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El secreto a voces de la OPEP+: Rusia está engañando a todos y Arabia Saudí lo tolera
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El oro negro de Moscú no se detiene

El secreto a voces de la OPEP+: Rusia está engañando a todos y Arabia Saudí lo tolera

Durante los últimos meses, cada reunión mensual de la OPEP+, la organización de 23 países productores de petróleo, ha tenido la misma meta: reducir la producción

Foto: Varios transeúntes pasan junto a una pantalla de promoción de un referéndum acerca de la ley climática que muestra al presidente ruso. (EFE/Michael Buholzer)
Varios transeúntes pasan junto a una pantalla de promoción de un referéndum acerca de la ley climática que muestra al presidente ruso. (EFE/Michael Buholzer)
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Durante su reunión mensual de este martes, la OPEP+, la organización de 23 países productores de petróleo, anunció la misma medida que ha repetido durante los últimos meses: una reducción de la producción para subir los precios globales del crudo. Se trata de un objetivo que no tiene nada de extraordinario. Después de todo, el cartel existe para maximizar los beneficios de la venta del combustible. Lo que sí llama cada vez más la atención es que los esfuerzos del grupo no parecen estar dando resultado.

Pese a los reiterados anuncios de recortes de producción, los precios del petróleo han continuado su decadencia constante desde mediados de 2022 y oscilan actualmente en torno a los 75 dólares por barril de Brent. Esta cifra, aunque alejada de las vacas flacas experimentadas durante la pandemia, es un 30% inferior a la del año pasado por estas fechas. También se encuentra por debajo de los 81 dólares que Arabia Saudí, el líder de facto del cartel energético, necesita para cumplir sus ambiciosos planes de transformación económica, según el análisis del Fondo Monetario Internacional.

Foto: Foto de archivo: un gato de bomba de petróleo impreso en 3d delante del logotipo de la OPEP en esta imagen ilustrativa. (Reuters)

¿Cómo es posible que un acuerdo entre los países que representan el 40% de la exportación global de petróleo apenas haya afectado a los precios? Existen múltiples explicaciones, entre ellas, la posible recesión estadounidense en ciernes o una demanda de crudo inferior a la esperada por parte de China, que no parece estar experimentando el gran rebote económico pospandémico que muchos predecían. Uno de los factores, no obstante, parece tan claro como insultante para los implicados: Rusia, el segundo mayor productor de la organización, se está saltando los recortes a la torera.

Moscú se comprometió a reducir su producción en 500.000 barriles de petróleo por día a partir de marzo, pero todos los datos disponibles apuntan a que esta promesa no se ha materializado en absoluto. De hecho, de acuerdo con el seguimiento de buques petroleros de Bloomberg, las exportaciones de crudo ruso han crecido en un 8% desde febrero, con una media de alrededor de 3,6 millones de barriles por día. Por si fuera poco, lejos de dispersar dudas, Rusia ha dejado de publicar sus cifras oficiales de producción, lo que los expertos consideran una evidencia de que no está llevando a cabo recorte alguno.

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Y mientras esto ocurre, la OPEP+ parece estar dispuesta a apretar las tuercas al resto de los integrantes. Durante su última reunión, el pasado 4 de junio, la asociación anunció un nuevo redoble en la reducción de la oferta de petróleo que, entre otros factores, implica que productores africanos como Angola o Nigeria tendrán que llevar a cabo importantes recortes a partir del próximo año.

"Básicamente, le están dando a Rusia carta blanca mientras toman una línea más dura con el resto de países. Y estoy seguro de que esa tiene que ser una fuente de frustración para los productores de petróleo no rusos", explica Ben Cahill, investigador del Programa de Seguridad Energética y Cambio Climático del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS). Una actitud sorprendentemente laxa que parece responder al deseo de Arabia Saudí de no torpedear su relación con Moscú.

El miembro díscolo

En la misma reunión, Riad anunció un recorte unilateral de un millón de barriles diarios durante el mes de junio, lo que fue interpretado como una señal de que el país está dispuesto a asumir una mayor carga para evitar tensiones con el resto de miembros. Se trata de un gesto característico del reino que, durante la última década y sin importar la rotación de ministros de Energía, ha priorizado un enfoque en el esfuerzo colectivo y la cohesión entre los miembros de la asociación. "Llevan tiempo enfatizando el mensaje de que, si todo el mundo cumple sus cuotas y todos cooperan, todos se beneficiarán. Y ha sido una estrategia bastante exitosa", señala Cahill.

Mantener a Rusia, el tercer mayor productor de petróleo del mundo, en la arquitectura de la OPEP+ ha sido una de las principales preocupaciones de Arabia Saudí desde que la organización fue creada en 2016, cuando los 13 miembros de la OPEP se unieron a otros 10 países liderados por Moscú. En este contexto, la vista gorda que Riad ha mantenido hacia el Kremlin responde, probablemente, al reconocimiento por parte del régimen saudí de que la guerra iniciada por Vladímir Putin implica circunstancias excepcionales que tarde o temprano se verán resueltas.

Los problemas del cartel petrolero con Rusia no son nuevos. Desde 2017, Rusia ha incumplido sus cuotas prácticamente todos los años. Sin embargo, en ocasiones pasadas se trataba de cantidades relativamente pequeñas que resultaban fáciles de ignorar. Actualmente, el grado de sobreproducción ruso es mucho más elevado, lo que amenaza un sistema que se basa, ante todo, en la confianza de que todos los miembros cumplirán con lo establecido.

Pero, al mismo tiempo, los integrantes de la OPEP+ han mostrado un gran rechazo —y, con toda certeza, una gran preocupación— al tope al precio del petróleo ruso impuesto por la Unión Europea y el G7. Este mecanismo, desplegado junto a un embargo total al crudo procedente de vías marítimas, establece un límite de 60 dólares por barril, impidiendo que cualquier buque o compañía occidental —sobre todo, aseguradoras— preste sus servicios si el hidrocarburo se vende por encima de ese precio. Aunque no existe un consenso claro sobre si el sistema ha dañado las arcas de Moscú, el precedente resulta especialmente repulsivo para las naciones productoras.

Por ello, entre los países de la OPEP+ "hay una resistencia real a tomar cualquier acción que se interprete como un castigo a Rusia o con un alineamiento con la presión occidental", asevera el investigador del CSIS.

El gran problema en el horizonte

Puede que la tolerancia que Arabia Saudí sigue mostrando hacia el escaqueo de Rusia tarde en erosionarse, pero existe un problema ineludible en el horizonte. Moscú ha perdido por completo el acceso al mercado europeo a la hora de exportar petróleo. Las sanciones europeas han cerrado las puertas a la práctica totalidad del crudo procedente del país euroasiático, obligando al Kremlin a buscar otros destinos para su oro negro.

La mayoría del hidrocarburo ha ido a parar a los dos mayores consumidores del mundo después de Estados Unidos: China e India. El aumento ha sido especialmente dramático en el caso de Nueva Delhi, que ha pasado de comprar una cantidad insignificante de crudo ruso a que este represente más del 40% del total de sus importaciones. Y la cifra no para de crecer: durante el mes de mayo, las compañías indias recibieron una media de casi dos millones de barriles diarios, un 15% más que en abril.

Foto: Una bomba petrolífera en funcionamiento. (EFE/Larry W. Smith)

Pero un país no domina el mercado de la noche a la mañana sin desplazar a otros en el proceso. Los grandes perdedores de la inundación de crudo ruso en los mercados asiáticos han sido sus proveedores tradicionales en Oriente Medio y el Golfo, quienes han tenido que batallar para encontrar otros clientes. "Se ha producido una gran reorientación de los flujos de crudo en todo el mundo. Rusia envía mucho más hacia Asia y más volúmenes de Medio Oriente acaban en Europa", expone Cahill.

Sin embargo, no todos los mercados son iguales. Europa se encuentra en un proceso de transición energética que, además, ha cogido una renovada inercia a raíz de la invasión rusa de Ucrania. El continente, por lo tanto, va rumbo de comprar menos petróleo cada año, no más, por lo que no resulta un cliente particularmente atractivo de cara al largo plazo para los países productores. Todo lo contrario ocurre con India y China, dos mercados en crecimiento que resultan claves para cualquier exportador de crudo y en los que posicionarse como el mayor proveedor es el premio gordo.

Foto: Un petrolero de crudo navega en Estambul. (Reuters/Yoruk Isik)

Arabia Saudí ha sido, precisamente, uno de los países que han perdido una mayor cuota de mercado en India tras el giro del grifo de Moscú hacia Delhi (de un 20% a un 13%, según datos de Kpler citados por The Wall Street Journal). Y aunque no se ha producido ningún reproche público al respecto, "detrás de escena, Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y los demás productores del Golfo tienen que saber que esto es un desafío importante".

El creciente problema ruso estará en la mente de los representantes de la OPEP+ el próximo 4 de agosto, cuando vuelvan a reunirse para acordar si aplican nuevos recortes a la producción o esperan a la llegada del tercer cuatrimestre —en el que se anticipa una subida de la demanda global— antes de adoptar medidas. Si para aquel entonces los precios del petróleo siguen sin subir, todos sabrán a quién mirar en la mesa.

Durante su reunión mensual de este martes, la OPEP+, la organización de 23 países productores de petróleo, anunció la misma medida que ha repetido durante los últimos meses: una reducción de la producción para subir los precios globales del crudo. Se trata de un objetivo que no tiene nada de extraordinario. Después de todo, el cartel existe para maximizar los beneficios de la venta del combustible. Lo que sí llama cada vez más la atención es que los esfuerzos del grupo no parecen estar dando resultado.

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