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¿Cómo un ultraizquierdista radical logra un escaño en UK? La 'culpa' la tiene Gaza
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"Keir Starmer, esto es por Gaza"

¿Cómo un ultraizquierdista radical logra un escaño en UK? La 'culpa' la tiene Gaza

La victoria de George Galloway, uno de los perfiles más disruptivos de la política británica, refleja hasta qué punto la guerra en Oriente Medio está sacudiendo a Westminster, planteando sobre todo un desafío para el laborista Keir Starmer

Foto: George Galloway, líder del Partido de los Trabajadores de Gran Bretaña, gesticula mientras celebra su victoria en las elecciones parlamentarias parciales de Rochdale. (Reuters/Phil Noble)
George Galloway, líder del Partido de los Trabajadores de Gran Bretaña, gesticula mientras celebra su victoria en las elecciones parlamentarias parciales de Rochdale. (Reuters/Phil Noble)

George Galloway, 69 años, ha elogiado el coraje de Sadam Huseín, cuyo ejército mató a decenas de miles de musulmanes, y ha ponderado a Bashar al-Ásad, mientras las fuerzas del presidente sirio masacraban a la población musulmana sunita del país. Pero no parece que eso haya preocupado a los musulmanes del distrito inglés de Rochdale. Lo único que importaba era su oposición a Israel.

Eso es lo que ha hecho que líder populista de extrema izquierda, el mismo que defiende los logros de China y Cuba, el que trabaja como colaborador en los canales de televisión rusos e iraníes ponderando a Putin y el régimen de los ayatolás, haya conseguido este viernes un escaño en unas elecciones parciales cargadas de polémica. El regreso del exlaborista, reconvertido en uno de los perfiles más disruptivos de la política británica (con permiso de Nigel Farage, que nunca ha conseguido ningún asiento en los Comunes), refleja hasta qué punto la guerra en Oriente Medio está sacudiendo a Westminster planteando sobre todo un desafío para Keir Starmer.

¿Puede un partido europeo de izquierdas sobrevivir sin una política exterior proislamista? El radicalismo de Jeremy Corbyn —quien en su día llegó a referirse a Hamás como "amigo"— dejó dos derrotas electorales. Pero la impactante victoria ahora de Galloway demuestra que los intentos del líder de la oposición para abordar los problemas de antisemitismo de la formación no han dado tampoco sus frutos. El laborismo saca más de 20 puntos de ventaja ante los comicios generales previstos para este otoño. Sin embargo, quizá no se puedan dar por hechos los resultados. Una semana es un mundo en política. Y, si el conflicto de Gaza continúa —como todo parece—, los meses que quedan por delante antes de la cita con las urnas se pueden convertir en toda una eternidad.

"Keir Starmer, esto es por Gaza", recalcaba este viernes Galloway tras conseguir el 40% de los votos en una localidad pro-Brexit que cuenta con un 30% de población musulmana. "Pagarás un alto precio por el papel que has jugado para hacer posible, jalear y hasta encubrir la catástrofe que ocurre hoy en la Gaza ocupada", añade el líder del nuevo Partido de los Trabajadores.

Foto: El líder laborista Sir Keir Starmer (d) es bañado en purpurina por un manifestante durante su discurso de apertura de la Conferencia del Partido Laborista en Liverpool. (EFE / Adam Vaughan)

Se suponía que el laborismo iba a retener el escaño sin problemas cuando se convocaron las elecciones en el distrito de Rochdale, tras el fallecimiento por cáncer del diputado Tony Lloyd. Pero Starmer acabó el mes pasado suspendiendo a su candidato, Azhar Ali, tras revelarse unas declaraciones realizadas tras el ataque de Hamás, donde recalcaba que el Gobierno de Benjamín Netanyahu había decidido bajar la guardia a pesar de que fue avisado de la inminente ofensiva. "Eliminaron deliberadamente las medidas de seguridad. Permitieron que se produjera la masacre porque les dio luz verde para hacer lo que les diera la jodida gana ["whatever they bloody want", en la declaración original]", aseguró ante un grupo de simpatizantes laboristas.

En un principio, la dirección del partido zanjó el asunto con las disculpas presentadas por el candidato. Pero, apenas 42 horas después, Ali era suspendido al abrirse una investigación. No obstante, según la normativa electoral, el plazo para retirar candidatos se había agotado, por lo que se dio el extraño escenario de que Ali acabó presentándose como la opción laborista, a pesar de no contar con el respaldo de su propio partido.

Foto: El líder del Partido Laborista, Keir Starmer. (Reuters)

Los laboristas han quedado finalmente en cuarta posición con un colapso de 44 puntos de apoyo, su peor actuación en una elección parcial de desde la II Guerra Mundial. A los conservadores, que han quedado en tercera posición, por detrás del candidato independiente David Tully, tampoco les ha ido mejor. Han registrado solo el 12% de los votos, su peor desempeño en elecciones parciales hasta la fecha en un escaño laborista en este mandato.

Cuando Starmer asumió las riendas del laborismo en 2020, recalcó que iniciaba una nueva era muy alejada de su predecesor, Jeremy Corbyn, cuyo giro a la extrema izquierda llevó al partido en 2019 a cosechar los peores resultados desde 1935. Es más, Starmer llegó a suspender de la formación a Corbyn después de que la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos publicara un esperado informe donde revela que el Partido Laborista había sido responsable de actos ilegales de acoso y discriminación contra judíos y que ha habido "fallos graves" en los intentos de abordar el antisemitismo.

Sin embargo, la guerra de Gaza está creando graves problemas para el líder laborista, que camina por la cuerda floja en busca de un equilibrio que se antoja casi imposible. Su petición inicial reclamando una "pausa humanitaria" en lugar de un "alto el fuego" tras el ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre y la posterior respuesta israelí causó grandes críticas entre la población británica musulmana, un sector clave de su electorado, y una rebelión entre sus propias filas con casi una docena de dimisiones.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), junto al primer ministro belga, Alexander de Croo (d), durante su encuentro con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás. (EFE/Pool/Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa) Opinión

La posición del laborismo ha evolucionado recientemente con llamamientos a una "pausa humanitaria" llevados a la exigencia de un "alto el fuego humanitario inmediato". Pero tampoco parece que eso convenza. Casi cuatro millones de musulmanes viven en Reino Unido. De los que van a votar, más de un 70% respalda el laborismo, como pudo comprobar en las elecciones generales de 2019. Y muchos de ellos están irritados ante la actitud de la dirección del partido.

Y ahí es donde el controvertido Galloway ha vuelto a ver una oportunidad. La victoria en Rochdale supone su quinta inmersión en la Cámara de los Comunes donde había estado previamente por distintas circunscripciones y distintos partidos: en dos ocasiones con el Laborista (del que fue expulsado tras sus duras críticas a la guerra de Irak) y en otras dos con el Partido del Respeto, otra formación que él mismo fundó.

Su campaña en Rochadale ha estado marcada por los colores de la bandera Palestina y los cánticos de "Del río al mar", considerados por algunos como antisemitas, ya que creen que implica que un Estado palestino aniquile el territorio de Israel. Aunque Galloway lo ve otra manera: "Estoy a favor de un Estado democrático para judíos, musulmanes y cristianos entre el río y el mar".

"Estoy a favor de un Estado democrático para judíos, musulmanes y cristianos entre el río y el mar"

Con todo, su campaña también se centró en los problemas del distrito con la falta de un hospital de maternidad, la terrible situación financiera del club de fútbol, el apoyo a las pequeñas empresas —que son el alma de ese tipo de comunidades locales— y la instauración de la ley y el orden.

Por lo tanto, Galloway no es simplemente una amenaza para los laboristas dentro de las comunidades musulmanas "centradas en Palestina". También tiene el potencial de ser competitivo cuando se trata de votantes proteccionistas, blancos y británicos de clase trabajadora pro-Brexit, hartos del establishment político, económicamente liberal.

Tal y como funciona el sistema electoral británico, su victoria en estas elecciones parciales no le garantiza en absoluto mantener el escaño en las generales previstas para noviembre. Pero existe gran preocupación ahora en Westminster de que su discurso populista fomente aún más la división entre las comunidades y aumente la tensión que ya se vive en el Parlamento. El Gobierno anunciaba esta semana una partida de 31 millones de libras (más de 36 millones de euros) para aumentar la seguridad personal de los diputados, que afrontan crecientes amenazas por la guerra en Gaza.

George Galloway, 69 años, ha elogiado el coraje de Sadam Huseín, cuyo ejército mató a decenas de miles de musulmanes, y ha ponderado a Bashar al-Ásad, mientras las fuerzas del presidente sirio masacraban a la población musulmana sunita del país. Pero no parece que eso haya preocupado a los musulmanes del distrito inglés de Rochdale. Lo único que importaba era su oposición a Israel.

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