España no es la única: una historia de la diplomacia de choque israelí con Europa

A Israel no le tiembla la mano en el ámbito diplomático. Lo ha demostrado este jueves retirando temporalmente a su embajadora en Madrid, Rodica Radian-Gordon, tras las declaraciones de los últimos días del presidente Pedro Sánchez. Primero prometiendo un apoyo unilateral de España a un Estado palestino independiente, incluso si la Unión Europea no lo respaldara. Y, este 30 de noviembre, poniendo en duda que el Ejército israelí esté actuando conforme al derecho internacional en la Franja. Pero esta reacción diplomática israelí no es inaudita. Aunque no es muy habitual que el Estado hebreo recurra a esta dura medida diplomática, los sucesivos gobiernos del país han retirado a sus embajadores tanto en países europeos como de todo el mundo, en numerosas ocasiones. ¿Los motivos? Polémicas relacionadas con el Holocausto, apoyos a la causa palestina y la guerra de Gaza.

Entre los casos europeos, el más reciente es el de Polonia. En agosto de 2021, el Gobierno de coalición encabezado por Naftali Bennett y Yair Lapid pidió a su embajador en Varsovia que se quedara de vacaciones en Israel y no volviera a Europa. Un mes antes, el Parlamento polaco había aprobado una ley que cerraba la puerta a que los herederos de propiedades confiscadas por los nazis durante el Holocausto pudieran reclamarlas al Estado. Lapid consideró que la legislación, promulgada por el presidente Andrzej Duda, era "antisemita e inmoral" y el Gobierno canceló los viajes educativos de miles de estudiantes de Secundaria a Polonia. Con todo, el enviado israelí volvió a Varsovia en febrero de 2022, ante el inicio de la guerra de Ucrania, con el objetivo de coordinar la evacuación de israelíes. En julio de 2022, el embajador israelí presentó sus credenciales ante Duda, volviendo a unas "relaciones normales".

Un caso más parecido al español fue el de Suecia, en octubre de 2014. Entonces, el recién elegido Gobierno del Partido Socialdemócrata Sueco de Stefan Löfven anunció que reconocería un futuro Estado palestino, ya que "el conflicto entre Israel y Palestina solo puede resolverse con una solución de dos Estados". En respuesta, el ministro de Asuntos Exteriores del momento, Avigdor Lieberman, dijo que lamentaba que Löfven "tuviera prisa por hacer declaraciones sobre la posición de Suecia con respecto al reconocimiento de un Estado palestino, aparentemente antes de que tuviera tiempo siquiera de estudiar el tema en profundidad" y llamó a consultas a su embajador. El diplomático regresó a Suecia un mes después, pero la disputa no terminó ahí: en diciembre, Liberman, líder del partido de extrema derecha Israel Beitenu, anunció su plan de boicotear la visita de su homólogo sueco, diciendo que "las relaciones en Oriente Medio son mucho más complejas que los muebles autoensamblables de IKEA". En enero, se anunció que la visita se cancelaba.

TE PUEDE INTERESAR

Israel llama a consultas a su embajadora en Madrid y ahonda la crisis con España

Ignacio Cembrero

"No soy partidario de la retirada de embajadores, pero la crítica que se hace a Sánchez y a España es justa", opina el profesor de la Universidad de Tel Aviv Alberto Spektorowski, en conversación con El Confidencial. El politólogo uruguayo-israelí asegura que, tradicionalmente, las relaciones entre España e Israel han sido “muy buenas”, aunque ha habido discrepancias. Sin embargo, asegura que "nunca había habido tantas diferencias como actualmente". "Ha habido una gran falta de tacto por parte de Sánchez. Se puede criticar, pero no era el lugar ni el momento precisos", añade el profesor, que opina que, con un Ejecutivo socialista en Madrid, en Israel "se sabía que habría un Gobierno más pro-palestino", pero añade que las declaraciones de Sánchez se han recibido con sorpresa, ya que se interpretan como un apoyo a Hamás, "un movimiento islamista al que no le preocupa la población palestina".

Desde el inicio de la guerra

Más allá de la embajadora israelí en Madrid, desde el inicio de la guerra de Gaza, el Gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha llamado a consultas a varios de sus embajadores. Uno de los ejemplos más notorios ha sido el de Sudáfrica, cuyo Gobierno decidió retirar a todo su equipo diplomático en Tel Aviv y calificó las acciones militares israelíes en la Franja de "genocidio". Más allá de esto, la gota que colmó el vaso para Israel fueron las declaraciones de la ministra de Presidencia sudafricana, Khumbudzo Ntshavheni, que pidió al Tribunal Penal Internacional (TPI) que arrestara a Netanyahu por crímenes de guerra. El embajador sudafricano en La Haya llegó a enviar una carta al TPI pidiendo una investigación, que fue secundada por las Islas Comoras, Yibuti, Bolivia y Bangladés. "El mundo no puede quedarse impasible y observar. La comunidad mundial debe levantarse para detener este genocidio ahora", dijo Ntshavheni.

Israel también ha retirado su embajador en Turquía, aunque los motivos en este caso serían dobles. En un primer momento, se informó que la orden de retorno se debía a cuestiones de seguridad, ya que se temía que se produjeran ataques contra la embajada en Ankara. Sin embargo, poco después, Israel aseguró que llamaba a consultas a su embajadora por las "declaraciones cada vez más duras" del Ejecutivo de Recep Tayyip Erdogan contra Israel. El presidente turco había dicho, en una protesta masiva en Estambul en apoyo a Gaza, que su Gobierno estaba preparado para declarar a Israel "criminal de guerra". Turquía e Israel habían retomado sus relaciones diplomáticas en 2022, tras romperlas en 2018. Ese año, Ankara retiró a su embajador en Tel Aviv y expulsó al embajador israelí para protestar por el asesinato de decenas de palestinos en protestas a lo largo de la frontera de Gaza. Israel, por su parte, ha mantenido una relación difícil con Turquía, cuyo Gobierno simpatiza con la causa palestina y ha acogido a líderes de Hamás en su territorio.

Además de retirar embajadores, Israel también ha optado por reprender a los diplomáticos extranjeros en su territorio. Lo ha hecho con los enviados de España y Bélgica, tras las declaraciones en Rafah de Sánchez y el primer ministro belga, Alexander de Croo; y también con el embajador de Irlanda y el de Rusia. Al irlandés le ha caído una reprimenda por un tuit del primer ministro de su país en el que celebraba la liberación de una niña de nueve años, de nacionalidad israelí e irlandesa, secuestrada por Hamás. En el mensaje, Leo Varadkar decía que la menor "se había perdido y había sido encontrada y devuelta", a lo que el Gobierno israelí contestó diciendo que la niña, Emily Hand, "no se había perdido, sino que fue secuestrada por una organización terrorista peor que ISIS", en palabras del ministro de Asuntos Exteriores, Eli Cohen. La protesta israelí al embajador ruso, por otro lado, se centró en la visita de una delegación de Hamás a Moscú, el 26 de octubre.

El Gobierno israelí consideró que la invitación enviaba "un mensaje que legitima el terrorismo contra los israelíes", mientras que el Kremlin defendió la reunión como un esfuerzo para mantener contactos con todos los bandos del conflicto. Las relaciones entre Rusia e Israel se empezaron a torcer poco después del inicio de la guerra en Ucrania. El Gobierno de Bennett y Lapid se mantuvo inicialmente neutral ante el conflicto, pero fue abriendo la puerta a un mayor apoyo a la causa ucraniana. Netanyahu, por su parte, habló en septiembre con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, sobre un posible apoyo israelí. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha criticado los acercamientos israelíes a Ucrania, y ha intentado presentarse como mediador en el conflicto entre Hamás e Israel, manteniendo conversaciones con Netanyahu y el presidente palestino, Mahmud Abás.

Las 'retiradas' contra Israel

En dirección contraria, Israel también ha visto cómo diversos países han retirado sus embajadores en Tel Aviv por la guerra de Gaza. Además de Sudáfrica, lo han hecho los gobiernos de Bolivia, Chile, Colombia y Honduras, que han cortado relaciones diplomáticas con Israel. Todos denuncian el "genocidio" que está llevando a cabo Israel en Gaza, al lanzar su operación militar y al impedir el acceso a la electricidad, el agua, la comida o el combustible de los ciudadanos de la Franja. Algunos países árabes también han retirado a sus diplomáticos o han cortado sus relaciones diplomáticas. Es el caso de Jordania y Baréin, pero también el de Arabia Saudí, que aunque no mantiene lazos con Israel, estaba avanzando hacia un acuerdo, que ahora ha quedado congelado. Sin embargo, la mayoría de firmantes de los Acuerdos de Abraham, como Marruecos, Emiratos Árabes Unidos o Sudán, ha mantenido sus tratados de paz e incluso, junto con Jordania y Egipto, ha votado en la Liga Árabe en contra de medidas contra Israel.

TE PUEDE INTERESAR

Elon Musk aterriza por sorpresa en Israel: qué hay detrás de su visita a Netanyahu

Mario Escribano

España no ha llamado a consultas a su embajadora en Tel Aviv, Ana María Salomón, aunque la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz así lo pidió el 13 de noviembre. "No podemos dejar pasar esta barbaridad", dijo Díaz, que reclamaba seguir el ejemplo de otras naciones que habían retirado a sus embajadores. En los últimos años, Israel ha sentido como afrentas diversas decisiones políticas tomadas en España, como la resolución del Parlamento catalán acusando a Israel de apartheid, o la decisión de la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau de romper el acuerdo de amistad entre la Ciudad Condal y Tel Aviv. Pero nada comparable a la situación actual. "Antes del ataque de Hamás, lo que pasaba eran como comas en una frase, no importaban tanto. Seguíamos yendo a Barcelona y España se seguía viendo como una sociedad amigable con Israel. Pero el 7 de octubre lo cambió todo", opina Specktorowski.