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Alfonso Escámez, el lado más humano de un banquero
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EL MARQUÉS DE AGUILAS DESCANSA JUNTO A SU MUJER

Alfonso Escámez, el lado más humano de un banquero

Ha muerto Alfonso Escámez. Se ha ido con la discreción en que vivió los últimos años, desde que se jubiló como copresidente del Banco Central Hispano

Foto: Alfonso Escámez, el lado más humano de un banquero
Alfonso Escámez, el lado más humano de un banquero

Ha muerto Alfonso Escámez. Se ha ido con la discreción en que vivió los últimos años, desde que se jubiló como copresidente del Banco Central Hispano (BCH) en octubre de 1992, poco antes de la fecha prevista. Aquella fusión fue posible por la confianza que tuvo desde el primer momento en el entonces presidente del Banco Hispano Americano, José María Amusátegui. De su actitud podemos dar fe los que vivimos de cerca la primera operación corporativa de la gran banca española.

Don Alfonso jamás puso el menor obstáculo a aquella integración, y si alguna ocasión hubo que podría haber dado lugar a ciertas dificultades, prefirió siempre renunciar a lo que era su derecho con objeto de que la operación siguiera adelante sin demora. Aquella fusión fue la primera piedra de la reestructuración de nuestro sistema financiero.

Pero no se trata aquí y ahora de elogiar su obra como banquero y como industrial, casi a partes iguales. Otros habrá que lo hagan de forma cumplida con motivo de su desaparición. Lo que a mí me interesa es subrayar el factor humano, el componente emocional intrínseco en quien, siempre en el sector privado, fue capaz de crear un buen número de empresas que llegaron a convertirse en líderes de sus respectivos sectores, impulsor también de aquel Banco de Fomento en cuyo consejo de administración se sentaron los empresarios más prestigiosos del país.

Reconocimiento ‘Real’

En su voluntario retiro, Alfonso Escámez estuvo siempre acompañado de sus verdaderos amigos, entre los que no estaban algunos de los que tanto, por no decir que todo, le debían. Nunca oímos de su boca la más mínima crítica. Se limitaba en alguna ocasión, con la sorna que le era habitual, a preguntar “¿y qué es de su vida…?”. A pesar de su apariencia, aquel hombre de aspecto rudo era una persona muy sensible, que apreciaba los más pequeños detalles. Sólo tratándolo habitualmente podía uno descubrir este aspecto de su personalidad, que lo hacía especialmente atractivo.

Los suyos, su gente, su casa, su familia, fueron siempre el centro de su vida. Cuando faltó su mujer, Aure, él asumió la función de catalizador de todos -colaterales, descendientes y afines-, hasta formar una verdadera tribu que gobernaba con guante de seda y a gusto de todos.

Al final, me queda la sensación de que los que estuvimos a su lado hemos sido un poco desagradecidos, porque recibimos de él mucho más de lo que fuimos capaces de darle. Me queda el consuelo de saber que recibirá el ciento por uno de lo que invirtió, consagrándose así como un gran banquero, que es lo que él siempre quiso ser en su vida. Su Majestad el Rey tuvo a bien reconocer sus méritos ennobleciéndole con el título de Marqués de Águilas, pueblo en el que descansará junto a Aure, su mujer.

*Santiago Foncillas fue consejero del BSCH y presidente de Dragados.

Ha muerto Alfonso Escámez. Se ha ido con la discreción en que vivió los últimos años, desde que se jubiló como copresidente del Banco Central Hispano (BCH) en octubre de 1992, poco antes de la fecha prevista. Aquella fusión fue posible por la confianza que tuvo desde el primer momento en el entonces presidente del Banco Hispano Americano, José María Amusátegui. De su actitud podemos dar fe los que vivimos de cerca la primera operación corporativa de la gran banca española.