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El covid paraliza el Silicon Valley europeo: el corazón 'tech' de Londres es un desierto
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"Ahora somos cuatro gatos"

El covid paraliza el Silicon Valley europeo: el corazón 'tech' de Londres es un desierto

La zona de King's Cross, en Londres, alberga cientos de 'startups' y la sede de gigantes tecnológicos como Google y (pronto) Facebook. Hoy está completamente vacía por la pandemia

Foto: La sede de Google en Londres, en King's Cross. (Reuters)
La sede de Google en Londres, en King's Cross. (Reuters)

Dicen que los espacios vacíos parecen más pequeños. Pero la percepción que uno tiene estos días al entrar en Bonhill Street es que la calle se alarga de manera angustiosa. No se ve ni un alma. En la puerta del campus de Google para 'startups', cuelga un cartel en rojo: cerrado hasta nuevo aviso. Por lo que el trasiego de emprendedores ha mutado en un silencio sepulcral. No es algo exclusivo de este callejón. La pandemia ha convertido al Silicon Valley europeo en un lugar fantasmagórico. Y con las nuevas restricciones sociales impuestas recientemente por el primer ministro británico, Boris Johnson, para hacer frente a la segunda ola del covid-19, no hay miras de que la normalidad (ni siquiera la 'nueva normalidad') vaya a regresar a corto plazo. Muchos han recibido el aviso de que, como mínimo hasta julio de 2021, tienen que trabajar desde casa.

“Como esto siga así, no sé qué va a pasar con el negocio”, asegura Pisut a El Confidencial. Su pequeño local de comida tailandesa para llevar está justo al doblar la esquina. Abrió en 2016 y nunca le faltó trabajo. Es más, iba tan bien que no tenía necesidad de abrir los fines de semana. “Estábamos de lunes a viernes de 11 a 18 horas. Por aquí siempre ha habido mucho movimiento. Pero tras el confinamiento, nada ha vuelto a ser igual. Ahora solo estamos de 11 a 14, porque apenas hemos recuperado el 10% de la clientela. He tenido que reducir mi plantilla de seis a tres personas”, recalca.

Foto: Peter Thiel, cofundador de PayPal. (Foto: Reuters)

A principios de la última década, un grupo de empresas emergentes comenzó a colonizar la rotonda de Old Street, en el este de Londres, lo que llevó el área a ser bautizada como 'Silicon Roundabout'. La zona de Shoreditch representa lo mejor y lo peor del proceso de gentrificación. Los hípsteres trajeron consigo aire renovado y nuevas oportunidades de negocio. Aunque la subida de alquileres y la transformación de algunas tiendas de ultramarinos en sofisticados cafés con 'bowls' de cereales a 11 euros no agradaron a todo el mundo.

El ecosistema tecnológico de Londres se ha ido expandiendo a otros rincones de la capital, como King's Cross. Las empresas emergentes de cosecha propia, como DeepMind, Shazam, Revolut y TransferWise, se han ido consolidando y tienen ahora como vecinos a gigantes como Amazon, Facebook, Google o Apple, que abrieron también oficinas para miles de empleados. Sin embargo, el Silicon Valley europeo es hoy una zona desierta.

“Se hace raro ver todo así de vacío”, señala Osh, directivo de House of Kaizen. La consultora de 'marketing' de rendimiento digital tiene su oficina en WeWork, un espacio de 'coworking'. Normalmente, hay alrededor de un centenar de personas y es complejo hacerse con una sala de reuniones, pero ahora hasta la sala de conferencias está disponible siempre que uno quiera. “En el edificio, somos ahora cuatro gatos. En mi empresa somos 20 empleados, pero ahora solo estamos viniendo tres o cuatro. Yo vivo muy cerca y la verdad es que prefiero ver a la gente en persona, las reuniones me parecen más enriquecedoras. Veo importante mantener la cultura de trabajo. Hay muchas ideas y creatividad que surgen del 'networking'. Pero hay compañeros que viven fuera y lo tienen complicado para venir”, explica.

Para los proveedores de espacios de oficinas, el confinamiento supuso un auténtico mazazo del que aún no han logrado recuperarse. En el caso de TechHub, por ejemplo, ha perdido tres cuartas partes de sus ingresos.

placeholder Los bares y terrezas de King's Cross, uno de los 'hubs' tecnológicos de Londres, están desiertos. (Foto: C. Maza)
Los bares y terrezas de King's Cross, uno de los 'hubs' tecnológicos de Londres, están desiertos. (Foto: C. Maza)

Y la sequía también afecta a los pubs y restaurantes de la zona. Con una cuidada decoración industrial, el café Ozone siempre había sido uno de los puntos de encuentro. Ideal para reuniones formales e informales y con potente wifi para poder trabajar pegado al ordenador. Pero el lunes por la mañana apenas había 10 personas.

Entre ellas, Isaac y Matyas. Ambos trabajan en Onqor Group, un 'startup' donde la edad media de sus empleados no supera los 24 años. Para la agencia de 'marketing' digital, la pandemia ha supuesto todo un impulso. “Cuando yo me incorporé en febrero, éramos seis personas y ahora somos 18”, explica Isaac. “Las cosas nos van francamente bien. Hay mucha gente que ha entendido que es momento de cambio y hay que renovarse, por lo que tenemos mucho trabajo. Todo esto está siendo un reto. Hay muchas oportunidades que salen en los momentos de crisis. Cuando empezamos a crecer, le dije a Matyas que se viniera. Nos conocemos desde la universidad. Hoy es su primer día, de hecho, y le estoy explicando todo”, matiza.

En un principio, estaban localizados en White Collar Factory, un complejo donde hay espacio para 'coworking'. Pagaban aproximadamente 650 euros al mes. Pero debido a que ahora la gran mayoría de las reuniones con sus clientes son 'online', han decidido trabajar desde casa o utilizar los cafés.

placeholder Isaac y Matyas, empleados de la 'startup' Onqor Group, de los pocos trabajadores que se ven estos días por los cafés y oficinas de la zona de King's Cross. (Foto: C. Maza)
Isaac y Matyas, empleados de la 'startup' Onqor Group, de los pocos trabajadores que se ven estos días por los cafés y oficinas de la zona de King's Cross. (Foto: C. Maza)

El edificio de Amazon Web Services era otro de los puntos calientes de Shoreditch. Pero con las nuevas restricciones, apenas acude ahora físicamente a la oficina un 10% de la plantilla. A mediodía, los restaurantes de la zona estaban completamente vacíos.

Lo cierto es que el mercado laboral británico siempre había ofrecido gran flexibilidad a los empleados. Antes de la era del covid-19, muchas compañías ofrecían la oportunidad a la plantilla para trabajar dos o tres días desde casa, o incluso todos mientras el trabajo estuviera hecho y las reuniones con clientes atendidas. Y eso se veía como una ventaja. Pero ahora no son pocos los que llevan francamente mal lo de tener que trabajar todos los días desde casa por obligación.

Es el caso de Maia. Trabaja en una 'fintech', compañía financiera especializa en operaciones 'online', y le han dicho que la situación, de momento, se alarga de manera indefinida. Su empresa comenzó como 'startup' hace siete años con solo dos socios, pero la oficina de Londres cuenta ya con 170 personas y se han expandido a nivel internacional.

“El confinamiento fue algo excepcional. Pero tener que seguir trabajando desde casa ahora no lo llevo bien. Tienes que adaptar todos tus espacios. El salón y tu propia habitación, porque mi marido también está igual. Las jornadas son muchísimo más largas. Todo el mundo tiene más carga de trabajo, pero nadie se atreve ahora a decir que no a nada porque no quiere perder su puesto. De momento, en mi departamento, no ha habido ERTE. Pero nuestra oficina antes ocupaba dos pisos y ahora solo se ha quedado en uno. Nos avisaron de que si la situación no mejoraba, nos podían reducir el sueldo. Veremos cómo transcurren la cosas”, explica.

placeholder Oficinas de YouTube en King's Cross, Londres. (Reuters)
Oficinas de YouTube en King's Cross, Londres. (Reuters)

En King´s Cross, el escenario fantasmagórico se repite. En circunstancias normales, el largo pasadizo que une la salida del metro con las oficinas de Google es un camino imposible. Pero estos días lo complejo es toparse con algún transeúnte. La explanada también alberga otras multinacionales tecnológicas, como Havas.

Al otro lado de Regent´s Canal, ha abierto recientemente Coal Drops Yard, un importante centro industrial convertido ahora en un selecto espacio abierto de exclusivas tiendas y restaurantes de todo tipo. El espacio se ideó para cubrir las demandas del ocio del nuevo corazón tecnológico. Pero la música de fondo hace estos días eco.

“Cuando la gente de las oficinas venía a comer, al final siempre acababan comprando también algo”, asegura Manuel, que trabaja en una selecta firma de ropa francesa. “Pero ahora apenas hay clientes. Nuestro objetivo es hacer 8.000 libras a la semana. Pero estamos haciendo alrededor de 3.000. Y para que la tienda pueda permanecer abierta para cubrir gastos, tendríamos que hacer 6.000. Seguramente si preguntas en otras tiendas de la zona enfocadas a un público más joven te dirán que no han notado mucho impacto. Pero nosotros nos nutrimos mayormente de ejecutivos y las oficinas ahora están vacías”, señala.

La única señal de vida en la actual sede de Google es un guardia de seguridad solitario que patrulla la entrada. El gigante tecnológico ha pedido a sus 4.500 empleados en el Reino Unido que trabajen desde casa hasta, al menos, julio de 2021.

placeholder El largo pasadizo que une la salida del metro con las oficinas de Google es un camino imposible. Pero estos días lo complejo es toparse con algún transeúnte. (Foto: C. Maza)
El largo pasadizo que une la salida del metro con las oficinas de Google es un camino imposible. Pero estos días lo complejo es toparse con algún transeúnte. (Foto: C. Maza)

Con todo, la empresa americana sigue adelante con sus planes para construir un ambicioso campus que albergará a 7.000 empleados. El llamativo diseño —bautizado como 'landscraper', por ser mucho más largo que alto— contará con 11 pisos, se extenderá 330 metros y cubrirá unos 100.000 metros cuadrados. Google ocupará aproximadamente el 65% del espacio, con el primer piso destinado a las tiendas y un mercado abierto.

Los empleados tendrán un área de juegos de usos múltiples para practicar diversas actividades deportivas y una piscina de 25 metros con tres carriles. Asimismo, también estarán disponibles unas salas de masajes y cápsulas especiales para dormir, para aquellas personas que quieran desconectarse del estrés de la City.

Sundar Pichai, director ejecutivo de Google, explicó recientemente a la revista 'Time' que la empresa se centrará ahora en un modelo “híbrido” que incluirá tanto trabajo en la oficina como a distancia. “Creemos firmemente que estar juntos, verse físicamente, tener ese sentimiento de comunidad, es muy importante”, señaló. “No vemos que eso vaya a cambiar. Así que no creemos que el futuro sea cien por cien trabajo por remoto. Definitivamente, valoramos nuestras oficinas, esa cultura, pero creemos que necesitamos crear más flexibilidad, un modelo más híbrido”, matizó.

El vecino de Google será Facebook. La compañía de Mark Zuckerberg tiene previsto inaugurar el próximo año en King´s Cross un nuevo espacio de 56.000 metros cuadrados con la unión de dos edificios gemelos pegados a Regent´s Canal, con capacidad para 6.000 empleados. La azotea estará repleta de jardines, habrá ascensores panorámicos y contará con un teatro para 600 personas. ¿Recobrará el Silicon Valley de Europa sus días de gloria? Hoy por hoy, en las calles solo se escucha el silencio.

Dicen que los espacios vacíos parecen más pequeños. Pero la percepción que uno tiene estos días al entrar en Bonhill Street es que la calle se alarga de manera angustiosa. No se ve ni un alma. En la puerta del campus de Google para 'startups', cuelga un cartel en rojo: cerrado hasta nuevo aviso. Por lo que el trasiego de emprendedores ha mutado en un silencio sepulcral. No es algo exclusivo de este callejón. La pandemia ha convertido al Silicon Valley europeo en un lugar fantasmagórico. Y con las nuevas restricciones sociales impuestas recientemente por el primer ministro británico, Boris Johnson, para hacer frente a la segunda ola del covid-19, no hay miras de que la normalidad (ni siquiera la 'nueva normalidad') vaya a regresar a corto plazo. Muchos han recibido el aviso de que, como mínimo hasta julio de 2021, tienen que trabajar desde casa.

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