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¿Por qué mataron a Helena Jubany? El caso podría tener un sospechoso, 20 años después
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¿Por qué mataron a Helena Jubany? El caso podría tener un sospechoso, 20 años después

La bibliotecaria estuvo chateando con una persona y ahora los investigadores han hallado una "clara conexión" entre este mail y los anónimos que Jubany recibió antes de ser asesinada

Foto: Helena Jubany, la bibliotecaria asesinada en 2001. Fuente: cedida
Helena Jubany, la bibliotecaria asesinada en 2001. Fuente: cedida

Han tenido que pasar 20 años del crimen de Helena Jubany para que el caso resurja con mayor fuerza. Después de que el pasado mes de mayo el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Sabadell reabriera la investigación para que la Policía analizase por "completo" el disco duro del ordenador de la víctima en busca de nuevas pistas, ahora el juez ha imputado a un sospechoso del asesinato que resultó ser el autor de estos mails. El motivo, la sospecha de que esta persona estuviera también detrás de las notas amenazantes que la joven bibliotecaria recibió poco antes de ser asesinada.

Helena Jubany tenía 20 años y por diciembre de 2001 trabajaba como bibliotecaria en el municipio de Senmanat, situado en una comarca del Vallès Occidental, aunque ya había hecho sus pinitos como periodista en algún medio local. Uno de esos días ordinarios en los que la joven se encontraba en su piso en el barrio de la Creu Alta de Sabadell, se encontró con que habían dejado una botella de horchata en su puerta. Junto a ella, había una nota escrita: "Pasábamos por aquí y hemos dicho ‘a ver Helena, ¿qué se cuenta?’ ¿Quiénes somos? Te llamaremos. A comérselo todo”.

Foto: Helena Jubany, la joven bibliotecaria de 27 años que fue hallada muerta en Sabadell en diciembre de 2001

Esa nota la recibió unos meses antes de su muerte y, desde el primer momento, resultó ser demasiado extraña, ya que, tal y como señaló su hermano Joan a este medio, a la joven le encantaba esa bebida, un dato que no muchas personas conocían. Además, ella llevaba poco tiempo viviendo allí como para que alguien tuviera esa cercanía con ella.

Casi un mes más tarde, llegó la segunda nota. En aquella ocasión iba acompañada de un zumo de melocotón junto con una nota más larga y, aparentemente, más amigable. En ella sugerían un encuentro amistoso con Jubany en una de las excursiones de la Unión Excursionista de Sabadell (UES), donde ella colaboraba. Aquella vez, Jubany probó un poco de zumo, pero ese día no pudo apenas rendir en el trabajo del sueño que le inundó. Un poco extrañada de las misivas anónimas y del efecto que había tenido en ella la bebida, decidió llevarlo a unos laboratorios para que examinasen el zumo. Fue allí donde le revelaron que la bebida contenía somníferos.

placeholder La primera nota anónima que recibió Helena Jubany el 17 de septiembre de 2001. Fuente: Archivo
La primera nota anónima que recibió Helena Jubany el 17 de septiembre de 2001. Fuente: Archivo

El 2 de diciembre de 2001, un vecino de la calle Calvet d'Estrella de Sabadell encontró su cuerpo sobre las nueve de la mañana en un patio interior. Jubany estaba desnuda, su cuerpo presentaba quemaduras y, por lo que parecía, había caído de uno de los pisos. Después de que el padre de la joven presentara una denuncia por desaparición al no tener noticias de su hija en días, la Policía logró identificarla con el cadáver encontrado en el patio. Según los forenses, Helena fue drogada mucho antes de perder la vida y, de acuerdo con las diligencias practicadas, alguien pudo subirla hasta la azotea del edificio donde hallaron su cuerpo. Aunque antes de llegar al suelo se encontraba en estado de 'semicoma', aún seguía con vida cuando fue arrojada al vacío.

A raíz de lo sucedido, los investigadores iniciaron la investigación partiendo de las notas anónimas que la víctima había recibido meses antes de su muerte. El cerco de posibles sospechosos se centró únicamente en su grupo de amigos con quienes compartió algunas excursiones en la UES. Sin embargo, como apuntó el hermano, las autoridades nunca pensaron en ningún hombre, sino que pusieron su punto de mira en dos amigas de la víctima: Montserrat C. y Ana E. Su caligrafía parecía coincidir con la letra de las notas, por lo que fueron detenidas y en 2002 ingresaron en prisión provisional.

El 8 de mayo de 2002, Montserrat, de 31 años, se suicidó en la cárcel de mujeres de Wad-Ras, en el baño de su celda. Dejó una nota, sí. Alegando que ella no era la autora material del crimen, pero no daba ni una pista de quién lo fue. "Nosotros siempre hemos entendido que estaba por allí, pero que no fue quien tiró a Helena por la terraza", sentenció Joan. Tres años después de quitarse la vida, Ana, la otra acusada, salió de la cárcel. Después... nada. El caso quedó archivado.

Causa reabierta

Fueron muchos, entre ellos la familia de Montserrat y el entorno de Jubany, quienes pidieron más de una vez reabrir el caso para, entre otras cosas, solicitar que se investigase a algún hombre. Finalmente, en junio de 2020, el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Sabadell acordó reabrir las actuaciones para investigar a uno de los principales sospechosos y compañero de la víctima de la UES, Santiago Laiglesia. Sin embargo, la Audiencia de Barcelona acordó dejar sin efecto la reapertura del caso al considerar que las diligencias contra el sospechoso carecían de "relevancia" y que, en conclusión, había "insuficiencia culpabilística".

Un mes más tarde, el mismo juzgado decidió reabrir la investigación del crimen de Helena Jubany para poder analizar el contenido de su ordenador en busca de posibles pruebas, dejando así sin efecto el sobreseimiento provisional dictaminado en octubre de 2005, para abrir esta nueva diligencia policial de investigación. En ese último registro, los investigadores analizaron un disco duro en el que habría guardado un chat entre Jubany y una tercera persona que podría aportar una nueva pista al caso.

El sospechoso...y un acertijo

Ese es el hilo del que han tirado los agentes ahora y que ha llevado al juzgado de primera instancia número 2 de Sabadell a imputar al autor de estos mensajes por su "clara conexión" con los anónimos que la joven recibió antes del crimen, que responde a las iniciales de X.J.M. De acuerdo con la información recogida por Efe, el juez pide un informe pericial en el que se practique una comparativa caligráfica del investigado con los manuscritos recibidos en su día por Jubany. Además, acuerda la remisión del informe pericial aportado por la acusación particular a la unidad de la policía que está realizando el estudio del disco duro del ordenador de la víctima y de los datos derivados de este.

Para el magistrado, el contenido de un correo electrónico que X.J.M. envió a Jubany "presenta una conexión clara y directa con el texto del anónimo" recibido por la joven el 9 de octubre de 2001 y que está vinculado" con su muerte. Concretamente, se refiere a la segunda parte del segundo anónimo, en el que se mencionan unas circunstancias concretas que aparecen también en este correo electrónico que se acaba de analizar. "El texto del segundo anónimo que se envía a Helena Jubany funciona como una suerte de acertijo con pistas, para que pudiera averiguar quién era el autor de este y del anterior", sostiene el magistrado en el auto.

Han tenido que pasar 20 años del crimen de Helena Jubany para que el caso resurja con mayor fuerza. Después de que el pasado mes de mayo el Juzgado de Primera Instancia número 2 de Sabadell reabriera la investigación para que la Policía analizase por "completo" el disco duro del ordenador de la víctima en busca de nuevas pistas, ahora el juez ha imputado a un sospechoso del asesinato que resultó ser el autor de estos mails. El motivo, la sospecha de que esta persona estuviera también detrás de las notas amenazantes que la joven bibliotecaria recibió poco antes de ser asesinada.

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