El plan de las familias de los yihadistas para que Francia deba repatriar a niños del ISIS
Los familiares de yihadistas franceses denuncian al Estado ante la ONU para traer a sus nietos de vuelta a casa. Si Francia se niega a repatriarlos "violaría" la Convención contra la Tortura
Es la segunda tentativa de los familiares de yihadistas franceses para traer a sus nietos de vuelta a casa. En la mañana del lunes la abogada Marie Dosé presentó una denuncia contra Francia ante el `Comité contra la Tortura´ de Naciones Unidas. Las familias urgen la repatriación de diez niños detenidos en el campamento de al Hol en el Kurdistán sirio donde las condiciones de vida son miserables. El frío, el hambre, las quemaduras, las infecciones o la propagación de enfermedades han causado la muerte de al menos 100 niños en las últimas semanas.
“Si Francia se niega a repatriar a estos niños, estará violando las disposiciones de la Convención Internacional contra la Tortura, de la que es un país signatario, puesto que expone -a los niños- directamente al trato cruel, inhumano y degradante”, manifiesta la denuncia. El sufrimiento, la muerte o la enfermedad de los hijos de los yihadistas franceses atrapados en Siria puede servir de base legal para que el Comité de Naciones Unidas “fuerce a Francia a respetar sus obligaciones. Una deliberación que podría tardar más de dos meses porque tendrá lugar una reunión en abril”, revela a El Confidencial la abogada Marie Dosé.
Ahora el Comité de diez expertos, formado por miembros independientes, pedirá a Francia sus observaciones en un plazo máximo de seis meses. Después el Estado podría impugnar la admisibilidad de la denuncia con sus argumentos que, posiblemente, harán referencia a la cuestión de seguridad. Al final, el Gobierno de Emmanuel Macron persigue una política de “caso por caso”, como anunció el Ministro de Asuntos Extranjeros Jean-Yves Le Drian, un mecanismo que evite una repatriación general y automática de los inmigrantes del Califato.
Cólera, tuberculosis y disentería
El alojamiento destinado a los parientes de los yihadistas en Siria consta de unas tiendas de lona levantadas sobre una planicie embarrada. En ella conviven 40.000 personas en al Hol; 12.000 en Ain Issa; y 1.500 en al Roj. La principal amenaza para los más pequeños son las pocas medidas de seguridad e higiene. “En una situación de guerra, y tras la llegada de 30.000 personas en los últimos tres meses, se dan las condiciones favorables para la propagación de enfermedades como la disentería”, manifiesta Marie Dosé. Otros testimonios revelan la reciente aparición de casos de cólera y tuberculosis. La falta de atención de las organizaciones humanitarias, con excepción de la Cruz Roja, limita la atención médica para los más de 2.500 niños extranjeros.
Otros riesgos que impiden el bienestar de los más jóvenes son las bajas temperaturas y las tormentas. Por ello, las madres hacen uso de las estufas que han propagado varios incendios mortales. El último se produjo en los primeros días de marzo, en el campamento de al Roj, en el que dos niños murieron quemados y fueron enterrados junto al recién nacido de la yihadista británica Shamima Begum. Las quemaduras durante el tiempo de cocina también han dado lugar a graves infecciones que no pueden tratarse en los campamentos. Los alimentos empaquetados tienen que ser cocinados de manera individual en hornillos. Es por ello que el aceite hirviendo y otro tipo de quemaduras han causado la muerte a decenas de menores.
“En el campamento hay solo un váter y una ducha para centenares de personas”, explica Pascale, madre de una yihadista francesa que ha llegado a al Hol en los últimos días. “De esta manera, hay bebés que no se han aseado incluso dos meses después de llegar del frente de Baghouz”. Las madres e hijos salen del último reducto de ISIS en un evidente estado de desnutrición, “mi hija me decía que ya no les quedaba nada y que morían de hambre”, explica Pascale, que mantuvo la comunicación con su ella hasta momentos antes de que se entregara a las Fuerzas Democráticas Sirias.
Repatriación de huérfanos franceses
Pascale no pierde la esperanza en recuperar a sus cuatro nietos, uno de ellos nacido en el Califato. El viernes pasado cinco huérfanos franceses fueron repatriados en misión secreta desde Siria. “Estos niños necesitaban un seguimiento médico y psicológico particular y han sido puestos a disposición de las autoridades judiciales”, publicó el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia. Tras ser atendidos por los sanitarios y pasar a las autoridades judiciales, los menores son entregados a los servicios sociales o a la familia de acogida.
La urgencia de los abuelos, que no cesan en su empeño por recuperar a sus nietos, se debe a que la inestabilidad de Siria pueda provocar la fuga o el traslado de los detenidos. La autoridad kurda, que en este momento custodia a más de 5.000 prisioneros extranjeros del ISIS, ha establecido tribunales 'ad hoc' para juzgar a estos sospechosos de nacionalidad siria e iraquí. Un proceso “al que no asisten los abogados de la defensa por motivos de seguridad”, afirma Raso, un miembro del comité de fiscales, quien destaca el riesgo para los letrados que defienden a este tipo de detenidos. Hasta ahora la autoridad ha juzgado a 800 personas en 2017 y a 1.000 en 2018.
Las penas varían de entre 1 a 20 años de cárcel y no está vigente la pena capital. Y esto es precisamente lo que inquieta a los familiares de los yihadistas europeos. La posible retirada de EEUU de Siria y la caída del apoyo international podría llevar a los kurdosirios a entregar la cuota de presos a Irak o al Gobierno de Damasco. Y en estos países sí es legal la sentencia de muerte. “Los años van pasando y estos niños están creciendo en un entorno propicio para la radicalización yihadista”, expresa una de las encargadas kurdas del campamento al Roj. “Es en el interés de los propios países llevárselos de vuelta cuanto antes. No es una solucion para nadie condenarlos al exilio”.
* Esta información forma parte de “La Vuelta a Casa de los Yihadistas Europeos”, una investigación de Pilar Cebrián financiada por la Fundación BBVA.
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