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Una anécdota de Winston Churchill para explicar el peor escenario de la Guerra de los Chips
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Aumenta crisis por semiconductores

Una anécdota de Winston Churchill para explicar el peor escenario de la Guerra de los Chips

Un exasesor de seguridad del expresidente Donald Trump afirma que EEUU destruiría las fábricas de semiconductores de Taiwán antes de que cayeran en manos chinas

Foto: Trabajadores de una fábrica de semiconductores en Países Bajos. (Reuters)
Trabajadores de una fábrica de semiconductores en Países Bajos. (Reuters)
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Robert O'Brien, exasesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, ha dibujado un nuevo escenario inquietante en el conflicto cruzado entre China, Taiwán y Estados Unidos. En el Foro de Seguridad Global organizado por el Centro Soufan en Doha, Qatar, O'Brien dijo que Estados Unidos y sus aliados "nunca permitirán que esas fábricas de semiconductores caigan en manos chinas".

El estadounidense puso contexto a estas palabras con un hecho ocurrido en la Segunda Guerra Mundial. "El primer ministro británico, Winston Churchill, reconocido francófilo, mandó tras la rendición de los franceses a los nazis destruir la flota gala, matando 1000 marineros en el ataque. Con lágrimas en los ojos entró en la Cámara de los Comunes porque fue la decisión más difícil que tomó en toda la guerra. Recibió un aplauso unánime", explica The Semafor que ejemplificó O’Brien.

Foto: Microchip. (EFE/Ritchie. B. Tongo) Opinión

Con este ejemplo, McCarthy ha trasladado la anécdota histórica a la crisis de los semiconductores. "Es imprudente y no tiene sentido que EEUU destruya las fábricas de semiconductores en Taiwán. Causaría un desastre mundial ya que los productos de chips están profundamente arraigados en nuestra vida. Entonces, es más sabio protegerlo que no destruirlo", explica a El Confidencial Tzuli Wu, analista taiwanés del Instituto de Investigación de Seguridad y Defensa Nacional.

Taiwán es hoy el mayor productor del mundo, lo que equivale a decir que es el mayor productor de la tecnología desde la que se rige el mundo. Alrededor del 55% del mercado de producción de semiconductores está en manos de la empresa Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), la sociedad más valiosa por capitalización de mercado de Asia.

"Dado que la isla es la mayor potencia en producción de semiconductores del mundo, si Taiwán cayera en manos de China, las tecnologías de armas de este último podrían aumentar drásticamente y las capacidades de la industria de defensa de EEUU se reducirían severamente. Ese sería un escenario terrible", explicaba Holmes Liao, analista militar y catedrático taiwanés, a El Confidencial.

Foto: BMW es uno de los fabricantes que avisan sobre la prolongación de la crisis. (BMW)

Los semiconductores no son, en todo caso, una tecnología que afecta solo al ámbito militar, sino que controlan la mayor parte de ámbitos de la vida humana. "Rara vez pensamos en los chips, pero han creado el mundo moderno", explica el historiador y escritor Chris Miller, autor del libro Chip War (Guerra de los Chips), en un podcast del pasado de The New York Times.

Teléfonos inteligentes, ordenadores, coches, equipos médicos de alta tecnología, paneles solares… todos necesitan esos componentes hechos de silicio y complicadísimos de fabricar dentro de un complejo sistema de ensamblaje global en el que países como Holanda, Japón o Estados Unidos juegan un papel principal junto a Taiwán.

¿Es una exageración alarmista pensar que algo más pequeño que un virus puede contribuir a provocar un enfrentamiento bélico de desenlace incierto para toda la humanidad? No lo parece, pero todos los actores están jugando sus cartas para intentar mostrar a sus oponentes que están dispuestos a llegar a todo y evitar así la colisión. En todo caso, para algunos analistas, es más importante la situación geográfica de la isla que sus fabricas tecnológicas. "La posición estratégica de Taiwán es más importante que la producción de chips. La tecnología está evolucionando todo el tiempo, y la ventaja tecnológica podría cambiar en el futuro con la innovación", señala Wu.

La carrera de fondo entre EEUU y China

La llamada Guerra de los Chips tiene su origen en la decisión de la Administración Biden de prohibir el suministro de semiconductores a China. "En medio de esta demostración de pompa y poder, el presidente Joe Biden le mostró a Xi quién manda. Dos días antes, el 21 de octubre (Congreso del Partido Comunista de China), Biden había dejado caer el martillo sobre la industria de semiconductores de China al implementar completamente una serie de controles estrictos sobre la exportación de tecnología de chips estadounidense a China. Este es un golpe doloroso a las ambiciones de Xi de rivalizar con los EEUU (…) Biden demostró que el país tiene poder de lucha, y mordisco, para defender su primacía", explicaba Michael Schuman, analista de The Atlantic, el pasado octubre.

La jugada de Biden, que intenta contener al gigante asiático y su desarrollo comercial y militar, ha mostrado también las debilidades del Gobierno de Pekín. "Aunque China puede estar por delante de algunos de sus competidores en algunos ámbitos del desarrollo de chips semiconductores, sigue estando rezagada en la tecnología más puntera y sigue dependiendo en gran medida de los proveedores extranjeros, sobre todo de Estados Unidos. El país importa actualmente más de 300.000 millones de dólares de semiconductores al año, y China sigue siendo el mayor comprador de propiedad intelectual estadounidense en Asia-Pacífico", afirmó Nicholas Yeo, director de renta variable china de la firma abdrn, a El Confidencial.

Foto: La cancillería del Reich destruida en Berlín, 1959 (EC)

El analista asentado en Hong Kong añade: "El dominio de EEUU en la fase previa, es decir, el diseño de circuitos integrados, es también la razón por la que ha podido frenar las ventas de productos de alta tecnología a China de sus socios intermedios en la fabricación de obleas. En medio de un complejo panorama geopolítico, esto explica por qué la autosuficiencia tecnológica es un punto clave para los responsables políticos de China como parte de su impulso de localización y autosuficiencia".

El problema es que el tiempo se echa encima de todos sin que haya un escenario claro para salir de este atolladero.

China no va a permitir que le saquen de la partida con vetos de importación y Estados Unidos entiende que ceder esa tecnología a China es ponerle una alfombra roja para convertirla en la dominadora y reguladora del globo. Pekín es una superpotencia en manufactura muy superior por costes y capacidad a Washington. La mejor carta americana es la tecnológica, donde China, pese a hacer un monumental esfuerzo, sigue estando rezagada. "Han gastado miles de millones al año desde 2014 para producir chips de última generación. Han hecho progresos en algunas esferas, pero siguen siendo dependientes. China es una potencia manufacturera, pero es un jugador pequeño cuando se trata de la producción de semiconductores, especialmente cuando hablamos de semiconductores de vanguardia", asegura Chris Miller.

Los otros actores en la Guerra de los Chips

En 2021, la Administración Biden sacó adelante el proyecto de Ley de Innovación y Competencia. El plan tiene un presupuesto de 250.000 millones de dólares para aumentar la competitividad industrial del país. De esa cantidad, el Gobierno americano ha destinado 50.000 millones al desarrollo e investigación de semiconductores.

Con el nuevo marco legal, junto al veto a exportar esa tecnología a China, Washington pretende garantizar su supremacía en este crucial campo.

En un giro inesperado de la geopolítica internacional, China acusa hoy a EEUU de ir contra el libre mercado y de aplicar recetas viejas proteccionistas que fracasarán. "La mayor amenaza para EEUU es EEUU", dijo entonces el Gobierno de Pekín al conocer un programa que auguro que "fracasará". "Estamos en una carrera por ganar el siglo XXI y el pistoletazo de salida ya sonó. Mientras otros países siguen invirtiendo en su propia investigación y desarrollo, no podemos arriesgarnos a quedar atrás", dijo Biden.

Foto: Un semiconductor. (Reuters/Florence Lo)

Mientras, la empresa taiwanesa líder en semiconductores, TSMC, ha confirmado que aumentará su inversión en Estados Unidos, cercana a los 40.000 millones de dólares, para crear una segunda planta de construcción de chips en suelo americano. La ministra de Economía de Taiwán, Weng Mei-hua, acusada por China de vender su tecnología a los americanos, quiso en todo caso dejar claro que la compañía sólo se está internacionalizando pero que de ninguna manera "pasará a estar bajo control de EEUU".

También hay movimientos de otros importantes actores. La ministra de comercio de Holanda acaba de remitir una carta al Parlamento donde anuncia que habrá restricciones en la exportación de tecnología relacionada con los semiconductores a partir del verano. "Debido a que los Países Bajos consideran necesario, por motivos de seguridad nacional, supervisar esta tecnología con la mayor rapidez, el Gabinete presentará una lista de control nacional", ha manifestado el Gobierno.

La medida afecta a la relación de China y ASML, la mayor empresa tecnológica de Europa de origen holandés, y única sociedad capaz de fabricar las maquinas que a su vez fabrican los microchips más avanzados del mundo. La sociedad, en concreto, domina el mercado de los sistemas de litografía, máquinas de costes elevadísimos y complicadísimos sistemas de engranaje, que utilizan potentes láseres para crear los diminutos circuitos de los chips informáticos.

Foto: Técnicos aprendiendo a montar una máquina de ASML. (Reuters/Ann Wang)

El paso dado por el Gobierno holandés necesita ahora implementarse en la práctica sin poner en riesgo la compañía, directa o indirectamente, ligada a contratos relacionados con la superpotencia asiática. Un 18% de sus pedidos en 2023 tienen como destino China. "Necesitaremos ahora solicitar licencias de exportación para el envío de los sistemas de inmersión DUV más avanzados", ha reconocido ya la compañía que está a la espera de que le expliquen qué incluye ese "más avanzados".

"EEUU ha cambiado sus objetivos. De tener un par de generaciones de ventaja sobre sus rivales se ha pasado a debemos mantener una ventaja lo más amplia posible, lo que también puede significar que debes hacer retroceder a tus rivales lo máximo posible", explicaba a BBC el analista Joris Teer sobre los vetos americanos.

'Cínico y ventajista'

También Japón parece que se unirá al veto al traspaso de tecnología a China. Las conversaciones cruzadas entre Washington, La Haya y Tokio se llevan produciendo desde finales del año pasado. Al igual que ha hecho Holanda, los japoneses se han limitado a declarar recientemente, sin tampoco mencionar directamente a China, que impondrán restricciones de 23 tipo de equipos avanzados usados en la manufactura de chips. "No tenemos un país en particular en mente al tomar estas medidas. Nuestro objetivo es contribuir a la estabilidad y paz internacional", ha dicho el ministro de Comercio, Yasuthosi Nishimura.

A China, dominadora de la manufactura global y con una diplomacia que va dando "bocados" por todo el planeta con su discurso de relaciones beneficiosas comerciales para las dos partes, le han encontrado, tras 20 años de "paseo militar", una debilidad. El bloque occidental cree que el aperturismo que promulga Pekín es cínico y ventajista.

Pekín presiona con discutir la supremacía del dólar y se posiciona con los grandes productores de energía

China aboga por liberalizar comercialmente el globo porque su manufactura marca el paso, mientras EEUU, hasta ahora el paradigma del libre comercio, plantea restricciones para evitar el sorpaso. Pekín presiona con discutir la supremacía del dólar y se posiciona con los grandes productores de energía en un bloque en el que participa Rusia. Washington responde con su OPEP particular, hecha de silicio, mientras se abren las compuertas de la inteligencia artificial.

¿Hay posibilidades de negociación? "Hay ciertas cuestiones que deben abordarse. El respeto mutuo es el primero. Si la República Popular China pudiera hacerlo, entonces sería posible 'hablar'. Ciertamente, hay muchas medidas que podrían adoptarse, pero ambas partes deben hablar primero", concluye Wu.

Robert O'Brien, exasesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, ha dibujado un nuevo escenario inquietante en el conflicto cruzado entre China, Taiwán y Estados Unidos. En el Foro de Seguridad Global organizado por el Centro Soufan en Doha, Qatar, O'Brien dijo que Estados Unidos y sus aliados "nunca permitirán que esas fábricas de semiconductores caigan en manos chinas".

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