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Marcelo Rebelo de Sousa, el presidente que cambió la forma de liderar Portugal
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"es totalmente distinto de su antecesor"

Marcelo Rebelo de Sousa, el presidente que cambió la forma de liderar Portugal

Hace exactamente tres años, Marcelo Rebelo de Sousa llegaba a pie a la Asamblea de la República para asumir la jefatura de Estado de Portugal. Todo un símbolo de lo que estaba por venir

Foto: El presidente portugués Marcelo Rebelo de Sousa en un acto en el Monasterio de los Jerónimos en Lisboa, el 15 de febrero de 2019. (Reuters)
El presidente portugués Marcelo Rebelo de Sousa en un acto en el Monasterio de los Jerónimos en Lisboa, el 15 de febrero de 2019. (Reuters)

En Portugal nadie le llama Rebelo de Sousa; es simplemente Marcelo, el presidente que se presta a 'selfies', improvisa sobre una agenda oficial cargada de eventos y comenta la actualidad cada vez que le ponen un micrófono delante. Hace exactamente tres años, Marcelo Rebelo de Sousa llegaba a pie a la Asamblea de la República para asumir la jefatura de Estado de Portugal. Un gesto simbólico con el que anunció cómo iba a cambiar la forma de ser presidente, sorteando los protocolos y acercándose al pueblo.

Un estilo muy diferente al de su predecesor, el también conservador Aníbal Cavaco Silva, que ejerció la presidencia durante una década bajo el paraguas de la institucionalidad, con un carácter reservado y poco dado a comentarios. "Rompe con el pasado. Es completamente distinto de su antecesor, es una presidencia más próxima con la gente y llena de afectos", explica a Efe la periodista portuguesa Felisbela Lopes, coautora de "Marcelo: presidente todos los días", un libro en el que, junto a su colega Leonete Botelho, repasa los primeros tres años de mandato.

Foto: Portugueses reunidos en la Plaza del Comercio, en Lisboa, para homenajear a las víctimas de los incendios en Portugal, el 21 de octubre de 2017. (Reuters)

La llegada de Marcelo se produjo en un momento complicado para el país, cuando se recuperaba de la austeridad impuesta por la troika, y su estilo de ejercer la presidencia ayudó a la sociedad a reconciliarse con la política. "Es un modelo de enorme eficacia, porque la gente necesitaba recuperar la confianza que había perdido", considera Lopes.

En su cercanía con los portugueses, Marcelo ha hecho suyas varias causas sociales, como los "sintecho" o los refugiados, y se ha involucrado en el tercer sector, normalmente relegado a la primera dama, tal vez porque él no tiene una. Pero su calidez y su actividad social no han sido los únicos cambios. El presidente ha tenido una actuación política permanente en estos tres años, en los que ha convivido con un Gobierno socialista con el que ha compartido cierta complicidad pero al que ha presionado en momentos delicados. Fue el caso de la tragedia de los incendios de 2017, cuando su discurso exigiendo un "nuevo ciclo político" precipitó la dimisión de la entonces ministra de Administración Interna, Constança Urbano de Sousa.

placeholder Rebelo de Sousa junto a los Reyes de España en el Palacio de la Zarzuela, el 20 de febrero de 2019. (EFE)
Rebelo de Sousa junto a los Reyes de España en el Palacio de la Zarzuela, el 20 de febrero de 2019. (EFE)

Cercanía con las causas sociales

Marcelo ha hecho uso del poder de veto que le otorga el sistema semipresidencialista portugués en once ocasiones, pero, a diferencia de sus predecesores, no ha recurrido nunca al Tribunal Constitucional para evaluar una ley. Ha preferido explicar sus motivos y dar una segunda oportunidad al Gobierno o al Parlamento para revisar la norma y subsanar las lagunas apuntadas.

Foto: El primer ministro portugués, António Costa, habla durante el debate parlamentario sobre los presupuestos en Lisboa, el 29 de noviembre de 2018. (Reuters)

Su impronta ha alcanzado al frente diplomático. Ha reforzado el papel del jefe del Estado como representante del país y suele buscar la complicidad en sus visitas al extranjero, como ha sido el caso de España y su relación con los reyes. "En su primer viaje a España notamos una enorme complicidad con el rey Felipe VI, pero también se preocupó en crear puentes con la reina Letizia", cuenta Lopes, que cree que la postura protocolaria que deben guardar los monarcas "se neutraliza un poco" cuando tienen a Marcelo al lado.

Su actividad frenética le ha llevado a adquirir un protagonismo que no se espera en un presidente en Portugal y, aunque a veces juega con los límites, sabe cómo no excederse en sus poderes, como buen experto constitucionalista. "Conoce mejor que nadie la Constitución, nunca va a cruzar las líneas rojas porque sabe muy bien dónde están", defiende la periodista, que aun así cree que este modelo de presidencia sirvió en un momento en el que el país lo necesitaba y que Marcelo debe "repensarlo" si no quiere que se agote, buscando nuevas causas sociales y reduciendo la intensidad de su agenda. De hecho, la popularidad del presidente ha caído en los últimos sondeos y está en los niveles más bajos desde que tomó posesión, aunque sigue siendo alta y, por el momento, no tiene competidor si quiere aspirar a la reelección en 2021.

En Portugal nadie le llama Rebelo de Sousa; es simplemente Marcelo, el presidente que se presta a 'selfies', improvisa sobre una agenda oficial cargada de eventos y comenta la actualidad cada vez que le ponen un micrófono delante. Hace exactamente tres años, Marcelo Rebelo de Sousa llegaba a pie a la Asamblea de la República para asumir la jefatura de Estado de Portugal. Un gesto simbólico con el que anunció cómo iba a cambiar la forma de ser presidente, sorteando los protocolos y acercándose al pueblo.

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