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Una 'novicia' de 103 años en el JMJ
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ABANDONARÁ POR UNAS HORAS LOS 84 AÑOS DE CLAUSURA

Una 'novicia' de 103 años en el JMJ

Por fin ha llegado el día. Pocas cosas pueden hacer a sor Teresita abandonar su convento. No en vano es la monja de clausura que más

Foto: Una 'novicia' de 103 años en el JMJ
Una 'novicia' de 103 años en el JMJ

Por fin ha llegado el día. Pocas cosas pueden hacer a sor Teresita abandonar su convento. No en vano es la monja de clausura que más tiempo lleva en un monasterio: la friolera de 84 años, de sus 103 de vida (en septiembre celebrará los 104). Su vida y su celda están en el Convento de Buenafuente del Sistal (Guadalajara), un pueblo de menos de 200 habitantes. En los últimos días anda muy ilusionada porque el 19 de agosto dejará sus dependencias conventuales para ir a Madrid (a San Lorenzo de El Escorial) a ver a Benedicto XVI en el encuentro que el Papa mantendrá con religiosos durante las Jornadas Mundiales de la Juventud. Y allí estará sor Teresita.

Quizás, en la cita pueda recordar con el Santo Padre una fecha clave para ambos: el 16 de abril de 1927. Ese día sor Teresita ingresaba en el convento cisterciense de Buenafuente. Tenía sólo 19 años. Hora arriba hora abajo, nacía Oseph Aloisius Ratzinger en Alemania, hoy cabeza de la Iglesia Católica.

Sor Teresita nació en el seno de una familia humilde compitiendo con seis hermanos por hacerse con un bocado. “Éramos labradores. Estábamos en el campo de la mañana a la noche (lo que le obligó a abandonar el colegio a los 12 años), trabajando, pero lo pasábamos bien. Pero mi padre, viendo la vida que llevábamos en el campo, ¡y pensando que las monjas no trabajaban!, nos decía a mi hermana y a mí: ¿y no querrías ser monjas? Y yo, por contentar a mi padre, le recé a la patrona de Vitoria y le pedí que me diese vocación… ¡Y vaya si me la dio!”. Así es como sor Teresita abandona su pueblo natal, Foronda (un pueblo hoy perteneciente a municipio de Vitoria) y su nombre civil, Valeria, para dedicar su vida a los principios de San Benito: ora et labora.

Una vivencia publicada

Sor Teresita es una de las diez monjas que dan testimonio de su vocación religiosa en el libro de Jesús García: ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste? (publicado por la editorial LibrosLibres). En sus páginas explica que tuvo una vocación tardía (“¡No me gustaban las monjas, con lo bien que se estaba en casa!”) y confiesa que tuvo “miedo al entrar. Pero el Señor me ayudó. Yo venía ‘zote’, no sabía nada de monjas, pero Él y Santa Teresita me ayudaron y entre ellos se las arreglaron para que no me acobardara”.

Desde entonces consagra su existencia a los votos de obediencia, castidad y pobreza. Pertenece a la orden del Císter y ha sido durante 20 años superiora de su comunidad religiosa. Reza mucho, pero como humana que es también tiene “sus fugas”: “Tengo una imaginación muy loca. En cuanto me descuido, ya estoy distraída. Entonces vuelvo a rezar a la Virgen María y ella me trae a la oración y a mi trabajo”. Pero sor Teresita no sólo se refiere a lo espiritual, en la libro responde a Sánchez cuando le pregunta por los novios que “hubo dos o tres que me seguían pero el que me convenció fue el Señor, y ahí se quedaron los demás”.

Esta experta en tortillas de patatas (gracias a dos ayudas muy especiales según relata ella: “la Virgen les daba el sabor y San José la vuelta”), “las mejores” según el resto de hermanas del convento, se levanta a las cinco de mañana para rezar haciendo suya la máxima de “a quien madruga Dios le ayuda”. Se acuesta a las diez de la noche y nunca sale del convento: “Hoy las piernas no me responden”. Pero cuando le respondían tampoco abandonaba su encierro voluntario. Además de ir al médico, sólo cruzó las puertas del recinto durante unos días en la Guerra Civil: “Esta era una zona en la que unas veces tiraban unos y otras, los otros”.

En cualquier caso, afirma ser “muy feliz” en el convento donde destaca que “no se puede vivir aburrida” porque si no, “terminas mal”. “O eres feliz o nada”, apunta. También fue feliz cuando vio la Final de la Copa del Mundo: “Yo no entiendo nada de fútbol, pero gritaba gol y me alegraba”.

Pero todas las luces también proyectan sombras. Sor Teresita cuenta en las páginas del libro que una vez tuvo la “tentación” de imaginar cómo hubiera sido su vida fuera, porque le pareció “que ahí no hacía nada”. “Es una crisis que pasamos muchas, pensar que aquí no hacemos nada, pero lo hablé con un sacerdote y me dijo que tenía una vocación muy hermosa”.

Pese a sus 103 años, sor Teresita recibe y lee la prensa todos los días y cree que todavía le quedan cosas por hacer: “Si Dios me sigue teniendo aquí, por algo será”. Y una de ellas, gracias a su espíritu joven, es ser una de las protagonistas de la Jornada Mundial de la Juventud.

 

Por fin ha llegado el día. Pocas cosas pueden hacer a sor Teresita abandonar su convento. No en vano es la monja de clausura que más tiempo lleva en un monasterio: la friolera de 84 años, de sus 103 de vida (en septiembre celebrará los 104). Su vida y su celda están en el Convento de Buenafuente del Sistal (Guadalajara), un pueblo de menos de 200 habitantes. En los últimos días anda muy ilusionada porque el 19 de agosto dejará sus dependencias conventuales para ir a Madrid (a San Lorenzo de El Escorial) a ver a Benedicto XVI en el encuentro que el Papa mantendrá con religiosos durante las Jornadas Mundiales de la Juventud. Y allí estará sor Teresita.