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Johnson confina Inglaterra: "El virus avanza más rápido que en los peores pronósticos"
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Johnson confina Inglaterra: "El virus avanza más rápido que en los peores pronósticos"

El número dos del Gobierno británico, Michael Gove, reconoce que el confinamiento podría durar más allá de diciembre, como se ha planteado por el momento

Foto: El primer ministro británico, Boris Johnson. (Reuters)
El primer ministro británico, Boris Johnson. (Reuters)

Boris Johnson confina a Inglaterra tras el repunte de casos. En una rueda de prensa en Downing Street, que se ha retrasado casi tres horas, el primer ministro británico ha anunciado que a partir del jueves y hasta el 2 de diciembre, los ciudadanos deberán permanecer en casa “para salvar vidas y proteger el sistema nacional de salud público”, que especialmente en el suroeste empieza a estar ya a su máxima capacidad. La medida afecta a 56 millones de personas y el objetivo sería salvar los días claves de Navidad, aunque no se descarta extender medidas si fuera necesario. Así lo ha confirmado este domingo el número dos del Ejecutivo británico, Michael Gove, que ha matizado que la meta es reducir la tasa de contagio lo suficiente como para relajar las medidas y que la extensión de las restricciones podría hacerse en puntos concretos del país.

Aunque hace apenas unos días, el líder tory aseguraba que haría todo lo que estuviera en sus manos para evitar un nuevo encierro, ahora recalca que “el virus se está extendiendo mucho más rápido de lo que pronosticaban los peores escenarios. Es el momento de pasar a la acción porque no hay alternativa”, señala. “Ningún primer ministro responsable puede obviar la situación”, matiza.

Foto: Dosis de una candidata a la vacuna contra el coronavirus. (EFE)

A partir de la próxima semana y, siempre y cuando las medidas se aprueben el miércoles en la Cámara de los Comunes, todo quedará cerrado a excepción de colegios, guarderías, universidades y tiendas de artículos esenciales. Pubs y restaurantes solo podrán ofrecer servicio de comida para llevar. Asimismo, los que no puedan trabajar desde casa, como es por ejemplo el sector de la construcción, podrán asistir a sus puestos.

El confinamiento en el Reino Unido nunca se ha podido comparar con las restricciones impuestas la pasada primavera en España. Y, como ocurriera en marzo, Johnson ha dado permiso para realizar al menos una vez al día ejercicio al aire libre. El Gobierno central solo puede imponer medidas en Inglaterra. El resto de naciones que componen el Reino Unido tienen sus propias competencias y tanto Escocia como Irlanda del Norte y Gales habían impuesto ya restricciones más duras. Es más, el gobierno de Cardiff y Belfast ha decidido alargar incluso las vacaciones escolares de otoño para cerrar también colegios.

A diferencia de la situación que se vivió en marzo, donde el excéntrico político se mantenía reacio al confinamiento, ahora, según se cuenta en los corrillos de Westminster, sí habría querido imponer el cierre mucho antes. Pero en esta ocasión, había gran división tanto en el Gabinete como en el partido ante la debilidad económica de un país ya en recesión.

En marzo, el excéntrico político se mantenía reacio al confinamiento; ahora sí habría querido imponer el cierre mucho antes, comentan en los corrillos

Johnson quería evitar tener que depender de la oposición laborista. Pero convencer a los ministros no ha sido tarea fácil. De ahí el retraso en el anuncio. Aunque la presión aumentaba por momentos ante la situación sanitaria, donde ya hay más personas ingresadas que la pasada primavera. Tras las medidas tomadas tanto en Alemania (con 6.366 casos por millón habitantes) como en Francia (19.884), el inquilino del Número 10 ha seguido los pasos de los vecinos europeos. En el Reino Unido hay 15.215 casos por millón, comparado con los 26.376 por millón registrados en España.

Contagios récord

Este sábado precisamente se rompía otro récord, después de que los casos en el Reino Unido hayan superado ya el millón en total. En concreto, desde el 31 de enero hasta ahora, 1.011.660 personas han dado positivo en las pruebas. En las últimas 24 horas, se han registrado 21.915 casos (un aumento de alrededor del 11% respecto a hace quince días) y 326 muertos. El total de fallecidos supera ya los 46.500. La tasa de infección -la famosa “R”- se encuentra entre el 1.1 y 1.3, cuando según los expertos, debe estar por debajo de 1 para controlar la pandemia. Según el modelo del reputado Imperial College, en Inglaterra ya se registran cerca de 100.000 nuevas infecciones cada jornada. Y el número se duplica cada nueve días. Los autores del estudio advertían que se había alcanzado ya una “fase crítica” y urgían a las autoridades a tomar medidas.

El grupo de científicos que asesora al Gobierno (conocido como Sage) pidió al Ejecutivo implantar un “confinamiento de dos semanas” ya el pasado 21 de septiembre. Ese día se registraron 4.500 casos comparados con los más de 21.000 de las últimas 24 horas. Sin embargo, Johnson se resistió. Con el Gabinete inmerso en una auténtica guerra civil, prefirió optar el pasado 12 de octubre por un “semáforo epidemiológico” con el que dividió a Inglaterra en tres niveles.

placeholder Dos policías londinenses hacen su ronda. (Reuters)
Dos policías londinenses hacen su ronda. (Reuters)

Pero los expertos llevaban días advirtiendo que esto no era suficiente. Ni siquiera el encierro por solo dos semanas ya tenía sentido. Según las previsiones de la Sage, de no tomarse más medidas, la pandemia en el Reino Unido estaba camino de violar el “peor escenario razonable”, lo que suponía llegar al invierno con 85.000 muertes.

De no implementarse más restricciones, los escenarios más catastrofistas que barajaban las autoridades, hablaban de superarse las 4.000 muertes diarias. No obstante, la mayoría de los modelos vaticinaban las 2.000 muertes por jornada. En el peor momento del pico de la pasada primavera se llegaron a los 1.000 fallecidos por día.

En definitiva, el “semáforo epidemiológico” no estaba funcionando a nivel sanitario. Y, a nivel político, no hizo otra cosa que ocasionar a Johnson más problemas. Las restricciones más severas se habían impuesto en las últimas semanas en el norte de Inglaterra, lo que llevó a los diputados conservadores de esta zona a declarar la guerra al Gobierno. El llamado “Muro Rojo” fue precisamente lo que garantizó la aplastante mayoría absoluta al primer ministro en las generales del año pasado. Los votantes abandonaron, por primera vez desde la II Guerra Mundial, a los laboristas para apostar por los 'tories' y así garantizar la ejecución del Brexit. Pero los nuevos diputados conservadores quieren mantener sus escaños una vez el país salga ya a efectos prácticos del bloque en diciembre y no duraron en unirse a las quejas de sus parroquianos. Estos denunciaban que, cuando Londres era el centro de las infecciones, se decretó un confinamiento a nivel nacional, pero ahora que los rebrotes más peligrosos se concentraban en el norte, el Ejecutivo estaba apostando por cierres locales que asfixian a una economía ya bastante tocada.

Foto: La sede de Google en Londres, en King's Cross. (Reuters)

Lo cierto es que las arcas públicas de un país que se encuentra en recesión están cada vez más debilitadas. Este sábado precisamente se debía cortar el grifo al programa de los ERTE. El Chancellor Rishi Sunak finalmente lo ha alargado un mes más. Y ha anunciado otros paquetes de ayudas, pero los empresarios aseguran que no son suficientes. El número de parados está aumentando a un ritmo mucho más rápido que durante la crisis financiera de 2008.

La Oficina de Responsabilidad Presupuestaria advierte que la tasa de desempleo podría llegar al 12%, alrededor de 4 millones de personas, antes de fines de 2020, lo que sugiere que se podría alcanzar los niveles más altos desde la década de 1980. Para suministrar algo de oxígeno al sector de la hostelería, uno de los más castigados, el
Chancellor implementó el pasado mes de agosto un programa al que se destinó 520 millones de euros llamado 'Eat Out to Help Out' (Come fuera para ayudar). De lunes a miércoles, el Gobierno se hacía cargo de la mitad del precio de cualquier consumición en bares y restaurantes (sin incluir las bebidas alcohólicas), hasta un límite de 11 euros por comensal. Pero ahora un estudio elaborado por la Universidad de Warwick sugiere que el programa contribuyó a incrementar las infecciones entre un 8% y un 17%.

Boris Johnson confina a Inglaterra tras el repunte de casos. En una rueda de prensa en Downing Street, que se ha retrasado casi tres horas, el primer ministro británico ha anunciado que a partir del jueves y hasta el 2 de diciembre, los ciudadanos deberán permanecer en casa “para salvar vidas y proteger el sistema nacional de salud público”, que especialmente en el suroeste empieza a estar ya a su máxima capacidad. La medida afecta a 56 millones de personas y el objetivo sería salvar los días claves de Navidad, aunque no se descarta extender medidas si fuera necesario. Así lo ha confirmado este domingo el número dos del Ejecutivo británico, Michael Gove, que ha matizado que la meta es reducir la tasa de contagio lo suficiente como para relajar las medidas y que la extensión de las restricciones podría hacerse en puntos concretos del país.

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