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Un topo en casa: la lucrativa traición a Harry y Meghan que la infanta Sofía debería conocer
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Una familia mal avenida

Un topo en casa: la lucrativa traición a Harry y Meghan que la infanta Sofía debería conocer

Una investigación periodística desvela que varias filtraciones maliciosas de los tabloides contra la pareja venían del interior de la casa real británica. Es el motivo secreto de la ruptura

Foto: Kate Middleton y Meghan Markle, en Wimbledon. (EFE)
Kate Middleton y Meghan Markle, en Wimbledon. (EFE)
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He aquí uno de esos titulares que nadie hace mejor que The Sun: "¡Menudo bombón! El guapísimo nuevo jefe de prensa de Meghan Markle sube las pulsaciones mientras sus fans instan a Harry a 'tener cuidado' con él".

Publicado el 23 de enero de 2019, se refería a Christian Jones, nuevo subsecretario de comunicación de la casa real británica, que, según la publicación, trabajaba indistintamente para las dos parejas más mediáticas de la familia Windsor, los herederos William y Kate y los suplentes Harry y Meghan.

La información destacaba que Jones era tan guapo que Harry debía andarse con ojo con él... lo que acabó siendo una profecía involuntaria: meses después, Jones, su novio y The Sun acabarían rompiendo la monarquía británica desde dentro.

En 2020, Harry y Meghan emigraron a EEUU y empezaron a rajar contra los Windsor en series y libros. Uno de los motivos de la separación fue que la pareja real quería dar la batalla contra los tabloides, al sentirse injustamente atacada, pero a la casa real británica le pareció mala idea. Lo que no se conocía hasta ahora, y desvela el periódico independiente Byline Times, es que varias exclusivas de los tabloides contra Harry y Meghan partieron del interior de la casa real, en concreto, del novio del guaperas Christian Jones. En efecto, The Sun puso una paguita al novio del subsecretario de prensa de Buckingham​ Palace a cambio de chismorreos sobre la pareja. Revelación que detonó la salida de Harry y Meghan de la casa real.

Foto: Rupert Murdoch leyendo 'The Sun'. (EFE)

La movida

Harry y Meghan llevaban tiempo entre rayados y perplejos. No entendían cómo "tanta información privada sobre ellos acababa convertida en titulares negativos en los grandes periódicos", según el reportaje.

Cuando los abogados de Harry y Meghan preparaban la guerra judicial contra los tabloides, les llegó el soplo sobre las maniobras de los Jones, cuyos nombres trataron de incluir en las demandas, para enfado de la casa real. El tira y afloja dinamitó la ruptura pactada entre Harry y Meghan e Isabel II y Charles (exilio temporal y vuelta a la familia en modo perfil bajo), hasta el punto de que los Windsor cortaron la financiación de Harry y Meghan. La medida de presión no funcionó. De hecho, empeoró las cosas. El resto de la historia es conocida: el divorcio fue explosivo y Harry y Meghan viven ahora de contar interioridades de los Windsor.

"El mensaje de los tabloides a la casa real fue algo así como: convertiremos a Harry y Meghan en monstruos en tu nombre"

La filtración sobre los Jones llegó al entorno de Harry y Meghan, vía denuncia anónima de periodistas del grupo de The Sun (propiedad de Rupert Murdoch).

"Un periodista no debería pagar a la pareja de un asesor del príncipe William para obtener información sobre su hermano y su cuñada", escribieron los periodistas anónimos en su primer mail de denuncia, enviado a la policía y a Nick Davies, reportero de investigación jubilado y experto en los trapicheos de los tabloides de Murdoch. Tras consultar los pagos mensuales de The Sun a sus colaboradores, los periodistas comprobaron que "el periódico estaba pagando miles de libras a un publicista por historias sobre la realeza", en concreto, 4.000 libras por dos noticias sobre Meghan Markle. ¿Cómo había accedido este joven publicista a informaciones íntimas sobre Meghan?, se preguntaron. Y comenzaron a tirar del hilo.

La denuncia anónima llegó a la policía, insistimos, pero los trapos sucios se lavan siempre mejor en silencio y en casa...

La casa real activó una investigación interna —no conocida hasta ahora— que exoneró a Jones, ascendido a jefe de prensa y secretario personal de William, heredero a la corona y enfrentado a su hermano Harry. Jones admitió en la investigación interna que su novio publicista cobró por filtrar sobre Meghan Markle, pero no sobre esa Meghan Markle, sino sobre otra persona con el mismo nombre. Sí, otra Meghan Markle, han leído bien, no es un chiste, pero el caso es que coló.

placeholder Kate y William, futuros reyes. (Reuters)
Kate y William, futuros reyes. (Reuters)

La casa real británica, en definitiva, dio carpetazo al asunto con un: circulen, aquí no hay nada que ver.

Se trataba de un merengue especialmente incómodo para Buckingham Palace, pues podía hacer saltar por los aires las relaciones entre los tabloides y la monarquía. Una de las fuentes de la investigación de Byline Times sugiere que el verdadero peligro del caso Jones es que "desvelara al público los tratos ocultos entre Palacio y la prensa": "La cuestión no era tanto que informaciones a las que Jones había accedido en su puesto de trabajo acabaran en The Sun, sino que la familia real hacía negocios e intercambios todo el rato con la prensa para lograr una cobertura favorable. Que el nombre de Christian Jones saliera a la luz, amenazaba con iluminar las poco éticas relaciones entre la institución real y los barones de la prensa. Eso no podía ser tolerado y debía ser castigado".

Por el camino, se despeñaron Harry y Meghan.

Foto: Harry y Meghan posando para una foto durante los Juegos Invictus. (EFE/EPA/Christopher Neundorf)

Una industria perversa

Byline Times resume así el quilombo de su exclusiva en un editorial: "Es una historia sobre el poder y sobre su lugar dentro del establishment británico, sobre la dependencia mutua entre dos instituciones no sujetas a escrutinio real, pese a la considerable influencia que suelen ejercer a puerta cerrada".

Hablamos vía telefónica con Peter Jukes, editor de Byline Times.

Pregunta (P). La casa real británica presionó tanto a Meghan y Harry para tapar las filtraciones internas a los tabloides que la ruptura acabó siendo traumática. ¿Tan importante era parar este asunto para Buckingham Palace?

Respuesta (R). Sí, pero es necesario ir un poco hacia atrás para entenderlo. En los últimos cuarenta años, desde Diana de Gales, la casa real vive de buscar el reconocimiento popular. La principal vía para lograr esta aprobación pública han sido los tabloides. Inaugurada por Lady Di, la era de las celebrities se convirtió en una fenomenal fuente de ingresos para los tabloides. Uno de los efectos secundarios perversos de esta industria fue la búsqueda de noticias con la ley o sin ella, como reveló el escándalo de los hackeos telefónicos de los tabloides de Murdoch.

Después de la muerte de Diana tras una persecución automovilística con paparazzis, la casa real comprendió que tenía que lidiar con los tabloides para sobrevivir, algo que también saben otras grandes instituciones británicas, como la BBC. Los tabloides te secuestran pero, al mismo tiempo, les necesitas, por eso la casa real no quiere confrontarlos o que se conozcan ciertos tratos.

"Parte del negocio de los tabloides consiste en demonizar, y parte de su poder en dar miedo"

P. ¿Hay miedo a los tabloides?

R. Cuando Meghan y Harry decidieron demandar a los tabloides, la reacción de la casa real fue: es demasiado arriesgado, no echéis más leña al fuego. O la prensa británica como sistema de control y coerción. Hasta que Harry y Meghan, víctimas de una cacería mediática, rompieron el sistema con sus denuncias. Parte del negocio de los tabloides consiste en demonizar, y parte de su poder en dar miedo. El mensaje de los tabloides a la casa real fue algo así como: convertiremos a Harry y Meghan en monstruos en tu nombre. Independientemente de lo que pienses de Harry y Meghan, el hecho es que su desafío a los medios enfureció a los medios.

P. Los medios mainstream británicos, salvo alguna tele, han pasado de puntillas por vuestra exclusiva. ¿Por qué? ¿Es un asunto demasiado delicado?

R. Obviamente, los periódicos de Murdoch (The Sun, The Times, The Sunday Times) no se van a hacer eco de una información que acusa a sus periodistas de pagar a la pareja de un jefe de prensa de la casa real por informaciones sobre la casa real. ¿Y el resto de medios? Quizá no quieren romper filas. Nuestra exclusiva es incómoda porque desvela cómo funciona el sistema.

Foto: El príncipe Harry, en una imagen de archivo. (Reuters)

Información a cambio de libras

Chris Horrie —autor de una célebre intrahistoria de The Sun (Stick It Up Your Punter!)— explicó el momento en el que la monarquía británica mutó en negocio para la prensa amarilla: "Los royals no se convirtieron en obsesión mediática nacional hasta la llegada de Lady Diana Spencer, que inyectó nuevas dosis de glamour a un espectáculo real cada vez más quemado". Se activó entonces una extraña mezcla de fascinación y rechazo. Y una inquietante tabloide-dependencia para los royals. Según Horrie, para el conservador pero populista The Sun, la monarquía "representaba la cúspide del sistema de clases británico, la riqueza no ganada e improductiva. A su manera, eran tan malos como los sindicatos... Los trataban como a perdices bobas a las que había que mantener saludables para poder derribarlas cuando conviniera, criaturas utilizables por el bien del periódico, importantes solo porque vendían muchos ejemplares".

Y así, hasta el día de hoy.

Dan Wootton fue el periodista de The Sun que publicó las filtraciones del novio de Jones. En la investigación interna de la casa real, Jones aseguró que no conocía a Wootton, pero, según el reportaje de Byline Times, los tres hombres (Wootton, Jones y su novio) habían ido juntos a fiestas, como un cumpleaños del periodista al que solo asistieron sus amigos más cercanos.

Se da la circunstancia de que la primera gran exclusiva de Wootton sobre la monarquía afectó al otro lado de la grieta real: en marzo de 2019, The Sun sugirió implícitamente que el heredero William tenía una amistad especial con una aristócrata con nombre de personaje de Las amistades peligrosas, la marquesa de Cholmondeley. El artículo desapareció de la web de The Sun (por motivos desconocidos), pero siguió circulando como chismorreo venenoso para el futuro de la monarquía. Tras este estreno real estrepitoso, Wootton movió el punto de mira hacia la otra pareja real, los suplentes al trono Harry y Meghan, blanco fácil para unos tabloides cuya hambre insaciable de información real (siempre muy leída) tenía dos vías tan contradictorias como complementarias: defender la institución, atacando a una de sus partes.

placeholder El rey Carlos III. (EFE)
El rey Carlos III. (EFE)

Pocos meses después, Wootton publicó que, en seis semanas, Harry y Meghan habían despedido a dos niñeras de su primogénito, Archie. La información sobre "la alta rotación en poco tiempo" repasaba la larga lista de bajas del personal de la pareja (secretarias, guardaespaldas, niñeras). Fue una de las informaciones filtradas por el novio de Jones a cambio de euros.

En 2021, Christian Jones dejó la casa real para fichar como socio de Bridgepoint, gran fondo de inversión de la City. The Sun cubrió el salto de Jones al sector privado destacando su "relación increíblemente estrecha con el príncipe William" y su mujer, "a los que ayudó a moverse en público durante la pandemia" y a que "ganaran confianza fuera de su zona de confort".

Fuera de la zona de confort de William y Kate, desde luego, están ahora Harry y Meghan, en concreto, a 8.756 kilómetros, los que separan Londres de Los Ángeles.

En resumen: William espera su turno para ser rey, Harry vive en EEUU y Christian Jones siempre cae de pie. Y sobre todas las cosas, mañana habrá nuevas portadas de tabloides cuadrando otra vez el círculo: sacar brillo a la monarquía, embarrarla y hacer caja al mismo tiempo.

He aquí uno de esos titulares que nadie hace mejor que The Sun: "¡Menudo bombón! El guapísimo nuevo jefe de prensa de Meghan Markle sube las pulsaciones mientras sus fans instan a Harry a 'tener cuidado' con él".

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