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Toros de la Feria de San Isidro: no quiero buenos principios
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LLENO TOTAL EN LAS VENTAS

Toros de la Feria de San Isidro: no quiero buenos principios

Mejor ambiente imposible para arrancar la feria de este año que promete, vista la demanda de entradas, ser una de las de mayor asistencia de público de los últimos años

Foto: El diestro Morante este viernes en Las Ventas. (EFE/Mariscal)
El diestro Morante este viernes en Las Ventas. (EFE/Mariscal)

Plaza Monumental de Las Ventas, 10 de mayo de 2024

1ª de la Feria de San Isidro. Lleno de no hay billetes en tarde agradable y primaveral. Mejor ambiente imposible para arrancar la feria de este año que promete, vista la demanda de entradas, ser una de las de mayor asistencia de público de los últimos años.

Seis toros de Alcurrucén, de entre 548 y 585 kilos. Serios en general, en el tipo de la casa y sin las exageraciones de otras camadas lidiadas en esta plaza. Una de las ganaderías más prolijas de los últimos años que han generado un fenotipo propio aún dejando rasgos típicos de su procedencia Nuñez. Algo más desigual el segundo. Altos, con respetables pitones, anchos de pecho y largos. Fríos en los primeros tercios haciendo imposible el toreo de capote, marca de la casa, dificultades en banderillas y sin romper del todo en la muleta, brindaron momentos interesantes el primero, el mejor de todos, el segundo y el tercero, sin rematar ninguno la embestida como para facilitar grandes triunfos. Muy parado y soso el colorao segundo de Morante al que mató con habilidad, todo lo contrario que al primero de su lote. Caso todos cinqueños y el quinto con casi seis años, violento, manso, desclasado y mirón. Manso y deslucido también el sexto.

MORANTE DE LA PUEBLA, de nazareno y oro, pitos tras dos avisos y silencio con algunos pitos, o más bien pitos con algún silencio.

DIEGO URDIALES, de grana y oro, vuelta al ruedo con ligeras protestas incomprensibles y silencio.

GARCÍA PULIDO (que confirmaba la alternativa), de añil y plata, ovación tras petición y aviso en el que abrió plaza tras la ceremonia de confirmación y silencio.

Destacaron en el cuarto Curro Javier en la lidia y Joao Ferreira en banderillas.

Ciertas etnias milenarias llegadas del Indostán reniegan de principios favorables para sus múltiples vástagos. La afición se aferraba abandonando tendidos a la experiencia acumulada que da la tradición oral alrededor de hogueras y carros, palmas, guitarras y panderetas. Que a los gitanos no les gusten los buenos principios hoy era dogma en Las Ventas, de integración transversal, cuando dobló el sexto toro. Quemado el primer cartucho de Morante, la ilusión del primer día, el empuje sin precedentes que ha demostrado esta feria, tornó en miles de miradas cómplices que recurrían al tópico. En entornos más sensibles hablarían de racializar o estigmatizar un pueblo dada la gran coincidencia en la descripción del clavo al que la afición de las ventas parecía hoy agarrarse. Pero que no se escandalicen, que el conocimiento popular, la verdad de un buen refrán no debería ser señalamiento de mal gusto. Ellos lo dicen mucho, pues por algo será que acierten. En el peor de los casos, el de no dar crédito estadístico basado en métodos científicos, lo que te das es esperanza de que las cosas se arreglen. No veo mejor actitud posible para espera lo que venga, para no quedarse triste.

El consuelo refranero compensaba el torcimiento que tuvo la tarde apertura a partir del tercer toro. El primero de Pulido prometía embestidas tipo Nuñez por el suelo. Con ciertas dudas y esperas del toro que abría plaza, la firmeza confirmaba que el confirmante venía lo primero a dar la cara. Buenos momentos ligados, buenos remates de pecho, buena pose, buena planta e innata técnica y temple. Y valoro que es innata si cuentas que la de hoy es su segunda corrida como nobel matador. Qué difícil debe ser jugarte todo a una carta, que te de espada Morante, que inaugures San Isidro y no te cambie la cara. Mucho mérito García al que se le ve pulido plantándose firme ante el sexto, reservón y desabrido. Buen aire, buena promesa de no tan malos inicios.

Morante se brindó a ser reclamo del arranque de la feria. Y puede que haya pagado la falta de hábito del público de valorar ciertos lances. Algunos no habían vuelto a este granito en un año. Y claro, se les nota lentos valorando los engaños, los cites y las trincheras del maestro de la Puebla. Es verdad que con la espada dio un recital de pinchazos, el toro se aprendió el truco de no bajar su cabeza, Morante con sus recursos no resolvió la papeleta. Menos mal que el descabello al filo del tercer aviso le evitaría vergüenzas de toros que sufren la ofensa de volver a los corrales. Al segundo de su lote los cronistas de otras épocas apodaban marmolillo por aparentar ser estatuas, tan corto resultaba su recorrido. Mató con habilidad, con sosiego y con alivio y los pitos que sonaron, ni fueron pocos ni muchos, sonaron más que a disgusto a amenaza por la próxima. Madrid espera a Morante tras su larguísimo reinado, espero que ni torero ni público desesperen este año.

Urdiales también sufrió las dos caras de la inflexión de la tarde. Su tercero, serio toro, ponía a prueba el valor, la técnica y el conocimiento, no me pareció un toro tan fácil. Meritorio y pinturero por momentos en la plaza, la faena, que fue a menos, se desvaneció de a poco y a poco que acaba en nada. Tan a menos, que de haber transado una oreja, pasamos a las protestas de una vuelta algo forzada. El quinto fue un toro malo, engañoso y traicionero. Urdiales no es de batallas, cosa que yo le agradezco.

San Isidro, primer día, yo que no soy calé, cíngaro, cañí, bohemio, romaní, errante, flamenco, nómada, zalamero, gitano de pura cepa, entiendo que tampoco quiero buenos principios de feria. Espero que estén en lo cierto.

Plaza Monumental de Las Ventas, 10 de mayo de 2024

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