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Tras años de tensión, EEUU y la UE aprenden a volver a hablarse a través del idioma OTAN
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CUMBRE EXTRAORDINARIA EN BRUSELAS

Tras años de tensión, EEUU y la UE aprenden a volver a hablarse a través del idioma OTAN

La Alianza Atlántica se reúne esta semana en un momento de máxima cooperación con la Unión Europea. La guerra en Ucrania ha provocado un "electroshock" en la OTAN

Foto: Joe Biden durante la cumbre de la OTAN de 2021. (Reuters)
Joe Biden durante la cumbre de la OTAN de 2021. (Reuters)
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A finales de 2019 Emmanuel Macron, presidente francés, aseguró que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), estaba entrando en "muerte cerebral". Dos años después, y a solamente unas semanas de unas elecciones presidenciales galas, Macron ha asegurado que la invasión rusa de Ucrania ha provocado un 'electroshock' sobre la alianza militar que la ha devuelto a la vida. En los últimos años, es difícil encontrar un momento de mayor cooperación y coordinación entre la Alianza Atlántica y la Unión Europea.

Las relaciones entre ambas organizaciones nunca han sido sencillas. A medida que la OTAN entraba en una crisis existencial por un mundo cambiante y que la Unión Europea mostraba su ambición por extender sus competencias al ámbito de la seguridad y la defensa, las tensiones fueron brotando de los puntos en los que ambas organizaciones se sobreponían. La guerra en Ucrania ha unificado a la Alianza Atlántica, la ha devuelto, de forma literal, a su objetivo original: disuadir a Rusia. Los problemas, las tensiones, y las fracturas han quedado escondidas dentro de la alianza, lo mismo que ha pasado dentro de la propia Unión Europea.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Chema Moya)

Al menos por ahora. Hasta el punto de que los líderes europeos están mostrando, mucho más que en los últimos años, su objetivo por cumplir con el compromiso de un aumento significativo en el gasto en defensa, una exigencia americana que surgía precisamente del cabreo en Washington con la baja inversión militar en una Alianza que sentían que solamente sujetaban ellos. En 2011, Robert Gates, que era secretario de Defensa americano, advirtió que, si no había más inversión, el futuro de la OTAN sería "sombrío". En 2014, los aliados se comprometieron con el famoso objetivo del 2% del PIB en defensa. Aunque en 2016 la UE y la OTAN firmaron un acuerdo de cooperación, renovado en 2018, en ningún momento esa coordinación había llegado a estos niveles. En ningún momento tampoco la amenaza fue tan real.

Esta semana Joe Biden, presidente americano, viajará a Bruselas para una cumbre extraordinaria de la OTAN tras la que participará en una cumbre del Consejo Europeo en el que no se descarta que puedan participar otros miembros de la alianza que no forman parte de la Unión. El contraste es total tras los años complicados de Donald Trump en la Casa Blanca, cuando el presidente americano jugaba con la idea de abandonar la Alianza o mostrando claramente su falta de apoyo al pilar central de la organización, el artículo 5.

placeholder Biden durante una cumbre con la Unión Europea en junio de 2021. (Reuters)
Biden durante una cumbre con la Unión Europea en junio de 2021. (Reuters)

El teatro asiático

Una de las fuentes de tensión entre Estados Unidos y los socios europeos era la paulatina pérdida de interés americana por el teatro europeo. Desde hace años Washington viró su mirada hacia el Pacífico, hacia China. Esa es su absoluta prioridad y, a nivel estratégico, lo sigue siendo. Mientras tanto, la Unión buscaba su propia manera de tratar con el gigante asiático, una tercera vía, lo que se llamó en Bruselas "la doctrina Sinatra": Europa quería hacer las cosas a su manera.

Eso alimentaba el miedo de los países del este a que si la Unión Europea avanzaba en su transformación hacia un actor de seguridad aceleraría el proceso, aparentemente inevitable, por el que Estados Unidos reduciría su presencia en el continente y la Alianza perdería su poder disuasorio frente a Rusia, generando un riesgo existencial para ellos ante Moscú. La crisis ucraniana ha dejado claro que la OTAN está muy viva y que por muchos sueños de una "autonomía estratégica" respecto a EEUU que tuvieran en París o Bruselas, Estados Unidos sigue siendo un socio fundamental y la Alianza sigue siendo la pieza clave en la seguridad europea. Nada estaría siendo igual sin Washington siendo activo.

placeholder Ejercicios de la OTAN en Noruega. (Reuters)
Ejercicios de la OTAN en Noruega. (Reuters)

Pero si finalmente China apuesta por alinearse de forma completa con Rusia, prestando armamento y llevando al Kremlin al vasallaje económico, como temen muchos aliados, las piezas encajarán solas para la visión americana del mundo actual y Estados Unidos necesitará menos esfuerzo a la hora de convencer a sus socios transatlánticos de que el mundo ha quedado dividido en el bloque de las autocracias y el de las democracias liberales. Ambas cuestiones quedarán conectadas de forma irremediable, al menos mientras Putin esté vivo y en el poder y para la OTAN probablemente signifique una mutación importante, el despliegue hacia otros teatros de operaciones en Asia.

Eso obligará a convivir con esa superposición que tanta tensión creaba. La cristalización de los riesgos existenciales rebajará las emociones de los debates teóricos. Aquellos que defienden la autonomía estratégica de la Unión Europea en términos de defensa y seguridad tendrán que admitir la realidad que ha demostrado esta crisis, y es que la OTAN y la alianza con EEUU sigue siendo crucial. Y Estados Unidos y aquellos miembros de la Unión que creen que Washington es el único elemento disuasorio ante Rusia, tendrán que comprender que los americanos no estarán siempre ahí, que la tensión y el conflicto va mucho más allá de las fronteras rusas, y tendrán que aceptar que de alguna manera Europa se convierta en un actor de seguridad por derecho propio, algo a lo que ya apunta la declaración de Versalles acordada por los líderes europeos la semana pasada.

A finales de 2019 Emmanuel Macron, presidente francés, aseguró que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), estaba entrando en "muerte cerebral". Dos años después, y a solamente unas semanas de unas elecciones presidenciales galas, Macron ha asegurado que la invasión rusa de Ucrania ha provocado un 'electroshock' sobre la alianza militar que la ha devuelto a la vida. En los últimos años, es difícil encontrar un momento de mayor cooperación y coordinación entre la Alianza Atlántica y la Unión Europea.

Estados Unidos (EEUU) Conflicto de Ucrania OTAN
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