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La presión ausente: por qué la UE no debe esperar a que Orbán dé marcha atrás
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La presión ausente: por qué la UE no debe esperar a que Orbán dé marcha atrás

Los carteles contra la UE han vuelto a inundar las calles de Budapest. El "populismo realmente existente" de Hungría puede ayudar a explicar por qué este ritual de odio se está convirtiendo en una tradición

Foto: El primer ministro húngaro, Viktor Orbán. (Reuters / Bernadett Szabo)
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán. (Reuters / Bernadett Szabo)

Al igual que las tácticas futbolísticas sufren reimaginaciones periódicas, parece que está surgiendo una tendencia similar en la política húngara. Antes de las elecciones al Parlamento Europeo de 2019, Hungría se inundó de carteles contra Bruselas en los que aparecía el filántropo George Soros, asomado por encima del hombro del entonces presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. "Tienes derecho a saber qué trama Bruselas", rezaba el eslogan. Ahora ha aparecido una nueva tanda de carteles, con la actual presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, acompañada del hijo de Soros, Alexander. Las fotos en color de 2019 han dado paso a Von der Leyen y Soros en blanco y negro, con expresiones sombrías, lo que crea una atmósfera de presentimiento. El eslogan es más nítido y menos defensivo: "No bailemos a su son", insta.

Es la línea estratégica del primer ministro húngaro, Viktor Orbán. El estilo combativo y provocador de la campaña de carteles destaca dentro de la Unión Europea, que busca el consenso. Pero Orbán ha preferido el ataque continuo a lo largo de su carrera. De hecho, cuando fue reelegido líder del partido Fidesz en noviembre, cargo que ocupa desde 2003, citó a un antiguo entrenador del equipo de fútbol parlamentario de Hungría. En una ocasión, ese entrenador solo había elegido delanteros para la alineación inicial, lo que llevó a Orbán a preguntar quién defendería. El entrenador respondió: "el adversario". Este aforismo refleja perfectamente el credo político de Orbán, y lo que la UE puede esperar de él en el futuro.

Las imágenes de generaciones de la familia Soros de pie detrás de los presidentes de la Comisión Europea apoyan la narrativa de Orbán de que la UE es débil, en parte porque —así lo sugiere la propaganda— está controlada por un especulador liberal. Para explicar esta narrativa, es útil hacer una distinción conceptual. En la época del socialismo de Estado de la Guerra Fría, la retórica oficial diferenciaba entre la "construcción del socialismo" y el "socialismo realmente existente". En el caso de la gobernanza populista actual, es aconsejable trazar una línea divisoria entre la "construcción del populismo" y el "populismo realmente existente", siendo este último cuando el sistema está establecido y las estructuras han tomado vuelo y se han estabilizado.

En toda Europa, los líderes, desde Polonia hasta Italia, han intentado construir sistemas populistas, pero solo la Hungría de Orbán ha alcanzado la fase de "populismo realmente existente". Paradójicamente, lo ha logrado con el apoyo de la UE. Y, junto con la mentalidad de ataque de Orbán, el "populismo realmente existente" puede ayudar a explicar por qué el ritual de odio por cartel se está convirtiendo en una tradición. También puede arrojar luz sobre por qué Orbán insiste en contraatacar a la UE, cuando otro tema de su propaganda es: "estamos esperando el dinero que Bruselas nos debe".

Foto: El primer ministro húngaro, Viktor Orban, en una imagen de archivo. (Reuters/Johanna Geron)

En primer lugar, hay razones estructurales. El sentimiento antiélite suele ser una característica clave del populismo. Sin embargo, en el contexto del populismo en Hungría, donde Orbán ha ganado las elecciones con una mayoría de dos tercios cuatro veces seguidas, este sentimiento podría ser problemático. Es decir, la élite política y económica de Hungría es creación directa de Orbán. Para canalizar la ira contra la élite, necesita, por tanto, actores externos como la UE y "Soros" a los que culpar de los problemas del país. Por ejemplo, la inflación récord de Hungría, con una media prevista del 18,4% para 2023, frente al 5,6% previsto para la eurozona. La propaganda de Orbán afirma que las sanciones erróneas de Bruselas contra Rusia son responsables de ello, y refuerza ese mensaje en otra campaña de carteles.

La segunda razón es ideológica. El éxito político de Orbán parece haberle convencido de que su visión del mundo no solo es la correcta para Hungría, sino también para el resto de Europa. En su opinión, la UE en su forma actual supone una amenaza para la soberanía de Hungría, de ahí "No bailemos a su son". Para él, la UE es un sistema débil, decadente, multicultural y étnicamente diverso, al borde del colapso. Esto se debe a que los principales partidos persiguen una agenda liberal-izquierdista —o en el vocabulario de Orbán, comunista—; mientras que, como dijo recientemente: "los franceses, alemanes, italianos y austriacos darían media vida por volver a tener países libres de inmigrantes". Así pues, puede que los intereses actuales de Hungría sigan favoreciendo la pertenencia a la UE, pero Orbán prevé una transformación radical del bloque para alinearlo con su visión del mundo.

Foto: El presidente de la república Srpska, Milorad Dodik, saluda al presidente ruso Vladímir Putin este mayo. (EFE/Alexey Filipov)

Todo esto forma parte de un juego más amplio. Actualmente, Orbán se niega incluso a considerar las conversaciones sobre la adhesión de Ucrania a la UE como parte del orden del día de la reunión del Consejo Europeo de este mes. No está claro si está intentando construir una posición negociadora más fuerte o si se mantendrá firme en esta postura. Lo que es seguro, sin embargo, es que la estrategia de gegenpressing (un estilo táctico que consiste en presionar intensamente cuando no se tiene la posesión del balón) está funcionando hasta cierto punto: la Comisión Europea podría estar a punto de liberar 10.000 millones de euros de los fondos de cohesión bloqueados a Hungría, que había retenido debido a su preocupación por el Estado de derecho. Sería irónico que este apoyo llegara de Bruselas justo cuando vuelven a aparecer carteles contra la UE por todas las calles de Budapest.

*Análisis publicado originalmente en inglés en el European Council on Foreign Relations por Tibor Dessewffy titulado 'Populist gegenpressing: Why the EU shouldn’t expect Orban to back off'

Al igual que las tácticas futbolísticas sufren reimaginaciones periódicas, parece que está surgiendo una tendencia similar en la política húngara. Antes de las elecciones al Parlamento Europeo de 2019, Hungría se inundó de carteles contra Bruselas en los que aparecía el filántropo George Soros, asomado por encima del hombro del entonces presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. "Tienes derecho a saber qué trama Bruselas", rezaba el eslogan. Ahora ha aparecido una nueva tanda de carteles, con la actual presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, acompañada del hijo de Soros, Alexander. Las fotos en color de 2019 han dado paso a Von der Leyen y Soros en blanco y negro, con expresiones sombrías, lo que crea una atmósfera de presentimiento. El eslogan es más nítido y menos defensivo: "No bailemos a su son", insta.

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