Periodista, millonaria... y esposa de DSK

Si detrás de todo gran hombre hay una gran mujer, detrás de Dominique Strauss-Kahn hay una millonaria. El escándalo sexual del presidente del FMI ha dejado al descubierto a Anne Sinclair, periodista, rica heredera e incondicional de su marido. Humilde trabajadora para unos y amante de las influencias para otros, la esposa de DSK, ha negado las acusaciones que pesan sobre su marido, al que ahora todos atribuyen una conocida fama de mujeriego. ¿Pero quién es realmente Anne Sinclair?

A punto de cumplir 63 años, la vida de Sinclair se ha movido entre el lujo, las influencias, el trabajo y dos países: Francia y Estados Unidos. Nacida en Nueva York como Anne-Elise Schwartz, su padre era un hombre de negocios y su madre, Micheline Nanette Rosenberg, la hija de un importante marchante de arte del que la familia obtuvo una suculenta herencia. Aunque se crió en Estados Unidos, donde los Rosenberg se habían instalado huyendo de la Segunda Guerra Mundial, decidió iniciar su carrera periodística en Francia.

En la década de los setenta cruzó el charco y se instaló en París. Poco después comenzó a trabajar en la TF1, en los informativos, donde poco a poco fue ascendiendo en el escalafón hasta convertirse en una periodista conocida y con programa propio. Llegó a cobrar hasta 33.000 euros al mes por el programa ‘7 sur 7’. Sin embargo, la privatización de la cadena y diferencias con los directivos, entre otras cosas, provocaron su salida de este medio, no sin antes embolsarse una buena indemnización vía tribunal que, de acuerdo con la prensa francesa, rondaba los dos millones de euros.

Dinero e influencias

Tras divorciarse del periodista Ivan Levaï y en la cumbre de su éxito, en su vida se cruzó Dominique Strauss-Kahn, un político de renombre al que dio el ‘sí quiero’ en 1991. Ambos se casaron en régimen de separación de bienes. Aunque tuvo que abandonar sus cargos para no interferir en la carrera política de su esposo, se ha convertido en una mujer de gran influencia política, sobre todo desde que su marido está al frente del FMI. “Anne Sinclair forma parte de este pequeño mundo de convivencia entre lo político y lo mediático”, dice de ella la prensa francesa.

Sus amigos la definen de una manera muy alejada de las críticas que ha recibido en los últimos tiempos. Para ellos, es una anti estrella, humana y cercana; una mujer trabajadora y meticulosa.  

Como ‘esposa de’, acompaña a su marido a algunos actos, es recibida en calidad de Jefe de Estado en las recepciones y se codea con grandes líderes políticos en todos los rincones del mundo. Además, la hipotética candidatura de Strauss-Kahn al Elíseo le ha permitido ser ya conocida como la nueva Bruni, aunque también ha sido criticada por intentar introducirse en el debate político con determinados comentarios. Y es que los primeros sondeos colocaban muy bien a DSK en las urnas frente a Sarkozy. Sin embargo, este escándalo sexual ha derribado todas las esperanzas de Sinclair.

A parte de su carrera periodística y de su influyente figura, son sus millones lo que más polémica ha generado en los últimos meses. La prensa francesa ha aireado sus propiedades y su costosa colección de arte, poco acordes con su papel de socialista consorte. Sinclair heredó gran parte de su fortuna de su abuelo, uno de los más importantes marchantes de arte del siglo XX que trabajó con Matisse, Picasso o Léger. No se sabe a cuánto asciende su fortuna pictórica ni los picassos que cuelgan de su casa. Sin embargo, se ha desprendido de algunas de estas costosas obras a través de subastas, lo que le ha permitido engordar su cuenta corriente.

Lujo en Marrakech

Más claro está el imperio inmobiliario que comparte con su marido. En el año 2000 el matrimonio compró un pequeño palacio del siglo XIX por medio millón de euros en Marrakech. A esto hay que sumar los dos lujosos apartamentos en París. Ambos fueron adquiridos gracias a la creación de una sociedad inmobiliaria, ya que la pareja está casada en régimen de separación de bienes. Uno de ellos, según L’Express, tiene unos 240 metros cuadrados bien iluminados con unas antiguas ventanas de hasta cuatro metros. Fue comprado hace seis años por cuatro millones de euros, aunque ahora podría haber doblado su valor.

Anne Sinclair tendrá que dedicar todos estos millones a la defensa de su marido. Los escándalos sexuales y los líos de faldas parece que todavía no han pasado factura a su matrimonio. De momento, ha defendido a capa y espada a su esposo a través de un comunicado. “No me he creído ni un solo segundo las acusaciones realizadas contra mi marido”, dice. “No tengo ninguna duda de que su inocencia será establecida”, aunque su mundo de influencias parece tocado, todavía no ha sido hundido.