El dilema nuclear de Corea del Sur: ¿puede realmente confiar en EEUU o necesita su propia bomba?
La visita del líder coreano Yoon Suk-yeol a Estados Unidos ha puesto sobre la mesa la cuestión nuclear en la península. Una amenaza constante en la región
Estados Unidos y Corea del Sur han acordado esta semana desplegar submarinos nucleares estadounidenses en aguas surcoreanas, por primera vez en más de 40 años. Ambos gobiernos enmarcaron el acuerdo como una "disuasión ampliada" del paraguas de seguridad estadounidense contra un ataque nuclear norcoreano.
Como parte del acuerdo, Seúl se comprometió a mantener su estatus no nuclear. Pero, ¿será suficiente para impedir que Corea del Sur coquetee con la idea de desarrollar armas atómicas propias?
En los últimos meses, la idea antaño marginal de que Seúl fuera un país nuclear ha irrumpido en el debate general. El presidente Yoon Suk Yeol ha planteado públicamente la posibilidad, y los medios de comunicación hablan de ello 24 horas al día, 7 días a la semana. Es más, casi tres cuartas partes de los surcoreanos están a favor.
Para entender por qué Corea del Sur está considerando la posibilidad de tener sus propias armas nucleares, imaginemos este escenario apocalíptico: Corea del Norte ataca de repente a Corea del Sur, obligando a Estados Unidos a intervenir. Pero entonces Kim amenaza con bombardear alguna ciudad de EEUU, ahora al alcance de sus nuevos misiles balísticos intercontinentales.
¿Apoyaría Washington a Seúl? Y lo que quizá sea más importante, ¿lo hará antes de que sea demasiado tarde, distraído como está por su complicada política interna o por otra crisis como la invasión de Taiwán por China?
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La mayoría de los surcoreanos no quieren correr ese riesgo. Después de todo, es la existencia del país lo que está en juego, especialmente ahora que las amenazas nucleares de Rusia en Ucrania hayan despertado esos temores de guerra nuclear que llevaban tanto tiempo latentes.
Ucrania "ha hecho que la ansiedad sea real", afirma Jenny Town, investigadora principal del Centro Stimson y directora del programa 38 North. "Antes, todos nos habíamos acostumbrado a la idea de que las armas nucleares no se volverían a utilizar".
Pero, en su opinión, nuclearizarse conlleva inmensos riesgos, que superan con creces los beneficios. Para empezar, la paridad nuclear no hace que nadie esté más seguro.
"Lo que vemos en el sur de Asia [con India y Pakistán] es exactamente lo contrario", explica Town. "No detiene las provocaciones. No detiene el aventurerismo. En todo caso... ambos siguen incitándose mutuamente".
Una Corea del Sur con armas nucleares también se enfrentaría a graves consecuencias externas. Para reanudar el programa nuclear que cerró por la presión de Estados Unidos en 1975, el mismo año en que Seúl ratificó el Tratado de No Proliferación Nuclear, Corea del Sur tendría que retirarse primero del TNP. Eso es lo que hizo Corea del Norte antes de probar su primera arma atómica en 2006 (e Irán aún no lo ha hecho).
Abandonar el TNP conllevaría seguramente sanciones, cuyo alcance y severidad no están claros. Pero la pujante economía surcoreana se resentiría, al igual que todo el 'poder blando' que Seúl ha construido cuidadosamente durante años para convertirse en un peso pesado de la cultura pop mundial.
En resumen, la nuclearización perjudicaría tanto a Samsung como a BTS.
El efecto dominó se dejaría sentir en los vecinos de Corea del Sur. Es probable que se desencadene una carrera armamentística nuclear, con Japón a la cabeza, mientras que los iraníes se animarían aún más a conseguirlo. A China no le hará ninguna gracia, sobre todo si Estados Unidos decide finalmente aceptar (a regañadientes) a Corea del Sur como potencia nuclear y mantiene sus lazos de seguridad con Seúl.
Pyongyang, que cuenta con un arsenal de armas nucleares que podría convertir en llamas todas las ciudades surcoreanas en cuestión de minutos, no se inmuta por los aspavientos de Seúl.
"Los norcoreanos no creen necesariamente que los surcoreanos [vayan a construir sus propias armas nucleares] si EEUU se opone, dado que piensan que Corea del Sur es una marioneta de EEUU", afirma Town. "Pero saben que es una discusión útil para crear discordia en la alianza".
¿Conseguirá el acuerdo sobre los submarinos estadounidenses que los surcoreanos den marcha atrás? Por un lado, el hecho de que Estados Unidos pueda responder a un ataque norcoreano en cuestión de minutos en lugar de horas podría hacer reflexionar a Kim. Pero trasladar las armas nucleares de Guam no importará si Estados Unidos no actúa con la rapidez suficiente para ordenar un ataque nuclear contra Pyongyang.
Aun así, es una elección difícil: arriesgarse a la aniquilación atómica o convertirse en un paria internacional que ninguna diplomacia del "Juego del Calamar" podrá arreglar.
*Este artículo fue publicado originalmente en inglés en GZERO Media. Si te interesa la política internacional, pero quieres que alguien te la explique, suscríbete a la 'newsletter' Signal aquí.
Estados Unidos y Corea del Sur han acordado esta semana desplegar submarinos nucleares estadounidenses en aguas surcoreanas, por primera vez en más de 40 años. Ambos gobiernos enmarcaron el acuerdo como una "disuasión ampliada" del paraguas de seguridad estadounidense contra un ataque nuclear norcoreano.
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