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Los profesores, decididos a no rendirse
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ANTE LOS RECORTES DE PERSONAL EN SECUNDARIA

Los profesores, decididos a no rendirse

"El recorte de interinos supondrá una merma de la calidad en la educación"; "daré asignaturas que no domino"; "este curso asumiré un grupo y una asignatura

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Los profesores, decididos a no rendirse

"El recorte de interinos supondrá una merma de la calidad en la educación"; "daré asignaturas que no domino"; "este curso asumiré un grupo y una asignatura más"; "no nos da miedo trabajar lo que haga falta, pero necesitamos más profesores"... Estas son algunas de las consignas que esgrime el colectivo de docentes en su lucha contra los recortes en la educación.

Los nuevos ajustes anunciados por los Gobiernos autonómicos para el nuevo curso académico en Secundaria han puesto en pie de guerra a sindicatos y comunidad educativa. Y es que, detrás de las cifras que ponen sobre la mesa las administraciones, hay historias humanas. Frente a los datos, que indican que solo en la Comunidad de Madrid cerca de 3.000 interinos se quedarán en la calle, según cálculos de los sindicatos, o que las horas lectivas de los docentes pasarán de 18 a 20, los profesores aprovechan su experiencia para mostrar la realidad del día a día en un aula; los problemas que no quedan recogidos en ningún informe.

"Me han dejado sin futuro", asegura Silvia P., una interina afectada por los rescortes que se ha quedado sin trabajo para el próximo curso. "Impartía clases de Griego en un instituto de Fuenlabrada y ahora estoy en la calle. Sólo me queda esperar a conseguir alguna sustitución o pasarme a la educación privada", explica. Esta profesora se resiste a abandonar la lucha, porque cree firmemente en la educación pública: "Quiero trabajar y quiero hacerlo en el sistema de enseñanza pública, porque creo que tanto los niños ricos como los pobres merecen una buena educación". Pero en cuanto las aulas vuelvan a abrir sus puertas su asignatura de griego tendrá que asumirla una compañera, la profesora de Latín. "Está atacada, porque lleva 20 años sin dar esa clase. Me ha pedido ayuda", dice Silvia.

"No puede ser que una compañera especializada en una materia tenga que dar Inglés, por ejemplo, para completar su horario; de esta forma se pierde la calidad de la enseñanza, que se siempre se ha caracterizado por la especialización", puntualiza Alicia M., quien lleva más de 20 años trabajando en un instituto. El recorte en las plantilas va a suponer un aumento de alumnos por profesor. "No vamos a poder atender de forma adecuada las necesidades del alumnado, no va a haber medios ni tiempo para enseñar a chicos con desfase curricular por razones sociales, ni al inmigrante que se incorpora a las aulas sin conocer nuestro idioma, ni al que presenta una discapacidad; estamos al máximo de horas y luego nos lanzarán, para desprestigiarnos, informes que hablen de un 30 o un 40% de fracaso escolar", manifiesta Margarita G., profesora de dibujo que quizás, cuando elaboren el nuevo calendario, también aloje en su cartera la asignatura de tecnología.

Estos alegatos demuestran dos cosas: que los docentes están dispuestos a ir a la huelga y que el sentir general del profesorado se resume en que el Gobierno regional perjudica a la educación pública. A jucio de los profesores, la educáción pública se está jugando su supervivencia y los padres -a los que tratan de involucrar- la formación académica de sus hijos.

El futuro profesional, en el punto de mira

La educación es uno de los pilares básicos para construir un futuro. Si se reduce la inversión en la educación se corre el riesgo de aumentar la pobreza económica y social. Recortar gastos de los centros, reducir servicios educativos y profesorado, aumentar alumnos por aula, incrementar las horas lectivas al profesorado, amortizar jubilaciones... Seguramente logrará reducir el gasto -el ahorro estimado para las arcas públicas españolas será de 2.000 millones de euros-, pero también tendrá consecuencias nefastas para nuestra competitividad a medio y largo plazo.

"La educación es una necesidad, no una inversión productiva, aunque sí puede llegar a serlo a largo plazo para el país", explica Esmeralda C., profesora de Lengua y Literatura. "Todos los logros que habíamos conseguido en estos últimos 30 años los estamos dejando escapar. Con las famosas 20 horas se está intoxicando a la opinión pública y con ello se está tapando el verdadero problema: nuestros hijos van a tener una peor formación. Lo que está en juego es el futuro de nuestros hijos privándoles, por ejemplo, en barrios conflictivos, de una inserción social y de un futuro profesional", defiende Esmeralda, que recuerda que "la Ley dice que se tienen que dar un mínimo de 18 horas y un máximo de 21 en situaciones de excepcionalidad. Y con estos recortes lo que están haciendo es que algo que debería ser excepcional, puntual, convertirlo en norma".

La Unesco reconoce en sus informes que una hora impartiendo una clase equivale a 3 horas de una jornada laboral de cualquier otra profesión. Y es que, de todos es sabido que los estudiantes son un público difícil. Jesús M., profesor de Biología y Geología, reconoce que "captar la atención de los chavales es agotador, se trabaja al máximo de tensión. Y con la sobrecarga de trabajo que se anuncia es posible que rendimiento no vaya a ser el óptimo. Tan sencillo como que voy a estar cansado. Voy a tener menos horas para corregir, por lo que tendré que mandarles sólo un trabajo en vez de tres, con lo que ellos perderán experiencia y formación".

El centro de Jesús pierde 10 profesores -de 52 pasa a tener ahora 42- y por falta de manos se cerrarán los grupos de desdoblamientos tán útiles para las clases de idiomas o de laboratorios. "No es lo mismo una clase de inglés con 15 alumnos, donde todos pueden intervenir y practicar la conversación, que una con más de 35. Y también con los recortes se han cargado las aulas que ayudan a la integración y al avance de los alumnos", añade.

Pedro H., especializado en Lengua y Literatura y con más de 25 años en un aula, ha pasado el verano preocupado, bajo la espada de Damocles. Tras estar nueve años en un mismo centro, en el mes de julio recibió un comunicado en el que se le anunciaba que sería desplazado. "Cuando se conoce el centro, a los alumnos, el entorno, se trabaja con más seguridad y eso mejora la calidad de una clase", asegura Pedro, quien se pregunta: "¿Si el pasado año hacían falta interinos que les ha hecho pensar que este año sobran -en la Comunidad de Madrid el número de alumnos ha aumentado un 3,1%-?". Como a muchos profesores, lejos de las 20 horas lectivas, lo que le preocupa es "el deterioro de la escuela pública".

Los ajustes, en cifras

Hasta ahora un profesor repartía sus 37,5 horas de jornada semanal en 18 horas lectivas, 10 complementarias -guardias, reuniones de departamento, organización del curso...- y el resto para corregir exámenes, preparar las clases o documentarse, entre otras actividades. Las horas de trabajo a lo largo de la semana seguirán siendo las mismas, pero se pone fin al seguimiento más personalizado de los alumnos.

En España, el gasto público en educación con relación al PIB no ha aumentado en los últimos 10 años, aunque sí lo ha hecho la inversión, pero en términos parecidos al incremento de ingresos. Y así nos va, con un fracaso escolar del 31,2% -aumentando el 7% en la última década-. Paradójicamente, parece que para mejorar la calidad de la enseñanza y la educación en las administraciones, como estrategia, para aumentar la calidad educativa y disminuir el fracaso escolar deciden reducir los recursos en la educación pública, empuñando la crisis econónica, que obliga a la búsqueda de ahorro y contención, como argumento.

"El recorte de interinos supondrá una merma de la calidad en la educación"; "daré asignaturas que no domino"; "este curso asumiré un grupo y una asignatura más"; "no nos da miedo trabajar lo que haga falta, pero necesitamos más profesores"... Estas son algunas de las consignas que esgrime el colectivo de docentes en su lucha contra los recortes en la educación.