreto de sumario. Para justificar que Laura estaba semidesnuda, dice que el pantalón se le enganchó en los matorrales, pero obvió que fue violada.

16 de mayo. El juez dictó orden de detención contra la exnovia del presunto asesino de Laura Luelmo, Josefa, tras el último testimonio del detenido, quien aseguró que era ella quien sabía dónde estaba la supuesta arma homicida, el martillo. La investigada, que estaba citada para declarar, no se presentó en los juzgados.

15 de noviembre de 2021. Arranca el juicio contra Bernardo Montoya por el asesinato de Laura Luelmo en la Audiencia Provincial de Huelva.

El perfil de Bernardo Montoya

Bernardo Montoya tenía 50 años cuando fue detenido y fue el sospechoso número uno desde el principio para la Guardia Civil, dada la cercanía de su vivienda a la de Laura Luelmo y su amplio historial delictivo. El acusado ya fue condenado en 1997 por asesinar a una anciana de 82 años en la localidad de Cortegana, próxima a El Campillo, para que esta no testificara contra él. Por este crimen fue penado con 20 años de cárcel y salió del centro penitenciario tan solo dos meses antes del asesinato de Luelmo, tras cumplir 17 años de condena. Según la sentencia dictada por la Audiencia Provincial de Huelva, Montoya sufría una grave adicción a la heroína y cocaína.

Así es el asesino confeso de Laura Luelmo

Tras el crimen de Laura Luelmo, los agentes de la Guardia Civil dirigieron sus sospechas hacia él y estuvieron siguiéndolo durante días. Cuando encontraron el cuerpo de la víctima, Montoya cogió su coche y se dirigió hacia el campo, tratando de huir, momento en el que la Benemérita inició una persecución hasta detenerlo, cuando ya se encontraba a más de 50 kilómetros de distancia del pueblo. Según pudo saber El Confidencial, han sido los vecinos del pueblo los que pidieron a los cuerpos de seguridad que pusieran el foco en ambos hermanos.

A partir de este lunes, 15 de noviembre, la Audiencia Provincial de Huelva juzgará a Bernardo Montoya por el caso de Laura Luelmo, la joven profesora asesinada en la localidad de El Campillo en 2018. El acusado se enfrenta a un jurado popular y a una pena de 32 años de prisión por los delitos de detención ilegal y agresión sexual, y la máxima condena que acoge el Código Penal; la prisión permanente revisable por el delito de asesinato, aplicando las agravantes de género y reincidencia.

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