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La supervivencia de los tiburones, amenazada por la moda china de comer sopa de aleta
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La supervivencia de los tiburones, amenazada por la moda china de comer sopa de aleta

La moda de comer sopa de aleta de tiburón en China en banquetes de negocios, políticos y bodas se ha convertido en la principal amenaza para

Foto: La supervivencia de los tiburones, amenazada por la moda china de comer sopa de aleta
La supervivencia de los tiburones, amenazada por la moda china de comer sopa de aleta

La moda de comer sopa de aleta de tiburón en China en banquetes de negocios, políticos y bodas se ha convertido en la principal amenaza para la supervivencia de los escualos del mundo, advirtió este jueves el grupo ecologista WildAid. "En los próximos diez años China tendrá unos 200 millones más de 'nuevos ricos' que querrán comer sopa de aleta. Si hay demanda hay negocio y sitio para los comerciantes sin escrúpulos", dijo en Pekín Steve Trent, presidente de la organización.

Según un estudio del grupo, los consumidores chinos, que consideran un símbolo de estatus y prestigio el plato, pese a que la aleta carece casi de sabor, no están preocupados por el impacto para el ecosistema del incesante descenso de tiburones en el mundo, ya que el animal no se pesca en aguas chinas. Y desconocen la crueldad del "aleteo": atrapar a los tiburones, cortarles las aletas y lanzar el resto del cuerpo al agua, una práctica que pese a estar prohibida en algunos países sigue llevándose a cabo.

"Ahora somos testigos de una explosión en el consumo de sopa de aleta de tiburón en China y la demanda ha aumentado, a la par que la captura de tiburones sólo para arrancarles las aletas, desechando el 99 por ciento del animal", dijo Trent. Los consumidores chinos creen "erróneamente" que la aleta es sabrosa y nutritiva, cuando, como grandes depredadores que son, los tiburones acumulan niveles de mercurio dañinos para el ser humano.

"El mercurio es muy tóxico y causa daños al cerebro y la médula espinal, sobre todo en los fetos. Además puede producir infertilidad en los hombres", apuntó Trent. Cada año 100 millones de tiburones son capturados, un amplio porcentaje sólo por sus aletas, según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), aunque los expertos creen que la cifra podría ser el doble.

Una sopa de 100 dólares

China es el principal consumidor del mundo de aleta de tiburón, un plato imperial con 1.000 años de historia que puede costar hasta 100 dólares (75 euros) en algunos restaurantes. La aleta de tiburón es una de las mercancías más preciadas del mundo, con un volumen anual de 10.000 toneladas, de las que la mitad se comercian a través del puerto de la región administrativa especial china de Hong Kong.

Los grupos ecologistas internacionales abogan por establecer un plan obligatorio internacional para proteger al tiburón, similar al que ya existe para otros animales, como el oso panda o el tigre. Hasta ahora, la lista de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES) incluye sólo al tiburón peregrino, el tiburón ballena y el gran tiburón blanco.

Aunque países como México, Nicaragua, Colombia, Panamá, Costa Rica, Brasil o los de la Unión Europea tienen leyes para regular el comercio de aletas de tiburón, WildAid advierte: "salvo que tengamos un plan internacional obligatorio, no podremos controlar la pesca ilegal". WildAid tiene en marcha una campaña para concienciar a los chinos de aquí a los Juegos Olímpicos de 2008 del daño que supone comer sopa de aleta de tiburón, para la que ha "fichado" a celebridades chinas como el baloncestista Yao Ming o el actor Jackie Chan.

La moda de comer sopa de aleta de tiburón en China en banquetes de negocios, políticos y bodas se ha convertido en la principal amenaza para la supervivencia de los escualos del mundo, advirtió este jueves el grupo ecologista WildAid. "En los próximos diez años China tendrá unos 200 millones más de 'nuevos ricos' que querrán comer sopa de aleta. Si hay demanda hay negocio y sitio para los comerciantes sin escrúpulos", dijo en Pekín Steve Trent, presidente de la organización.