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La filtración a la prensa del nombre de una agente de la CIA podría dañar seriamente al jefe adjunto de Gabinete y principal asesor político de George W. Bush, Karl Rove.
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La filtración a la prensa del nombre de una agente de la CIA podría dañar seriamente al jefe adjunto de Gabinete y principal asesor político de George W. Bush, Karl Rove.

La filtración a la prensa del nombre de una agente de la CIA amenaza con dañar seriamente el inmaculado historial de Karl Rove, el principal

Foto: La filtración a la prensa del nombre de una agente de la CIA podría dañar seriamente al jefe adjunto de Gabinete y principal asesor político de George W. Bush, Karl Rove.
La filtración a la prensa del nombre de una agente de la CIA podría dañar seriamente al jefe adjunto de Gabinete y principal asesor político de George W. Bush, Karl Rove.

La filtración a la prensa del nombre de una agente de la CIA amenaza con dañar seriamente el inmaculado historial de Karl Rove, el principal asesor político de la Casa Blanca y a quien se le atribuyen amplios poderes. Cuando estalló el escándalo, el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, aseguró que el "soplón" sería despedido. ¿Qué van a hacer ahora con Rove?. En principio, la defensa se aferra al débil argumento de que el estratega político hizo alusión a la agente secreto Valerie Plame pero no la nombró. La prensa se pregunta si será suficiente.

Y es que la bola de nieve que lo involucra en el escándalo que desencadenó la publicación en los medios hace dos años del nombre de Plame cobra dimensiones de alud.

El bombardeo de preguntas al que tuvo que hacer frente el lunes el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan, refleja el interés que ha desatado el caso en el hervidero político de Washington.

McClellan evitó la patata caliente al indicar que se abstenía de hacer comentarios porque hay una investigación en marcha.

"Los fiscales que siguen la investigación (...) han señalado que una forma de ayudar en la pesquisa es no hacer comentarios desde este podio", señaló el portavoz de la Casa Blanca.

Pero el silencio puede no durar mucho.

El jurado que investiga quién se fue de la lengua tiene hasta octubre para decidir si existen fundamentos para presentar una acusación formal contra uno o varios miembros del Gobierno estadounidense.

En EEUU, revelar "a sabiendas" la identidad de un agente secreto es un delito federal, pero como se desconoce quién fue la fuente y cuáles fueron sus intenciones no se ha podido determinar si existe o no una falta.

Los abogados de Rove han empezado a maniobrar ya en los vericuetos legales al indicar que su cliente "nunca divulgó, a sabiendas, información secreta". La caída en desgracia de Rove sería un duro revés para Bush, que logró desembarcar en la Casa Blanca gracias, en buena medida, al infalible olfato político de su asesor.

Es a Rove, por ejemplo, a quien se le atribuye el mérito de movilizar en masa hacia las urnas a la derecha religiosa evangélica.

Los expertos indican, también, que fue Rove quien cimentó una imagen de Bush basada en la resolución y fortaleza de carácter, bien lejana de la de su rival en las presidenciales de noviembre pasado, el demócrata John Kerry, a quien los republicanos presentaron como un símbolo de vacilación y flaqueza. Bush ha premiado el apoyo de su estratega y amigo con un creciente peso en la política estadounidense.

Desde febrero pasado Rove es, además del asesor político de Bush, el jefe adjunto de Gabinete y tiene a su cargo la coordinación política de los principales órganos asesores dentro de la Casa Blanca: el Consejo de Seguridad Nacional (encargado de política exterior), el Consejo Nacional Económico, el Consejo de Política Interior y el Consejo de Seguridad Interior.

El caso Plame podría asestar un golpe mortal a esa influencia. La historia empezó en julio de 2003, cuando el columnista Robert Novak mencionó en un artículo, citando fuentes próximas al gobierno, el nombre de la agente secreto.

La inusual revelación fue interpretada como una represalia contra el marido de Plame, el ex embajador Joseph Wilson, al producirse sólo días después de que Wilson dijese que no había encontrado pruebas de que Iraq hubiese intentado comprar material nuclear en Níger.

El presidente Bush afirmó, en una comparecencia ante el Congreso en enero de 2003, que el régimen de Sadam Husein había tratado de adquirir materiales nucleares "en Africa", lo que reforzaría sus argumentos para justificar una acción militar contra Iraq.

La filtración a la prensa del nombre de una agente de la CIA amenaza con dañar seriamente el inmaculado historial de Karl Rove, el principal asesor político de la Casa Blanca y a quien se le atribuyen amplios poderes. Cuando estalló el escándalo, el presidente de los Estados Unidos, George W. Bush, aseguró que el "soplón" sería despedido. ¿Qué van a hacer ahora con Rove?. En principio, la defensa se aferra al débil argumento de que el estratega político hizo alusión a la agente secreto Valerie Plame pero no la nombró. La prensa se pregunta si será suficiente.