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Calentando el presente verde: recelo ciudadano en la transición ecológica
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Calentando el presente verde: recelo ciudadano en la transición ecológica

Los europeos son conscientes de los retos que genera el cambio climático, pero claman contra las políticas nacionales y europeas, por considerarlas insuficientes

Foto: Varios tractores de agricultores franceses durante el corte de la A-9 francesa en las inmediaciones de la frontera con España. (Europa Press / Lorena Sopêna)
Varios tractores de agricultores franceses durante el corte de la A-9 francesa en las inmediaciones de la frontera con España. (Europa Press / Lorena Sopêna)

La lucha contra el cambio climático estaba llamado a ser el buque insignia de la legislatura europea presente, que arrancó en 2019 y concluirá con las elecciones al Parlamento Europeo que se celebran entre el 6 y el 9 de junio. Lo hacía de la mano de la transición digital. La inesperada pandemia del coronavirus y las guerras de Ucrania y de Gaza han eclipsado el tándem de prioridades que se fijó Ursula von der Leyen cuando asumió el timón de la Comisión Europea. Pero la agenda verde no solo no ha desaparecido durante esta legislatura, sino que sus desafíos se están multiplicando.

Las estimaciones más optimistas prevén que a finales del siglo la temperatura media global aumentará entre 1,4 ºC y 4,4 ºC. Mientras que diversos estudios científicos advierten de que el incremento de 1,5º C podría llevar al planeta a daños irreversibles. Para combatirlo, una de las principales medidas de la alemana fue presentar una batería de medidas en materia climática sin presentes. Bruselas describió su presentación del Pacto Verde Europeo como un evento similar para Europa como la llegada del hombre a la luna.

Objetivo 55

La medida estrella de la Ley Europea del Clima es la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% para 2030. El objetivo final pasa por descarbonizar por completo la economía de la Unión a mitad de siglo y convertir a Europa en el primer continente neutralmente climático del mundo.

Foto: Un manifestante sobre un tractor durante una protesta contra las políticas agrícolas europeas. (Reuters/Claudia Greco)

Además, se espera que Bruselas presente la próxima semana una propuesta para recomendar una reducción de emisiones de aquí a 2040 —en comparación con los niveles de 1990— de un 90%. Lo hace en medio de unas protestas agrícolas históricas. Desde Bélgica hasta Italia, Francia o Alemania, miles de tractores han salido a las calles para clamar contra unas condiciones insostenibles e injustas. Algunas de sus reivindicaciones pasan por oponerse a los excesos de regulación, a la agenda verde o a los acuerdos con países terceros como Mercosur.

Ursula von der Leyen ha prometido que hará concesiones y rebajará la burocracia del sector agrícola. Pero todo ello llega en los tambores de la campaña electoral europea. Faltan cuatro meses para que se celebren unos comicios a los que están llamados a votar más de 400 millones de personas y en los que el cambio climático y la agenda verde serán determinantes para el voto. La propia Von der Leyen, favorita para revalidar su cargo, necesitará para ello el aval del presidente francés Emmanuel Macron, su padrino en 2019, y es justamente el líder que más redoblando los esfuerzos y presionando en Bruselas para proteger a sus agricultores.

Impacto en la salud...

La pandemia del coronavirus dejó muchas elecciones en Europa. Y una de ellas es la constatación del vínculo entre la destrucción de los ecosistemas y el desencadenamiento de las crisis sanitarias. Salud y cambio climático se dan la mano. Desde la irrupción del coronavirus, uno de los mensajes claves de la capital comunitaria ha sido incidir en que contrarrestar los efectos del cambio climático será clave a la hora de prevenir y evitar futuras pandemias.

Según la Organización Mundial de la Salud, el cambio climático provocará alrededor de 250.000 muertes adicionales cada año de aquí al 2030 debido a la desnutrición, la malaria, la diarrea y el estrés térmico. Advierte de que la pérdida de biodiversidad acelerará la aparición e intensidad de las crisis sanitarias en las próximas décadas.

... Y en la economía

Uno de los informes más detallados del impacto del clima en la economía global estima que la lucha contra el cambio climático tendría un coste del 1% del Producto Interior Bruto (PIB) al mundo cada año. El informe Stern apunta, en paralelo, que la inacción sería de al menos el 5% pudiendo llegar hasta el 20% en el peor escenario.

La apuesta por unas políticas hipocarbónicas supondrá la necesidad de cambios copernicanos en todos los aspectos de la vida cotidiana: desde cómo nos calentamos, hasta cómo comemos o trabajamos. Esta transición deberá de ir de la mano de un riego de millones y una adaptación gradual para sectores muy afectados, como el primario.

Un estudio reciente publicado por el Financial Times estima que para descarbonizar sus economías y seguir siendo competitiva, la UE necesitará invertir 1,5 billones de euros al año. Un cálculo que comparte el Institut Rousseau, que recientemente fijó la suma hasta 2050 en 40 billones de euros, un escenario que, según los expertos, solo podrá producirse con una flexibilidad en las reglas fiscales.

Foto: La plaza de la Constitución de Bucarest, el 21 de enero, cuando solo un tractor y un coche acudieron a la manifestación autorizada para hasta 5.000 personas, alegando que la extrema derecha está instrumentalizando su causa. (Lola García-Ajofrín)
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PAC del futuro

El Pleno de Estrasburgo celebrará la próxima semana un debate sobre el futuro de la Política Agraria Común (PAC). Lo hace en medio de las protestas del sector agrícola, que ha recorrido las calles por numerosas ciudades europeas exigiendo mejoras en sus condiciones de vida. Los europeos están llamados a cerrar la cuadratura del círculo entre impulsar la transición verde y contar con un mundo rural sostenible. Para ello serán clave los pilares sobre los que asiente la PAC del futuro.

Esta partida es la más potente de Bruselas. Copa un tercio de los presupuestos europeos. Los agricultores franceses son los más beneficiados y París está sacando su artillería para evitar cualquier recorte o. Y ha llevado su lucha más allá de Bruselas. "Creo que no ha tenido la fortuna de probar el tomate español, le invito a que venga a España a que pruebe cualquiera de las variedades de tomate español y verá que es imbatible", respondía esta semana Pedro Sánchez a las declaraciones de la exministra gala Ségolène Royal que poco antes los había calificado de "incomibles".

En el ya enorme reto que supone contemporizar sostenibilidad y supervivencia del sector primario entra otra variante de peso: la ampliación de la Unión Europea, que tendrá un impacto brutal en los presupuestos, la configuración del bloque comunitario y en su proceso de toma de decisiones. Y también en la PAC. Los pasillos de Bruselas cuantifican en 186.000 millones el coste de la adhesión de Ucrania. Además, la incorporación del bautizado como granero de Europa y de los Balcanes Occidentales supondría una reducción de los subsidios a los agricultores de los Veintisiete de un 20%.

Foto: El ministro de Agricultura, Luis Planas, la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, y la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez. (EFE/J.J. Guillén)

Desconfianza ciudadana

Una mayoría de europeos coincide en que el cambio climático es uno de los problemas más graves del futuro y el principal reto de la Unión Europea. El 50% estima que tanto el bloque comunitario como sus gobiernos no están haciendo lo suficiente para garantizar que la transición ecológica sea justa. Además, el 60% reconoce que esta transición generará puestos de trabajo de calidad, pero más de la mitad reconocen que sus capacidades y formación actual le permitirá beneficiarse de ella.

Son algunos datos que se desprenden de diferentes Eurobarómetros difundidos durante los últimos años. La radiografía mental de los ciudadanos comunitarios con la agenda climática revela que existe una mayor concienciación entre los jóvenes. Nueve de cada diez jóvenes europeos están de acuerdo en que la lucha contra el cambio climático puede contribuir a mejorar su propia salud y bienestar.

La lucha contra el cambio climático estaba llamado a ser el buque insignia de la legislatura europea presente, que arrancó en 2019 y concluirá con las elecciones al Parlamento Europeo que se celebran entre el 6 y el 9 de junio. Lo hacía de la mano de la transición digital. La inesperada pandemia del coronavirus y las guerras de Ucrania y de Gaza han eclipsado el tándem de prioridades que se fijó Ursula von der Leyen cuando asumió el timón de la Comisión Europea. Pero la agenda verde no solo no ha desaparecido durante esta legislatura, sino que sus desafíos se están multiplicando.

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