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'Wehrhaft': la palabra clave para la seguridad de Alemania que no podemos traducir
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Poder (y querer) defenderse

'Wehrhaft': la palabra clave para la seguridad de Alemania que no podemos traducir

El Gobierno alemán presentó esta semana la primera estrategia de seguridad nacional de la historia del país. Un paso importante en su anunciada 'Zeitenwende'

Foto: El canciller alemán, Olaf Scholz, sostiene un ejemplar de la estrategia de seguridad nacional. (EFE/Clemens Bilan)
El canciller alemán, Olaf Scholz, sostiene un ejemplar de la estrategia de seguridad nacional. (EFE/Clemens Bilan)

El idioma alemán está plagado de palabras difíciles de traducir a nuestro idioma sin una considerable explicación de por medio. Esta semana, una de ellas plagó los titulares de la práctica totalidad de los medios del país centroeuropeo: Wehrhaft. Su significado es doble, porque se refiere a la capacidad de alguien para defenderse, pero también a su voluntad de hacerlo. Es probable que pronto nos acostumbremos a escucharla, dado que se trata del primero de los tres pilares —junto al de resiliencia y el de sostenibilidad— de la primera estrategia de seguridad nacional de la historia de Alemania, presentada este miércoles por el canciller Olaf Scholz.

La estrategia, explicada a lo largo de 76 páginas, se trata de la primera elaborada por el conjunto del Gobierno alemán. Hasta ahora, cada ministerio elaboraba su propia hoja de ruta, entre la que algunos incluían asuntos de seguridad, pero Berlín nunca había contado con un plan integral al respecto. El documento llega 15 meses después de que Scholz anunciara en un discurso histórico ante el Bundestag que la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia marcaba un Zeitenwende —otra palabra de difícil traducción que significa algo similar a 'punto de inflexión histórico'— para el que era necesario reformular la política de defensa y seguridad del país.

Foto: El canciller alemán, Olaf Scholz. (EFE/Filip Singer)

El término Zeitenwende, que también aparece mencionado en el documento, se ha convertido en un símbolo del necesario retorno de la geopolítica a Alemania tras décadas de permanecer relegada al baúl de la historia. Ahora, al establecer Wehrhaft como su primer pilar estratégico, el Ejecutivo reconoce que esta transformación no pasa únicamente por modernizar y transformar el ejército alemán, sino también por construir una cultura estratégica que llegue a todas las capas de la sociedad, desde el Gobierno hasta el ciudadano promedio.

El documento es un reflejo de cuánto ha cambiado Alemania en el último año y medio, pero también del enorme camino que le queda por recorrer. "Hace dos años, ningún documento de estrategia se habría atrevido a incluir Wehrhaft como uno de sus principios. Ni siquiera uno elaborado por las fuerzas armadas alemanas", explica Rafael Loss, analista del European Council on Foreign Relations (ECFR) especializado en política de seguridad alemana, a El Confidencial.

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Sin embargo, del mismo modo que la supuesta Zeitenwende lleva tiempo decepcionado a muchos expertos por la lentitud y aparente indecisión del Ejecutivo alemán, la estrategia de seguridad nacional carece, para Loss, de medidas concretas más allá del análisis de la situación. "No resulta particularmente impresionante. Es un texto reactivo y analítico que describe cómo la invasión rusa de Ucrania y otros factores globales están afectando a Alemania y sus aliados, pero carece de carácter prescriptivo", considera el investigador.

Dice mucho, hace poco

El texto establece que Rusia es, por ahora, "la amenaza más importante para la paz y la seguridad en el área euroatlántica". También se refiere a Estados Unidos como el aliado transatlántico más importante para Alemania y a Francia como el mayor socio europeo, sin mencionar a ningún otro país del continente. Por último, otorga un rol preeminente al triángulo institucional internacional en el que Berlín está integrado (la Unión Europea, la OTAN y el G7).

La estrategia también plantea el concepto de "seguridad integrada" como respuesta a un amplio abanico de amenazas que van mucho más allá de las militares o terroristas. "En el siglo XXI, seguridad también significa garantizar que nuestra calefacción funcione en invierno. Significa ser capaz de encontrar medicina para nuestros hijos en las farmacias. Tener smartphones que funcionan porque el suministro de microchips es fiable. Desplazarnos a nuestro trabajo con tranquilidad porque nuestros trenes no están paralizados por ciberataques", apunta el documento. La hoja de ruta destaca, asimismo, las amenazas que surgen del cambio climático, incluyendo un mayor riesgo de hambruna, enfermedades y conflictos en todo el mundo, así como eventos climáticos extremos y daños a la infraestructura crítica alemana.

Sin embargo, el texto no se compromete a adoptar ningún tipo de medida concreta ni establece modo alguno de financiar. De hecho, en uno de sus apartados establece que, "dadas las demandas considerables de nuestras finanzas públicas en la actualidad, nos esforzaremos por implementar esta estrategia sin costo adicional para el presupuesto federal general", una promesa que resulta imposible de cumplir si el Gobierno realmente busca llevar a cabo las transformaciones generales prometidas.

Foto: El canciller alemán, Olaf Scholz, en el Bundestag. (EFE/Clemens Bilan)

Esta austeridad presupuestaria quedó a la vista en lo relativo al único compromiso del documento que parece destinado a cumplirse a corto plazo: el de alcanzar un gasto en defensa equivalente al 2% del producto interior bruto (PIB). El ministro de Finanzas, Christian Lindner, explicó durante la presentación de la estrategia que esta meta no se alcanzaría mediante el presupuesto regular del Gobierno, sino utilizando parte del fondo especial de 100.000 millones de euros aprobado el año pasado para reforzar el ejército. Es decir, el mayor gasto en Defensa se financiará con dinero que ya estaba destinado a la Defensa. Las gallinas que entran por las que salen.

Pensar con tres cabezas

El proceso de redacción del documento ha vivido constantes retrasos debido a los desacuerdos dentro de la coalición de gobierno alemana, formada por los socialistas, los Verdes y el liberal FDP.

El mayor ejemplo de estas riñas fue el intento de los dos socios minoritarios de crear un Consejo de Seguridad Nacional, un organismo para agilizar las decisiones sobre seguridad dentro y fuera del país similar al que tienen Estados Unidos, Francia o, en menor medida, España. En un nuevo reflejo de la constante lucha intestina en el Ejecutivo alemán sobre qué formación es la encargada de dirigir la política exterior del país, la medida fue rechazada porque los tres partidos no lograron ponerse de acuerdo sobre qué ministerio debería acoger —y, por lo tanto, controlar— el organismo.

Para los críticos de la nueva estrategia de seguridad, la falta de compromisos concretos en el texto supone un reflejo de estas divisiones. Norbert Röttgen, uno de los rostros más conocidos del partido conservador (CDU) y exdirector del comité de Asuntos Exteriores del Bundestag, calificó el documento como "el mínimo común denominador" entre los integrantes del Ejecutivo. "Es una descripción de la parte indiscutible del statu quo y, esencialmente, sin estrategia", sentenció.

Las diferencias entre los socios del Gobierno alemán corren el riesgo de ensombrecer otro hito en la política exterior del país: definir su relación con China. El Ejecutivo está en pleno proceso de redactar otra hoja de ruta estratégica centrada exclusivamente en Pekín y que está sufriendo retrasos similares a los del documento recién presentado. El Ministerio de Relaciones Exteriores, controlado por los verdes y al cargo de Annalena Baerbock, excandidata a la cancillería, está impulsando una visión mucho más crítica con el gigante asiático de lo que la Cancillería, partidaria de ampliar la relación comercial con las empresas chinas, parece dispuesta a aceptar.

Consciente de las limitaciones de la estrategia de seguridad nacional, a pesar de su carácter histórico, Scholz advirtió durante su presentación del miércoles que el documento solo era el comienzo, y no el punto final, del esfuerzo continuo de Alemania para conectar todos los niveles de la sociedad para fortalecer la seguridad a largo plazo del país. "Hay un dicho en Alemania que también es difícil de traducir: Der Weg ist das Ziel", señala Rafael Loss. "Significa algo así como 'el camino es lo que importa", agrega el analista. Alcanzar la Wehrhaft alemana llevará su tiempo, pero los primeros pasos ya han sido tomados.

El idioma alemán está plagado de palabras difíciles de traducir a nuestro idioma sin una considerable explicación de por medio. Esta semana, una de ellas plagó los titulares de la práctica totalidad de los medios del país centroeuropeo: Wehrhaft. Su significado es doble, porque se refiere a la capacidad de alguien para defenderse, pero también a su voluntad de hacerlo. Es probable que pronto nos acostumbremos a escucharla, dado que se trata del primero de los tres pilares —junto al de resiliencia y el de sostenibilidad— de la primera estrategia de seguridad nacional de la historia de Alemania, presentada este miércoles por el canciller Olaf Scholz.

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