Es noticia
Corona-cónclave en Polonia: Al menos siete obispos, contagiados por un 'selfi'
  1. Mundo
  2. Europa
Segunda oleada en Polonia

Corona-cónclave en Polonia: Al menos siete obispos, contagiados por un 'selfi'

Desde que comenzó la pandemia, la Iglesia polaca ha tratado de imponer su propia manera de enfrentarse a un problema cuyo diagnóstico y solución está en manos de la ciencia

Foto: Escenas del Corpus Christi en Varsovia, Polonia. (EFE)
Escenas del Corpus Christi en Varsovia, Polonia. (EFE)

Muchos de los 150.000 infectados por coronavirus en Polonia pueden no estar muy seguros de cómo, cuándo y dónde fueron contagiados. Sin embargo, siete de los obispos del país tienen una fotografía del momento exacto en el que contrajeron el virus. Tras una reunión del episcopado polaco, cerca de cien prelados se hicieron una foto de grupo en la que se puede ver cómo ninguno de ellos lleva mascarilla y están sentados hombro con hombro, sin mantener la distancia de seguridad. Una semana después, se ha descubierto que al menos siete de los asistentes al encuentro están infectados por el coronavirus y que pueden haber estado infectando a otros cientos de personas, entre ellas niños y miembros del gobierno.

“La sesión de fotografía duró sólo cinco minutos, no se puede llamar 'contacto' a eso”, ha dicho la oficina de prensa del prelado de Cracovia. Una afirmación desmentida por las otras fotografías del encuentro que fueron difundidas por redes sociales. Se da la circunstancia de que uno de los obispos que ha dado positivo estuvo dando la comunión y confirmando a cientos de niños las jornadas previas a la foto, y varios miembros del gobierno polaco, entre ellos el vicepresidente Sebastian Kaleta y el ministro de Cultura, han contraído también el virus por haber tenido contacto con alguno de los clérigos, según afirman los medios locales.

Foto: Gente con mascarillas en Praga. (Reuters)

Desde que comenzó la pandemia, la Iglesia polaca ha tratado de imponer su propia manera de enfrentarse a un problema cuyo diagnóstico y solución está en manos de la ciencia. Cuando se impusieron restricciones para limitar el aforo de los actos públicos a 50 asistentes, los curas polacos propusieron “multiplicar el número de misas” para que ningún fiel se quedase sin asistir al oficio dominical. Afirmaciones como que “Satanás nada puede contra el agua bendita” o que “En la casa de Cristo no hay virus, las iglesias son como hospitales para el alma", "Cristo no transmite enfermedades o virus, Cristo devuelve la salud" pudieron llevar a algunas personas a pensar que no había peligro en ir a misa incluso sin llevar protección.

Polonia, que consiguió esquivar la primera fase de la pandemia mucho mejor que la mayor parte de Europa, está registrando ahora unos niveles de contagios y muertes que están entre los más altos del mundo. El día 14 de octubre se reportaron más de 8.000 nuevos infectados y cerca de cien muertes, con un total acumulado durante la última semana de casi 40.000 positivos y casi 500 fallecimientos.

placeholder La foto de la discordia (Conferencia episcopal polaca)
La foto de la discordia (Conferencia episcopal polaca)

Las restricciones vigentes según el gobierno permiten la asistencia de hasta 150 personas en actos públicos como la misa, y aunque es obligatorio el uso de mascarilla y mantener la distancia de seguridad, es frecuente ver a gente mayor haciendo caso omiso a estas indicaciones.

Con cada vez más hospitales que se ven desbordados por una situación que empeora día a día, el servicio nacional de salud ha pedido a los ciudadanos que no acudan a los centros médicos si no se trata de casos de extrema urgencia. En ciudades como Cracovia, donde se producen unos mil nuevos casos diarios, las sirenas de ambulancias se han convertido en un sonido inusitadamente frecuente. El número de tests, que sigue siendo mucho más bajo que en el resto de Europa, arroja datos escalofriantes, con entre un 25% y un 35% de positivos dependiendo del día. La directora de una escuela pública de Cracovia donde se han dado varios casos entre alumnos y profesores afirmaba el lunes que había llamado más de 200 veces por teléfono al servicio de atención telefónica sanitaria para el covid-19 sin que le cogieran el teléfono ni una sola vez.

Cerrar los ojos ante la pandemia

Tras unos meses de tregua relativa en la que se congratulaba de haber puesto al virus “en retirada”, hasta el punto de celebrar elecciones animando especialmente a las personas mayores a “acudir masivamente a las urnas sin miedo”, da la impresión de que al Ejecutivo polaco se le acabó la suerte y se encuentra, como la mayoría de los demás gobiernos, sin un plan de acción con el que enfrentarse a una situación que puede ser pavorosa muy pronto.

El sistema de salud polaco, una partida casi marginal en los presupuestos de un gobierno que ha preferido incrementar los gastos de defensa o subvencionar con 500 millones de euros a la televisión pública en plena pandemia, está revelando su fragilidad cuando más se le necesita. Ante la falta de médicos y enfermeras, se ha autorizado a los estudiantes de 4º de medicina a acudir a ejercer a los hospitales y a las monjas a actuar como enfermeras. Por otro lado, los medios materiales también empiezan a escasear, y al ritmo actual de 400 y pico ingresados diarios, se calcula que en una o a lo sumo dos semanas no habrá camas. Otro tanto ocurre con los respiradores y el personal cualificado para manejarlos.

El presidente Duda, que prometió a los polacos que “la curva se aplanaría a mediados de octubre”, se enzarzó en una agria discusión en Twitter con un periodista que le recordó sus palabras el día 13 de este mes (cuando se informó de más de 5.000 casos). “Usted está manipulando mis palabras, aún quedan dos días para mediados de octubre, tuiteó Duda. El día 15 se rebasaron las 8.000 nuevas infecciones. Ese mismo día, el doctor Jacek Gorka tuiteaba que se tenía que enfrentar al dilema de a cuáles de sus enfermos adjudicar un respirador: “Esto no es Lombardía en marzo. Es Cracovia. Hoy”.

Día de Todos los Santos

Con la señalada festividad de todos los santos a la vuelta de la esquina, una fecha en la que millones de polacos se dan cita en los cementerios de todo el país, el gobierno ha confirmado que no se restringirá la afluencia a los camposantos, aunque se aconseja que quien pueda visite estos lugares en “fechas alternativas”. Aún se recuerda cómo en el aniversario de la muerte de su hermano, el jefe del partido del gobierno, Jaroslaw Kaczyński, hizo que se abriera exclusivamente para él un cementerio de Varsovia. Que Kaczyński fuese el único polaco que pudo visitar la tumba de sus seres queridos en un momento en que todo el país estaba confinado fue una muestra más del desprecio de la clase política por las reglas que ellos mismos imponen: el 'premier' Morawiecki tuiteaba fotos de comidas en restaurantes sin máscara, los candidatos a las elecciones presidenciales celebraron mítines multitudinarios sin ninguna medida profiláctica y las dramáticas noticias que llegaban del resto de Europa se usaban para confirmar la “excepción polaca”. Las encuestas del momento mostraban que los ciudadanos polacos eran los que más se inclinaban a pensar que “el covid es una conspiración” y que, como el propio presidente Duda declaró en televisión, “las vacunas no deberían ser obligatorias”.

Ahora que el ministro de Economía acaba de anunciar que el “plan Escudo” para mantener la economía a flote se ha quedado sin fondos y que se propuso una ley para eximir de responsabilidad penal a cualquier miembro del gobierno por sus acciones u omisiones durante la primera ola, se ha desencadenado una campaña, alentada desde el Ejecutivo, que “exige” a los empleados sanitarios “más dedicación en estos tiempos cruciales” y que propone endurecer la responsabilidad penal por errores médicos. Se han dado casos de médicos no especialistas o estudiantes de Medicina que se resisten a operar los respiradores por no conocer bien su manejo. Como telón de fondo, se ha anunciado un generoso plan para “fomentar el patriotismo” que aumente las horas lectivas dedicadas a la historia polaca, a costa de las otras asignaturas, y que se materialice en acciones propagandísticas que tomen el lugar de manifestaciones culturales.

Ante la pregunta de un locutor de radio sobre cómo protegerse contra el virus, un senador del partido gubernamental respondió que recomendaba “comer una manzana al día, que como dice el refrán polaco (sic) mantiene al doctor alejado; o mejor dos manzanas”. Una parroquia de Nowy Targ, cerca de Cracovia, aseguraba a sus fieles que había instalado “una tecnología de la NASA con rayos ultravioletas que neutraliza el 99% de las bacterias, virus y hongos”, con lo cual “no hace falta llevar mascarilla en nuestra iglesia”.

Muchos de los 150.000 infectados por coronavirus en Polonia pueden no estar muy seguros de cómo, cuándo y dónde fueron contagiados. Sin embargo, siete de los obispos del país tienen una fotografía del momento exacto en el que contrajeron el virus. Tras una reunión del episcopado polaco, cerca de cien prelados se hicieron una foto de grupo en la que se puede ver cómo ninguno de ellos lleva mascarilla y están sentados hombro con hombro, sin mantener la distancia de seguridad. Una semana después, se ha descubierto que al menos siete de los asistentes al encuentro están infectados por el coronavirus y que pueden haber estado infectando a otros cientos de personas, entre ellas niños y miembros del gobierno.

Polonia Iglesia
El redactor recomienda