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La independización de Von der Leyen: cómo le ha cambiado el adiós de Merkel
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La independización de Von der Leyen: cómo le ha cambiado el adiós de Merkel

La presidenta de la Comisión Europea ha demostrado una mayor autonomía política con la desaparición política de Angela Merkel y ha encontrado su acomodo en el debate energético y en la guerra de Ucrania

Foto: Von der Leyen durante una conferencia en Lugano. (Reuters)
Von der Leyen durante una conferencia en Lugano. (Reuters)

Angela Merkel fue canciller de la República Federal de Alemania entre noviembre de 2005 y el 8 de diciembre de 2021. Hasta el verano de 2019 solamente una persona había permanecido a su lado, Gobierno tras Gobierno, elección tras elección. Esa era Ursula von der Leyen. Primero como ministra de Familia hasta el 2009, después a cargo de Trabajo y Asuntos Sociales hasta 2013, y desde entonces y hasta el 17 de julio de 2019 como ministra de Defensa alemana. Abandonó ese cargo solamente unos días después de que los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea decidieran nominarla como presidenta de la Comisión Europea.

Fue un acuerdo tejido entre el presidente francés y la canciller alemana y que permitía instalar en el Ejecutivo comunitario a una de las protegidas de Merkel, una persona cercanísima a la líder democristiana, ligada como nadie a su figura dentro de la primera línea de la política alemana. El cambio era radical. Desde el 2014 había ocupado el cargo el luxemburgués Jean-Claude Juncker, que venía de ser primer ministro de su país y una de las figuras más carismáticas dentro del Consejo Europeo. Era una persona con una enorme experiencia y a la que los Estados miembros no podían dominar. Era uno de sus iguales y había llegado a ese cargo impulsado por el Parlamento Europeo y no tanto a través de un pacto entre líderes. La Comisión Europea, durante su mandato, fue más política y más autónoma. Él fue un líder que actuó con bastante libertad.

En parte la elección de Von der Leyen respondía a una voluntad creciente de los Estados miembros de evitar que Bruselas se convirtiera en un ente autónomo. Porque la Comisión Europea es capaz de mover la agenda, de hacer propuestas que gustan a la opinión pública de los países más que a sus Gobiernos. De presionar y obligar a las capitales a ser más ambiciosas de lo que querrían. Ese era el papel que había ido adoptando durante la etapa Juncker, una Comisión mucho más política.

Foto: Última rueda de prensa del presidente de la Comisión Europea. (EFE)

En parte por eso se escogió a una persona enormemente fiel a la líder más poderosa del Consejo Europeo y que además no tenía experiencia como líder de uno de los países, por lo que no podía tratar a los líderes en igualdad de condiciones, como había hecho en su momento Juncker. Encajaba con los esfuerzos de los Estados miembros de tener una Unión Europea más intergubernamental. Von der Leyen era el perfil adecuado. En sus años en el Gobierno alemán había sido el tipo de figura que los líderes podían necesitar.

Y de hecho la presidenta se adaptó a lo que buscaban, para alarma de algunas voces tanto en la Eurocámara como dentro de la Comisión Europea, que temían que el Ejecutivo comunitario acabara convertido en una especie de directorio técnico al servicio del Consejo Europeo. Efectivamente Von der Leyen creó un equipo muy pequeño a su alrededor de personas fieles y cercanas, muchas de ellas de su ministerio en Berlín. No conocían Bruselas, no comprendían cómo funcionaba la ciudad ni sus dinámicas políticas.

Poco a poco Von der Leyen fue entendiendo mejor cómo funcionaba la capital comunitaria, comprendió que se trataba de una ciudad política y no de un centro lleno de funcionarios. Pero eso no le alejó del perfil que había marcado: siempre fiel a Berlín y a París, con buenas palabras con la Eurocámara pero nunca al precio de enfrentarse a los líderes o de obligarles a moverse. Normalmente demasiado volcada en el marketing y alejada de la acción, de la tensión con los Gobiernos.

placeholder Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. (Reuters)
Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. (Reuters)

El adiós de Merkel

Von der Leyen sabía bien cuando aceptó el cargo de presidenta de la Comisión Europea que la era Merkel estaba llegando a su fin. No era un secreto para nadie. La canciller se retiraría de la vida política al terminar la legislatura. Lo que quizás no podía esperar la ya presidenta del Ejecutivo comunitario es que lo que se avecinaba era algo más que el fin de la era Merkel. La CDU se derrumbó en las elecciones de 2021 y el Gobierno de coalición de los democristianos con los socialdemócratas fue sustituido por uno de los segundos con los Verdes y los liberales del FDP.

La resaca electoral fue dolorosa para la CDU. Su candidato a las elecciones, el continuista Armin Laschet, había fracasado. Los democristianos decidieron elegir como líder entonces a Friedrich Merz, el hombre más a la derecha dentro de los posibles nombres que se barajaban y un enemigo histórico de Merkel, a la que consideraba culpable de haber llevado a la CDU a posturas demasiado centristas, un ejercicio en el que, por cierto, Von der Leyen había contribuido activamente durante sus años en el Gobierno.

placeholder Von der Leyen charla con el canciller alemán, Olaf Scholz. (EFE)
Von der Leyen charla con el canciller alemán, Olaf Scholz. (EFE)

Von der Leyen contaba con el final de su mentora, pero no con que el Ejecutivo en Berlín pudiera ser del signo contrario al suyo. El 8 de diciembre de 2021 Olaf Scholz se convirtió en canciller. La presidenta de la Comisión había mostrado ya cierta iniciativa durante la campaña de compra de vacunas, pero fue a partir de ese 8 de diciembre cuando cambió definitivamente de perfil. Se ha vuelto más decidida en sus formas, más política y más autónoma. No le quedan muchas otras opciones: si tiene esperanzas de seguir al frente del Ejecutivo comunitario tras las próximas elecciones europeas, algo que parece difícil, tiene que tejer alianzas más allá de Berlín, donde seguirá habiendo un Gobierno de signo socialdemócrata cuando se celebren los comicios europeos de 2024.

Su principal batalla política, el punto en el que Von der Leyen ha decidido impulsar su perfil propio, ha sido la guerra de Ucrania. Salvando a los Bálticos y al primer ministro de Polonia, ningún otro líder europeo ha mostrado un apoyo más cerrado y sólido que el que ella ha prestado a Volodímir Zelenski. Fue ella la que, sin ningún debate entre los líderes, abrió la puerta a que Ucrania obtuviera el estatus de candidata a ingresar en la Unión Europea. Ucrania es “uno de nosotros y los queremos con nosotros”, aseguró la alemana el 27 de febrero, solamente unos días después de que comenzara la invasión de Rusia. Después ha estado empujando activamente para que se le otorgara dicho estatus.

La alemana también ha impulsado la entrega de armas, ha apretado el acelerador de los paquetes de sanciones contra Rusia y ha lanzado alguno de sus mejores discursos desde que llegó al cargo hablando sobre el asunto ucraniano. Ha sido el primer gran reto al que se ha enfrentado sin estar bajo la atenta mirada de Merkel, pero todo indica que se trata de una tendencia que irá más allá de la guerra.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (EFE/EPA/Pool/Andrzej Lange)

De hecho, en las últimas semanas la presidenta de la Comisión Europea se ha mostrado también más ambiciosa en aspectos de la crisis energética. Las propuestas han sido más ambiciosas, han buscado establecer un listón más alto para las discusiones de los Estados miembros. En las últimas semanas, el Ejecutivo comunitario también ha impulsado un debate para lograr reducir las facturas de la luz, y el próximo martes se espera que haga una propuesta legislativa más ambiciosa de lo que se podría haber esperado hace solamente algunos meses.

Von der Leyen está pilotando sin demasiados problemas un Gobierno alemán de signo distinto. Algunas fuentes dentro de las instituciones temían que Berlín y Bruselas pudieran tener roces más habituales con el SPD en el Gobierno. Pero Scholz es una figura muy centrada dentro de los socialdemócratas, y al mismo tiempo la presidenta de la Comisión Europea es una figura que esquiva el choque directo. Eso ha evitado cortocircuitos dentro de la cúpula de la Unión.

Pero el patronazgo de Merkel jugaba un papel importante para ella. Algunas voces apostaban por una dependencia todavía mayor hacia el presidente francés, pero Emmanuel Macron, aunque reelegido, ha salido de las elecciones legislativas mucho más debilitado. Sin los ejes de Berlín y París, Von der Leyen se ve obligada a empezar a volar sola. Ni siquiera cuenta con un enorme apoyo dentro de sus propias filas en la Eurocámara, que están encabezadas por el también alemán Manfred Weber, al que el Partido Popular Europeo (PPE) impulsó para intentar ser el presidente de la Comisión tras las elecciones de 2019, un cargo que le quitó Von der Leyen.

placeholder Von der Leyen charla con el primer ministro italiano, Mario Draghi. (Reuters)
Von der Leyen charla con el primer ministro italiano, Mario Draghi. (Reuters)

Una de las personas más cercanas a la presidenta dentro de la Eurocámara, o al menos una de las que más le muestra su apoyo públicamente, es Iratxe García, líder de los Socialdemócratas. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, también la apoyó en el Congreso de los Diputados cuando los liberales europeos llegaron a sugerir la posibilidad de una moción de censura contra la alemana por no estar actuando contra las violaciones del estado de derecho en Polonia y Hungría.

Esa es la realidad política de Von der Leyen: muy compleja y sin demasiados anclajes ni en Francia ni en Alemania, ni siquiera dentro de su propio partido. Si quiere sobrevivir el único camino posible es apostar por un perfil propio y por tejer alianzas dentro de la familia socialista, como ha hecho con Sánchez y García. Por lo pronto la alemana parece estar comprendiendo que a la mitad de la partida la despedida de Merkel ha cambiado las reglas de su juego.

Angela Merkel fue canciller de la República Federal de Alemania entre noviembre de 2005 y el 8 de diciembre de 2021. Hasta el verano de 2019 solamente una persona había permanecido a su lado, Gobierno tras Gobierno, elección tras elección. Esa era Ursula von der Leyen. Primero como ministra de Familia hasta el 2009, después a cargo de Trabajo y Asuntos Sociales hasta 2013, y desde entonces y hasta el 17 de julio de 2019 como ministra de Defensa alemana. Abandonó ese cargo solamente unos días después de que los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea decidieran nominarla como presidenta de la Comisión Europea.

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