No es confinamiento, ahora se llama 'circuit breaker': UK, al borde del nuevo encierro
El 'premier' británico está recibiendo presiones, desde su propio Gabinete, para imponer de nuevo un confinamiento nacional de dos semanas en Reino Unido
La política está llena de eufemismos. Las recesiones son 'desaceleraciones', los divorcios son 'cese temporal de la convivencia' y lo de Luis Bárcenas fue un 'despido en diferido'. En tiempos de pandemia, lo que se utiliza ahora es el término 'circuit breaker', cuya traducción vendría a ser algo así como 'cortocircuito'. En Westminster, se ha convertido en un comodín para transmitir la idea de que al covid-19 se le puede intentar cortar el paso, apagando el interruptor como si se tratara de la corriente eléctrica. Pero, en la práctica, viene a ser un nuevo confinamiento de dos o tres semanas, como el que se está llevando ya a cabo en algunos países como Israel, el primer país occidental que se vio forzado a volver a imponer un encierro nacional. Reino Unido podría ser el segundo.
En el Reino Unido, los ingresos por coronavirus en los hospitales superan ya los registrados en marzo, por lo que el grupo de asesores científicos de Downing Street (el llamado SAGE) ha solicitado a las autoridades imponer restricciones más duras a fin de hacer “retroceder” el reloj y poner el contador a los niveles de contagios de hace 28 días. Los casos se han incrementado un 21% en la última semana. Superan ya los 650.000 en una población de 66,65 millones. Más de 43.000 han fallecido a causa de la pandemia, la cifra más alta de Europa.
Según se ha podido conocer esta semana, la SAGE pidió al Ejecutivo implantar un 'circuit breaker' el pasado 21 de septiembre. Ese día, se registraron 4.500 casos comparados con los 19.724 de este miércoles o los 18.980 del jueves. Sin embargo, Boris Johnson se resiste. Con el Gabinete inmerso en una auténtica guerra civil y la presión económica de un país ya en recesión, el 'premier' prefiere optar, de momento, por un “semáforo epidemiológico” con el que ha dividido Inglaterra en tres niveles.
Liverpool (con más de 600 infectados por cada 100.000 habitantes y con una ocupación del 95% de las UCI) ha sido la primera en incluirse en el nivel con más restricciones. Greater Manchester tiene 583,2 casos por cada 100.000 habitantes. Pero su alcalde, Andy Burnham, que fue ministro de Sanidad con el Gobierno laborista, se niega a entrar en el máximo nivel de alerta a no ser que el Ejecutivo central otorgue más ayudas económicas, entre ellas, que se regrese al programa de ERTE para que el Tesoro pague el 80% de los salarios de los puestos afectados.
Por su parte, Londres (donde en algunos barrios superan ya los 100 infectados por cada 100.00 habitantes) entrará este sábado en el segundo nivel de alerta, lo que significa que quedan prohibidas las reuniones de dos núcleos familiares distintos, tanto en el interior como en el exterior. Los pubs y restaurantes continúan con el toque de queda a las 22:00.
Los expertos insisten en que las nuevas medidas no son suficientes y el laborista Keir Starmer ha dejado su “oposición constructiva” —con la que hasta ahora había apoyado todos los planes gubernamentales— para exigir un 'circuit breaker'. Según la última encuesta de YouGov, el 68% de los británicos se muestra a favor de un segundo confinamiento de dos semanas, incluido un 65% de los votantes 'tories'.
Según el estudio de la SAGE (la BBC sí ha podido verlo, pero no ha sido aún publicado ni analizado por el resto de la comunidad científica), un nuevo encierro entre el 24 de octubre y el 7 de noviembre podría reducir el número de muertes entre un 29% y un 49%. Las vidas que se podrían salvar desde ahora hasta el comienzo de 2021 oscilarían desde las 800 (si la pandemia avanza lentamente y se aplican restricciones leves) hasta 106.000 (si el avance es más rápido y se aplican restricciones severas).
Un confinamiento puede ser insuficiente
El encierro coincidiría con las vacaciones escolares de otoño. En el Reino Unido, en lugar del largo verano, cada dos meses aproximadamente los colegios tienen unos días de descanso. El cierre de las escuelas siempre había sido el gran miedo de Downing Street. Pero aprovechando el llamado 'half term', se podría confinar de nuevo Inglaterra. Escocia, Gales e Irlanda del Norte (donde ya se han cerrado los colegios) tienen sus propias competencias y las medidas son más restrictivas.
En cualquier caso, Graham Medley, miembro de SAGE, considera que el Gobierno “ha perdido ya el tren” para imponer un encierro a finales de mes. “Habría sido muy útil desde el punto de vista epidemiológico, pero el 24 de octubre probablemente sea demasiado pronto para que las personas y las empresas se planifiquen eficazmente para reducir los impactos más negativos. La mayoría de los pubs, por ejemplo, reciben entregas mensuales, por lo que necesitan al menos un mes de antelación para no comprar la cerveza que no venderán”, explicó a 'The Times'. Con todo, si no es ahora, recomienda hacerlo en las próximas semanas.
El llamado 'circuit breaker' ha funcionado con éxito en otros países asiáticos porque el número de casos era menor y porque los sistemas de test y rastreo han sido muy eficaces desde el primer momento, algo que no ocurre a día de hoy en el Reino Unido.
En Hong Kong, cerraron clubes nocturnos en partes de la ciudad cuando los estudiantes regresaron de China; en Corea del Sur, cerraron los colegios de la ciudad de Daegu. Por otra parte, aunque nunca se promulgó, la Organización Mundial de la Salud propuso una “estrategia de dos semanas de encierro y dos semanas de normalidad” para frenar las nuevas infecciones en Pakistán, cuando los casos aumentaron rápidamente en junio.
En Israel, la población lleva confinada desde el pasado 18 de septiembre. En principio, las restricciones iban a durar solo tres semanas, pero a día de hoy siguen vigentes. Eso sí, los contagios diarios se han reducido a la mitad y ahora se sitúan en poco menos de 3.000 por día (221 por cada 100.000 en los últimos siete días).
¿Funcionaría, por tanto, el 'circuit breaker' en el Reino Unido? Las reglas básicas del contagio son simples. Si se prohíben las reuniones sociales, se ralentiza la propagación del virus. La verdadera pregunta es si el país tiene la capacidad, la voluntad colectiva y el liderazgo para llevarlo a cabo.
El Gabinete está completamente dividido. Los rebrotes preocupan, pero algunos ministros consideran que el nuevo encierro sería solo un parche, no una solución a largo plazo, y creen que no hay ninguna sociedad ni economía que aguanten confinamientos nacionales de manera intermitente.
En los corrillos de Westminster se dice que la batalla está entre “palomas” —los que quieren implantar unas medidas más estrictas— y “halcones” —los que están desesperados por mantener la economía lo más abierta posible—. Representando al primer grupo están Michael Gove (a efectos prácticos, vice primer ministro) y Matt Hancock (titular de Sanidad). En el segundo están Rishi Sunak (Tesoro), Robert Jenrick (Vivienda), Alok Sharma (Negocios) y Oliver Dowden (Cultura). De momento, ganan los halcones. Pero está por ver por cuánto tiempo. La presión para el primer ministro es máxima.
La política está llena de eufemismos. Las recesiones son 'desaceleraciones', los divorcios son 'cese temporal de la convivencia' y lo de Luis Bárcenas fue un 'despido en diferido'. En tiempos de pandemia, lo que se utiliza ahora es el término 'circuit breaker', cuya traducción vendría a ser algo así como 'cortocircuito'. En Westminster, se ha convertido en un comodín para transmitir la idea de que al covid-19 se le puede intentar cortar el paso, apagando el interruptor como si se tratara de la corriente eléctrica. Pero, en la práctica, viene a ser un nuevo confinamiento de dos o tres semanas, como el que se está llevando ya a cabo en algunos países como Israel, el primer país occidental que se vio forzado a volver a imponer un encierro nacional. Reino Unido podría ser el segundo.
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