¿Adiós al tintineo de la pinta?

El cuidado de los ciudadanos por parte de los gobiernos es causa directa de muerte para postales y tópicos. Después de provocar el divorcio en el matrimonio entre cigarrillo y café en los bares de medio mundo, otro órgano oficial, el Ministerio del Interior británico, ha decidido que las pintas son “peligrosas” para la salud… ya que puede ser utilizada como “un arma en los pubs”.

De esta manera, la tradicional pinta servida en vidrio deberá abandonar la vida pública británica, retirándose al refugio de los hogares anglosajones. El Ministerio del Interior británico ha encargado el diseño de un nuevo vaso en plástico. El motivo son las 5.500 agresiones del último año en las que la pinta ha jugado el papel de arma.

Una posible caída de la calidad y el abandono de “la bella sensación de tener una pinta de vidrio en la mano” son algunas de las razones esgrimidas por  la Asociación de gestores de pubs, contraria al nuevo recipiente de plástico que debería vaciar de tintineos los bares británicos. Neil Williams, miembro de la organización, en declaraciones recogidas por la BBC, solicita que no todos los pubs se vean penalizados por las riñas de algunos, además de defender el uso de la pinta de vidrio por cuestión de costes. “Esto es otro gasto en esta situación, para muchos gestores es algo muy difícil”.

"Los pubs no deben verse bajo la presión de dejar de utilizar vasos de vidrio si son lugares seguros para beber", añadió Williams.

El encargado de jubilar la pinta es la agencia de Nick Verebelyi que defiende que el cambio no solamente se detenga en el material, sino en el propio diseño del vaso. “Cuando se cambia es habitual que haya alguien que se oponga. Por esto buscamos un diseño que sea atractivo para ellos”, indicó Verebelyi.

Por parte del Ministerio se defiende que el rediseño se transformará en un número menor de heridos en las disputas en los bares. "Los diseños innovadores han jugado un importante papel en el descenso del crimen, incluyendo robos, fraudes y estafas", indicó el viceministro del Interior, Alan Campbell.

La misión es difícil, ya que encontrar un buen sustituto que sea capaz de saciar la sed de 126 millones de pintas semanales de los británicos.