Los indignados también tendrán su propia película ‘coral’ para mostrar “la revolución de las clases medias”

Si todo el mundo tiene derecho a su minuto de gloria, los indignados del 15-M, colectivamente, tendrán su largometraje a finales de octubre. Se trata de una película/documental, con formato de largometraje y de mediometraje (se distribuirá en ambos), que comenzó a rodar esta semana el cineasta Antoni Verdaguer, veterano en las lides de ponerse tras una cámara. No en vano dirigió filmes de éxito como El escote (con Laura Conti y Abel Folk), La telaraña (con Amparo Soler Real y Fernando Guillén),  Havanera 1820 (con Aitana Sánchez-Gijón, Fernando Guillén y Assumpta Serna), Pareja de tres (con Carmen Maura, Rosa María Sardà y Emilio Gutiérrez Caba) o Mujeres y hombres (con Sílvia Munt, Pep Anton Muñoz y Abel Folk). “Lo que pretendemos es explicar cómo los protagonistas del 15-M sienten el movimiento y cómo lo ven”, explica a El Confidencial Josep Jover, abogado, productor y amigo personal de Verdaguer.

Jover, que además pertenece a la comisión jurídica del movimiento, subraya que hay muchas cosas por contar de las explosiones de indignación en España. El perfil sociológico del indignado es el de una persona de 20 a 34 años, el 85% de los cuales tienen estudios superiores y la mayoría tienen trabajo, pero la inmensa mayoría también son mileuristas. “Habría que especificar que en las protestas hay dos fases. En la segunda, se incorpora a la misma una clase media en estado de shock. Son personas que hace dos o tres años tenían piso, chalet, coche... y que ahora no tienen nada, porque no pueden pagar la hipoteca. Se trata de una revolución de las clases medias, a las que han proletarizado”.

El filme que pretende rodar Verdaguer parte de una primera entrevista de varios activistas con el director Álex de la Iglesia en la Academia de Cine el 23 de diciembre del 2010. Ése fue el núcleo de lo que después se extendería como mancha de aceite en forma de protesta popular y callejera. “La gente quiso decir a los que mandan que no lo han hecho bien y que dejen paso a otros, que también tienen derecho a equivocarse”. Pero reconoce que no es sólo el hastío o la decepción la que llevó a miles de personas a la calle. “También hay otras motivaciones. Por ejemplo, ‘es la revolución que siempre quise hacer y nunca hice’. Pero, además, no ha sido una protesta política. En la organización de las protestas de Barcelona, por ejemplo, trabajan codo con codo una persona que fue fundadora de Ciudadanos y de UPyD y otra de Maulets [organización juvenil independentista]. Cuando acabe el proyecto, cada uno se irá a su partido, pero mientras tanto trabajan con un objetivo común”.

Indignados pretende ser una radiografía del movimiento. “Buscamos el líder anónimo. Nos importa más la señora que para una furgoneta de la Policía que altisonantes declaraciones de políticos. Lo que queremos mostrar es porqué los ciudadanos se movieron, porqué llegaban señoras a las plazas con bandejas de macarrones. Y es que allí estaban sus hijos. Eso demuestra que la protesta no tenía su origen en familias desestructuradas, sino en familias integradas”. En otras palabras, es un documental coral

Cien horas de imágenes de archivo

Para realizar el filme, el director dispone de más de 100 horas de imágenes reales, grabadas durante las movilizaciones de los pasados meses, además de dos centenares de entrevistas que se realizarán en las próximas semanas. El pasado lunes y martes, el equipo rodó escenas en la Plaza de Cataluña de Barcelona. Ayer y este viernes, rodó en la plaza del Sol, de Madrid. Y, próximamente, se desplazará a otras ciudades, como Sevilla, Málaga, Valencia, Bilbao y Logroño.

Jover destaca también que “hay cosas muy interesante por contar”. Por ejemplo, que, por primera, vez, la gran tecnología estaba por delante de la Policía y no detrás. Tanto es así que, en Barcelona, por ejemplo, se habían filmado todas las reuniones y manifestaciones y, a partir de esas grabaciones, se localizaron agentes infiltrados. A los cinco días de cobrar fuerza el movimiento, ya circulaban entre los indignados fotocopias con los rostros de esos infiltrados.

El productor subraya también que “el proyecto se convirtió en un auténtico máster en Políticas. Ahí, los que arrimaron el hombro tuvieron que aprender a mediar, a negociar, a diseñar proyectos, a formar comisiones...”. Además, niega que el movimiento como tal haya desaparecido. Sólo que, en un momento determinado, se trasladó a los barrios. “Se ha transformado”, explica. Pero insiste en que “fue un movimiento sin voluntad política. No quería cambiar el sistema, sino que pretendía jubilar a los que mandan porque lo han hecho muy mal. Y prueba de ello es que los temas puramente políticos quedaron apartados. Sin embargo, había uno determinante: el de los derechos fundamentales, según la Carta fundacional de las Naciones Unidas. Y entre los derechos fundamentales de primera, por ejemplo, está el derecho a la sanidad, mientras que el del derecho a la autodeterminación es de tercera. Eso es lo que permite, por ejemplo, que alguien de Ciudadanos trabaje junto a alguien de Maulets”.