Es noticia
La crisis también le pegó duro a Jorge Morillo, el papá Noel de los marginados
  1. Sociedad
VIVE DE LA PROVIDENCIA Y DE LOS 426€ DE AYUDA

La crisis también le pegó duro a Jorge Morillo, el papá Noel de los marginados

Tiene una rodilla averiada, los dientes gastados (bruxismo) y un sinfín de problemas que le bailan por la cabeza. “Sufrimiento por no poder hacer más por

Foto: La crisis también le pegó duro a Jorge Morillo, el papá Noel de los marginados
La crisis también le pegó duro a Jorge Morillo, el papá Noel de los marginados

Tiene una rodilla averiada, los dientes gastados (bruxismo) y un sinfín de problemas que le bailan por la cabeza. “Sufrimiento por no poder hacer más por los que sufren”. Pero Jorge Morillo (54 años), el llamado Papa Noel de los marginados, jamás pierde su sonrisa azul. Este hombre fornido, de peculiar aspecto, anda pisando baches por culpa de los cornalones de una crisis “que no respeta a nadie y menos a los pobres”. Morillo, bético, educador y teólogo autodidacta, católico, apostólico y casi romano, vive de la providencia y de los 426 euros, como ayuda asistencial. Pero su mirada no refleja una astilla de tristeza y tampoco la perspectiva de un mañana oscuro le rompe el alma. “Porque el Jefe (Dios) nunca me abandona y cuesta muy poco una sonrisa”.

Lo que más le preocupa a Jorge es su dañada rodilla, cuyos corroídos cartílagos le impiden ejercer de maestro/entrenador/padre de más de un centenar de niños que juegan al fútbol y sueñan con un mundo más fácil. Estos niños, la mayoría de raza gitana, viven en El Vacie, las Tres mil viviendas y Torreblanca, barrios marginales de Sevilla, que reciben a Morillo con alegría, sin importarles sus greñas blancas, y el aspecto de Papa Noel disfrazado de bético, que le acompaña siempre. Porque Jorge cambia lágrimas por ilusión: un día sacó unos euros a un amigo y fletó un autocar, que transportó a 50 niños de El Vacie, invitados por el Circo del Sol. Ellos vieron, “atónitos, los chiquillos”, un maravilloso espectáculo de magia y luces. Así es Morillo: que mira a los ojos y le saca a Monteiserín, ex alcalde de Sevilla, una partida de autocares para llevar a la prole calé a las playas de Huelva, “para que se bañaran en el mar, cosa que algunos veían por vez primera”.

Pero los tiempos, durísimos, habitan atrapados entre las rocas. “Esta crisis afecta a los que siempre han sido más generosos con los marginales: las personas de la clase media. Porque los ricos, incluyendo la Duquesa de Alba, se estiran muy poco o nada”. Jorge asegura que no tiene un euro, y su labor ahora se ciñe en aporrear puertas y escuchar respuestas vestidas de silencio. Emite una queja: “Me paso 16 horas al día currando, me dejo el pellejo por los demás, sobre todo por la gente que no tiene voz, y la respuesta de los organismos y de los más pudientes siempre es la misma: silencio. Indiferencia”.

Sobre los políticos, ni rabia ni enfado: lástima. “Porque ellos no son más que marionetas del sistema de mercados. Fíjese qué paradoja: una crisis tan gorda como la que atravesamos, y el domingo en las elecciones ganará la derecha”.

De los políticos locales, sobre todo de Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla, descuelga cierto enfado, “porque cuando estaba en la oposición visitaba las chabolas, se hacía fotos y prometía cosas, ahora que ya es alcalde, se olvidó de todo. Y no recibe a nadie”.

Jorge Morillo, llama “Jefe” a Jesucristo, “porque Él alienta cada paso que doy y manda en mi vida”. Sobre la Iglesia tiene opiniones llenas de claros y oscuros. “Tiene que hacer más. Yo le he pedido ayuda para la clase marginal, un apoyo a mi trabajo. Así se lo dije al señor Arzobispo de Sevilla. Pero él sacó de su bolsillo y me dio 300 euros”. Y cuando habla del Papa se pone serio y derrama unas gotas de tristeza: “Yo le diría a su Santidad que escuchase más a los pobres”.

-¿Y al presidente del banco Santander? , ¿Qué le diría a Emilio Botín?

- Que leyese más los Evangelios. Me parece que su trabajo no se parece mucho a lo que dicen las Sagradas Escrituras.

Jorge Morillo maneja una furgoneta destartalada, repintada de verde y cubierta con estampas de Cristo, a favor de la vida y contra el aborto. Es conductor de un programa llamado “Jesucristo vive”. No cobra nada. Pero deja que hable su corazón y se carga de energías. En la calle da la mano a todos, “incluso a mis enemigos”. Un bético de toda la vida, reconoce que en la “acera de enfrente”, o sea, el Sevilla, es mucho más altruista que su club de siempre, “y eso que yo he pregonado mi amor por el Betis por todo el mundo y soy uno de sus embajadores más conocidos, incluso más que mi admirado Gordillo. Pero, amigo, el Betis no se estira, lo contrario que el Sevilla, cuyos dirigentes me han regalado un montón de balones y equipación para los chavales. Del Nido ha estado en las Tres mil y en El Vacie. Me ha prometido que irá a Torreblanca y también invitará a un  partido a los niños. Soy bético, pero tengo que ser justo con el Sevilla”.

- ¿Y el mal, qué aspecto tiene?

- El mal luce traje carísimo e impecable corbata. Prefiero mis niños de El Vacie.

Tiene una rodilla averiada, los dientes gastados (bruxismo) y un sinfín de problemas que le bailan por la cabeza. “Sufrimiento por no poder hacer más por los que sufren”. Pero Jorge Morillo (54 años), el llamado Papa Noel de los marginados, jamás pierde su sonrisa azul. Este hombre fornido, de peculiar aspecto, anda pisando baches por culpa de los cornalones de una crisis “que no respeta a nadie y menos a los pobres”. Morillo, bético, educador y teólogo autodidacta, católico, apostólico y casi romano, vive de la providencia y de los 426 euros, como ayuda asistencial. Pero su mirada no refleja una astilla de tristeza y tampoco la perspectiva de un mañana oscuro le rompe el alma. “Porque el Jefe (Dios) nunca me abandona y cuesta muy poco una sonrisa”.