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El 'pequeño Trump' de Berlín: un embajador polémico, agresivo y nada diplomático
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RICHARD GRENELL, EMBAJADOR DE ESTADOS UNIDOS

El 'pequeño Trump' de Berlín: un embajador polémico, agresivo y nada diplomático

El embajador de EEUU cumple un año en Alemania como azote de sus anfitriones, que no se sienten cómodos con su incorrección política pero asumen que es una pieza importante de Trump en Europa

Foto: Richard Grenell, embajador de EEUU, junto a Angela Merkel. (Reuters)
Richard Grenell, embajador de EEUU, junto a Angela Merkel. (Reuters)

Directo, polémico y sin pelos en la lengua. El embajador de Estados Unidos en Alemania, Richard Grenell, cumple un año en Berlín como azote de sus anfitriones. Sus declaraciones, sus amenazas y sus tuits no han gustado en la capital alemana, acostumbrada a la corrección política y la búsqueda de consensos. Pero eso no significa que políticos y empresarios no tomen nota de todo lo que dice. Es una persona cercana a Trump. Muy alineado con sus políticas, pero también capaz de influirle.

Hace apenas unos días, cuando saltó la noticia de que Google cortaba sus lazos con el gigante tecnológico chino Huawei, el embajador estadounidense en Berlín retuiteó rápidamente la información que daban los medios de su país y le añadió un comentario mínimo: "CC: Europa". Un aviso a navegantes, una advertencia en el mejor de los casos, que quería llamar al orden a una UE que se ha desmarcado de Washington en el conflicto en torno al desarrollo de las redes 5G, para enfado de la administración Trump. Así se las gasta Grenell. De tal presidente, tal embajador.

Foto: Campaña para las elecciones europeas con Annegret Kramp-Karrenbauer, Angela Merkel y Manfred Weber. (Reuters)

Abundan los ejemplos de su actividad en Berlín. Y de las ampollas que ha levantado al ejercer su cargo de una forma muy alejada de los cánones de la diplomacia, cargando contra la política alemana y presionando a la industria local. 'Der Spiegel' ha asegurado que este político de 52 años, excolaborador de John Bolton, el asesor de Seguridad Nacional de Trump, está "aislado políticamente" y ha encontrado "pocos amigos" en la capital alemana.

Este febrero Wolfgang Kubicki, uno de los líderes del Partido Liberal (FDP), le criticó por "actuar como un alto comisionado de un poder ocupante" y desde el Partido Socialdemócrata (SPD) le llamaron "absoluto fracaso diplomático". Un mes más tarde el partido La Izquierda pidió directamente declararlo persona "non grata" y expulsarlo del país por interferir en su política interna.

Irán y el gasto militar

No se dio un día de tregua. Nada más tomar posesión como embajador en Berlín recurrió a Twitter, como acostumbra hacer también su presidente, para instar a las empresas alemanas a que abandonasen Irán "inmediatamente". Trump acababa de salirse del acuerdo nuclear con Teherán y las potencias europeas que lo firmaron -Francia, Reino Unido y Alemania- estaban haciendo todo lo posible para mantener con vida un pacto que se había vendido como uno de los grandes logros de la endeble diplomacia europea.

Este marzo, Grenell cargó contra el presupuesto militar alemán. Fue después de que el Gobierno alemán avanzase que esperaba alcanzar el 1,4 por ciento en 2020, aunque el gasto militar caería después por debajo del 1,3 por ciento. "Los miembros de la OTAN se han comprometido claramente a acercarse, no alejarse, al 2 por ciento para 2024", comenzó Grenell. "Que el Gobierno alemán siquiera considere reducir su ya inaceptable compromiso con la disponibilidad militar es una señal preocupante para los 28 aliados de Alemania en la OTAN", agregó.

Foto: Donald Trump y Theresa May durante una rueda de prensa en Reino Unido. (Reuters)

El embajador, al que algunos críticos apodan "pequeño Trump", ha mantenido además varias reuniones con directivos de la industria del motor alemana para instarles a abrir plantas en su país y evitar así la imposición de aranceles sobre sus vehículos, una de las amenazas que el presidente de Estados Unidos ha esgrimido contra la primera economía europea en varias ocasiones.

Grenell también ha calificado de "problema" la construcción del gasoducto Nord Stream 2 que va a conectar directamente Alemania y Rusia en un momento de tensiones con Moscú. Aquí se ha puesto de lado de otros socios europeos que rechazan el proyecto, con Polonia y los bálticos a la cabeza, pero por una cuestión más económica que geopolítica. Estados Unidos ansía colocar en Europa parte de su gas natural licuado (LNG) pese a que es más caro que el ruso.

Aislado pero efectivo

Su lista de amigos en Berlín es mínima. Ha coincidido con Merkel en actos oficiales, pero ella ni siquiera le ha recibido (cuando con otros embajadores estadounidenses ha mantenido una relación estrecha, incluso de amistad). Quienes interactúan con él, según una treintena de fuentes consultadas por 'Der Spiegel', le describen como una persona narcisista y egocéntrica que no soporta las críticas y que puede tornarse incluso agresiva. Además, aseguran que su conocimiento de Alemania y Europa es escaso y que ignora los informes que le facilitan sus asesores en la embajada. La imagen es muy similar a la que llega desde la Casa Blanca.

Foto: Tuberías destinadas al gasoducto Nord Stream 2 son cargadas en un barco en el puerto de Mukran, en la isla alemana de Ruegen, en febrero de 2018. (Reuters)

Sin embargo, esta repulsa que causa en Berlín no significa que la presión que ejerce sobre el gobierno y la industria del país no esté teniendo éxito. Varias grandes empresas alemanas, como Volkswagen y BASF, han abandonado Irán en los últimos meses, al combinarse la labor de Grenell con la amenaza de sanciones por parte de Washington, pese a los esfuerzos de Londres, París y Berlín, y la impotencia de Teherán.

Además, Alemania ha empezado a comprar LNG estadounidense (aunque sin renunciar al Nord Stream 2). Grenell también ha logrado que Alemania acepte la custodia un presunto criminal de guerra nazi al que había rechazado previamente. Con 95 años, el hombre ha sido directamente internado en una residencia de ancianos. Por último, el embajador ha conseguido que Berlín prohíba aterrizar en sus aeropuertos a los aviones de la aerolínea iraní Mahan Air, a la que Washington vincula con los guardianes de la revolución.

Cuenta con el apoyo incondicional de Trump: "Ric lo está haciendo tan bien que no lo querría mover", respondió al ser preguntado por un periodista

Mal que le pese a muchos en Berlín, lo que diga Grenell importa. Es alguien próximo a Trump. Por ideología y carácter, pero también por sus contactos en la Casa Blanca, con el influyente Bolton a la cabeza. El embajador sabe además cuidar esa relación. A menudo aparece como comentarista de Fox News, uno de los canales conservadores favoritos del presidente de Estados Unidos.

Trump, por su parte, ha dejado claro que está satisfecho con su trabajo. A finales del año pasado, cuando se barajó el nombre de Grenell como posible sustituto de Nikki Haley, entonces embajadora ante la ONU, el presidente lo descartó por su rendimiento en Alemania. "Ric lo está haciendo tan bien que no lo querría mover", respondió Trump al ser preguntado al respecto por un periodista. Una pena, pensarán muchos en Berlín.

Directo, polémico y sin pelos en la lengua. El embajador de Estados Unidos en Alemania, Richard Grenell, cumple un año en Berlín como azote de sus anfitriones. Sus declaraciones, sus amenazas y sus tuits no han gustado en la capital alemana, acostumbrada a la corrección política y la búsqueda de consensos. Pero eso no significa que políticos y empresarios no tomen nota de todo lo que dice. Es una persona cercana a Trump. Muy alineado con sus políticas, pero también capaz de influirle.

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