La Xunta de Galicia da por controlado el incendio de Boiro, en una semana aciaga

Galicia sigue luchando contra el fuego que desde hace días arrasa montes y pastos. A estas horas, uno de los incendios más graves, el de la parroquia de Cures en Boiro (A Coruña), está controlado, aunque continúa activo, ya que únicamente queda un foco por extinguir en un lugar de difícil acceso, que no afecta a las casas.

El fuego ha calcinado unas 140 hectáreas, según las primeras estimaciones de la Consellería de Medio Rural y se cree que su origen fue intencionado. Así opina el alcalde, Xosé Deira, quien ha denunciado que el presunto autor o autores "prendieron (el fuego) para poner en peligro la vida de las personas que luchaban contra el fuego".

Boiro forma parte de la comarca del Barbanza, en donde la Xunta ha decretado el nivel 2 de alerta, al igual que en otros distritos forestales próximos de la provincia de A Coruña, como Fisterra y la costa da Morte. Esta circunstancia ha hecho a la Xunta solicitar más medios a la Unidad Militar de Emergencias (UME), que ya ha anunciado que movilizará a 170 efectivos a estas zonas.

El incendio de Boiro comenzó la noche del sábado y en su extinción trabajan cuatro agentes forestales, diez brigadas, una pala, dos helicópteros y cuatro aviones. Además de este incendio, Del resto de fuegos que la comunidad gallaega ha sufrido este fin de semana, el registrado en la parroquia de Baredo, en el municipio pontevedrés de Baiona, quedó controlado a las 20.15 horas del domingo, pese a la "importante intensidad del viento".

Lo peor, la muerte de dos bomberos

Y es que en la Península, la región gallega ha sido la más castigada por los incendios en la última semana. De hecho, han sido estos días cuando se ha producido uno de los grandes incendios de la semana, en la localidad de Negreira. Y también uno de los más trágicos, por la muerte de dos brigadistas, el de Fornelos de Montes. Los jóvenes bomberos fallecieron cuando trataban de extinguir las llamas.

Otros fuegos destacables han sido los de Peralta (Navarra), que arrasó 350 hectáreas y obligó a desalojar a 500 vecinos, así como el de Barjas, en León, que se mantuvo activo durante varios días.

Sin salir del territorio peninsular, aunque sí cambiando de país, la peor parte se la ha llevado Portugal, con más de 30 incendios que han calcinado buena parte del norte del territorio luso.