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Feria de San Isidro | Ilusión e ilusionistas

Seis novillos de Fuente Ymbro, de entre 480 y 520 kilos, bien presentados, con movilidad y dificultades. Algo faltos de clase en general

Foto: El novillero Álvaro Burdiel. (EFE/Kiko Huesca)
El novillero Álvaro Burdiel. (EFE/Kiko Huesca)

30 de mayo de 2023

18ª de la Feria de San Isidro.

Algo más de media entrada en la segunda novillada de la feria en tarde fresca, con lluvia intermitente y viento molesto y desagradable. Finalmente, no descargó el cielo tanto como amenazaba. Entró en primavera fresca San Isidro en uno de los años de ambiente más fresco que se recuerde.

Al finalizar el paseíllo, se guardó un respetuoso minuto de silencio en memoria del maestro José Fuentes.

Seis novillos de Fuente Ymbro, de entre 480 y 520 kilos, bien presentados, con movilidad y dificultades. Algo faltos de clase en general. A más el cuarto, bravo, en la muleta de Víctor Hernández, sin ser fácil, tuvo muletazos de interés gracias a las distancias que le planteó el torero. El quinto, algo más destartalado y descarado de pitones, embistió con alegría y ciertas dificultades. El sexto en la misma línea pero con más dificultades. En general, decepcionó el juego de una de las ganaderías con más garantía en la lidia de utreros de los últimos años.

• VÍCTOR HERNÁNDEZ, de azul pavo y oro, ovación tras aviso y silencio tras aviso.

• ÁLVARO BURDIEL, de azul marino y oro, silencio tras aviso y ovación tras petición de oreja.

• LALO DE MARÍA, de nazareno y oro, silencio tras aviso y ovación tras sufrir un fortísimo golpe en la cara al entrar a matar a su segundo. Le hundió la punta del pitón en la nariz y pudo acabar en tragedia.

Los tres novilleros fueron ovacionados al abandonar la plaza.

Marcos Prieto y Diego Valladar saludaron tras parear al cuarto y Marc Leal también se desmonteró tras un gran par en el sexto.

Iluso o ilusionado volví de nuevo a Las Ventas. La jornada de descanso, después de más de tres semanas de gota malaya taurina, aparenta un parón, un casi empezar de nuevo. Suscribo la iniciativa en favor de la descompresión de toros y de toreros con el abono y el cuerpo. Con ese viento que odio, con esa lluvia dispuesta, me encaramé al tendido con chubasquero y cerveza. Este martes no me rodeaban de cerca los volúmenes de otros días. Huecos tristes y mojados permitieron movimientos laterales sorprendentemente agradables y leves extensiones de espalda de prodigiosa comodidad, alejados del estándar de cualquier plaza de toros. Digamos que el estar era placentero a pesar de las ideas de esta incómoda primavera empeñada en fastidiar más a la fiesta que al campo. Ya nos llegará agosto.

En el primer toro, iluso, en el segundo ilusionado, en el tercero distraído, en el cuarto y quinto arrebatado, y al final del sexto asustado por el encontronazo de la fosa nasal de Lalo con la punta del pitón del fiero Tamboril.

Bajo mi absurdo paraguas, al cobijo de mi birra y con la ilusión intacta, tenía tantas esperanzas en los novillos de este martes que me acusé a mí mismo de no disfrutar más la tarde.

Foto: El diestro Miguel Ángel Perera entra a matar sin manoletinas a su primer toro ante la atenta mirada de los espectadores protegidos de la lluvia. (EFE/Juanjo Martín)
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Ilusionante el cartel, ilusorio el juego de los novillos, utópica la percepción de que la gente ayudara a estos chavales que empiezan a valorar sus virtudes en vez de subrayar errores. Una quimera de ensueño se me pasó por delante al riego de lluvias y birras. La gente aplaudiendo a rabiar, ponderando los inicios, dando aún más mérito al riesgo de jugarte una vida que, aunque aún no les parezca, resulta casi incipiente.

No hubo un triunfo redondo. Salvo que valoremos que todos salieron ilesos, Lalo algo maltrecho es cierto, y con rédito suficiente para seguir peleando un futuro que, siendo tan complicado, es el futuro que quieren. Ser figuras del toro. Los tres tienen condiciones en muñecas y en arrestos. Lástima que los de Fuente Ymbro solo apuntaran maneras y reventaran, a su manera, las buenas dotes de los hoy aspirantes a la gloria del toreo.

Foto: El torero Francisco José Espada. (EFE/Zipi Aragón)
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Largas cambiadas de rodillas, pases cambiados por poco, manoletinas al borde de pitones en el pecho, estocadas cara a cara con la literalidad de que Lalo le puso las napias al toro a tiro de gran tragedia.

Otra tarde entretenida de intenciones y puedos. Otro día en el que el clima desacredita esfuerzos, el público va obligado y parece que es rutina. Pero es tan especial el verles desgranando tauromaquia, intentando ser toreros, que yo no me perdería novillada mientras pueda.

30 de mayo de 2023

Tauromaquia
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