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200.000 euros para Nahel, un millón para el policía: las protestas en Francia reavivan la 'guerra' del cuerpo
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"Somos víctimas"

200.000 euros para Nahel, un millón para el policía: las protestas en Francia reavivan la 'guerra' del cuerpo

Las voces políticas intentan encontrar el equilibrio entre condenar la violencia y no inflamar más la tensión. La policía no ha dudado en responder casi con una declaración de guerra

Foto: Imágenes de la noche del 1 de julio en París. (EFE/Mohammed Badra)
Imágenes de la noche del 1 de julio en París. (EFE/Mohammed Badra)

"Estamos en guerra (...), la sufren nuestros compañeros cada día en las calles. Nos enfrentamos a una guerrilla urbana". Mientras las voces políticas en Francia intentan encontrar el equilibrio entre condenar la violencia de las protestas que sacuden el país desde hace más de una semana y no inflamar aún más la tensión, la policía no ha dudado en responder casi con una declaración de guerra; la guerra que, según muchos de los sindicatos de policías franceses, libran desde hace años con los habitantes de las banlieue y sus "minorías violentas", según reza un comunicado de los sindicatos policiales Alianza Policía Nacional y UNSA-Policía publicado estos días, y hablan de una "lucha gremial por sobrevivir" contra "la ira de los que quieren sembrar el caos".

“Todos nos ponemos en el lugar de nuestro colega”, cuenta Thomas, policía, al medio Actu17. El agente también conocía a Nahel por delitos anteriores, como conducir sin carné o saltarse semáforos, y afirma que se siente conmocionado por lo que le ha pasado a su compañero, ahora en prisión provisional. Es solo una voz de una narrativa común entre los cuerpos de seguridad del Estado franceses, desde hace años, en el centro de las críticas y con la sensación de desprotección por parte del Gobierno.

Foto: Agentes antidisturbios durante los enfrentamientos tras una manifestación en memoria de Nahel, en Marsella. (EFE/Sebastien Nogier)

Las redes sociales juegan también un papel importante en esta lucha entre policías y jóvenes de las barriadas. Ahí se libra otra guerra, difícil de controlar para los superiores y el Gobierno. El mismo día que moría Nahel, el sindicato France Police tuiteaba: "Felicitaciones a los compañeros que abrieron fuego contra un joven delincuente de 17 años. Al neutralizar su vehículo, protegieron su vida y la de los demás usuarios de la vía. Los únicos responsables de la muerte de este gamberro son sus padres, incapaces de educar a su hijo". El tuit acabó siendo eliminado, al igual que la cuenta, pero es sintomático.

Largas jornadas laborales, falta de reconocimiento, horas extra no pagadas, presión social, fatiga… La precariedad de los cuerpos policiales en Francia es algo que los sindicatos llevan denunciando hace varios años. Falta de efectivos, material precario y, a veces, "los malos" —como los llama S., un joven expolicía que tras el movimiento de los chalecos amarillos decidió dejar el cuerpo, cansado del nivel de violencia en las calles de Francia— "tienen mejores armas que nosotros". A lo que hay que añadir el acoso que sufren algunos fuera de sus puestos de trabajo. El pasado domingo, tres hombres fueron detenidos en Seine-Saint Denis tras amenazar a un policía fuera de servicio que se encontraba con sus hijos.

Francia sufre por la falta de policías y la fatiga de sus agentes. En 2018, el Ministerio de Interior francés lanzó un plan para la prevención de suicidios dentro de la policía, ya que se habían duplicado en los últimos años. Muchos, se suicidaban en los mismos vestuarios de las comisarías con sus propias armas, tras largas (y violentas) jornadas de trabajo. Los expertos también señalan que esa fatiga, frustración y crispación se acaban viendo en las actuaciones policiales.

Foto: Agentes de policía ante manifestantes de los chalecos amarillos en París, Francia. (Reuters) Opinión

"Los agentes son requeridos todos los fines de semana a causa de las manifestaciones. Son jóvenes, están desarraigados después de salir de la academia de policía, están mal pagados y además no tienen vida privada, trabajan todos los fines de semana", afirmaba para Europe 1 Ivan Assioma, delegado de Alliance.

Al otro lado de este perfil se dibuja, como antagonista, a los casseur —individuos que destrozan todo durante las protestas— de las protestas de esta semana en Francia por la muerte de Nahel: jóvenes de entre 14 y 18 años (el 30% de los detenidos son menores).

“¿Dónde están los padres cuando su hijo menor a las 3:00 está saqueando comercios? Yo sé perfectamente dónde está mi hijo un día de disturbios en Francia”, comenta S. Padres irresponsables o ausentes que no "controlan" a sus hijos. El dedo señalando a los padres "irresponsables" ha salido incluso del Elíseo. "Es la responsabilidad de los padres guardar a sus hijos en casa. La República no tiene la vocación de sustituirlos", ha declarado el presidente francés, Emmanuel Macron. En los barrios más pobres, el 35% de las familias son monoparentales, nueve de cada 10, madres solteras. Algunas asociaciones denuncian que muchas madres solteras se enfrentan a largas jornadas de trabajo precario que les imposibilitan estar al día con sus hijos. Solo un último detalle para añadir al peligroso cóctel de pobreza y falta de integración.

Foto: Antidisturbios hacen frente a los disturbios en Nanterre. (EFE/Mohammed Badra)

Así, han sido muchos los que han tomado partido en esta guerra entre policías y los jóvenes de las banlieue. Tras la muerte de Nahel, un bote solidario (cagnotte) organizado para la familia apenas llegó a los 200.000 euros. La cagnotte en favor del policía responsable de su muerte, en prisión provisional, ha conseguido reunir más de un millón de euros en apenas unos días, avivada, entre otros, por las alas que ha dado a la narrativa la extrema derecha.

Según el instituto de encuestas Cluster17, en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2022, el 64% de la policía y el Ejército votó por la extrema derecha, el 39% por Marine Le Pen y el 25% por Éric Zemmour.

Pero cuando se miran como víctimas, los cuerpos policiales excusan los casos de racismo entre sus filas, y con estos comunicados, avivan el fuego, según han denunciado voces políticas en el país. El líder de la izquierda francesa, Jean-Luc Mélenchon, pedía "tomar el control de la policía" y que "¡los que quieren calma no echan aceite al fuego!".

Marine Tondelier, secretaria nacional de Europe Écologie-Les Verts, también denunciaba esos tuits eliminados de los sindicatos policiales: “¿Podemos decir ya que hay un problema estructural en la policía?”.

"Estamos en guerra (...), la sufren nuestros compañeros cada día en las calles. Nos enfrentamos a una guerrilla urbana". Mientras las voces políticas en Francia intentan encontrar el equilibrio entre condenar la violencia de las protestas que sacuden el país desde hace más de una semana y no inflamar aún más la tensión, la policía no ha dudado en responder casi con una declaración de guerra; la guerra que, según muchos de los sindicatos de policías franceses, libran desde hace años con los habitantes de las banlieue y sus "minorías violentas", según reza un comunicado de los sindicatos policiales Alianza Policía Nacional y UNSA-Policía publicado estos días, y hablan de una "lucha gremial por sobrevivir" contra "la ira de los que quieren sembrar el caos".

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