La mujer que más sabe de chips en España: "Diseñarlos da tanto valor como fabricarlos"

El anuncio de un nuevo proyecto estratégico (Perte) dirigido al sector de los semiconductores no ha cogido por sorpresa a las compañías instaladas en España. Muchas sabían que el Gobierno estaba trabajando en un plan para implementar la apuesta lanzada desde la Comisión Europea, para tratar de romper con la dependencia de la industria continental de los fabricantes asiáticos que dominan el mercado de la fabricación de los microchips necesarios para multitud de segmentos productivos, y cuya escasez tiene, por ejemplo, en vilo a la industria del automóvil. Lo que ha llamado la atención de las pocas empresas con presencia en suelo español especializadas en este sector, casi toda en la parte del diseño e investigación, es la cuantía del plan: 11.000 millones de euros, según anunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

"Sabíamos que estaban trabajando en un Perte, pero de unos mil millones de euros. Si el importe son 11.000 es porque seguramente se está trabajando en atraer a algún fabricante", señala Mayte Bacete, responsable de MaxLinear Hispania, la filial española de uno de los diseñadores globales de semiconductores de señal mixta y analógicos de radiofrecuencia integrados para aplicaciones de comunicaciones de banda ancha. Esta empresa está en plena fase de crecimiento en España. En sus instalaciones del Parque Tecnológico de Paterna, en Valencia, sus ingenieros diseñan chips que luego son fabricados por algunas de las pocas manufactureras instaladas en Taiwán, Corea del Sur, Japón o China, los llamados 'foundries'. Europa apenas concentra el 10% del mercado y el objetivo de la Comisión es elevar el porcentaje al 20% en 2023. Por ahora no han aparecido públicamente candidatos a instalar fábrica en España. Uno de los más conocidos, Intel, ha apostado por Alemania.

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Bacete cree que es importante que España pueda albergar uno de los fabricantes. Sin embargo, también lanza un mensaje sobre el enfoque de las inversiones, destacando que en términos de mano de obra cualificada y generación de valor, tan importante es el segmento de la manufactura pura como el de los creadores y diseñadores de los productos de microelectrónica. Y pone como ejemplo el modesto pero incipiente clúster de creadores de chips existente en Valencia, donde, además de la suya, cuentan con filiales otras compañías como Analog Devices, AMS o Bosch. Una base sobre la que podrían incorporarse nuevos actores. El territorio presume de ecosistema atractivo para inversiones y acaba de apuntarse el tanto de la gigafactoría de Volkswagen. "El Perte servirá sobre todo para que reactive el ecosistema de empresas de semiconductores instaladas en España y se pueda convertir en una de las industrias estratégicas del país", dice.

Su empresa, de hecho, fundada en California en 2003 y cotizada en el Nasdaq, se ha especializado en la investigación y desarrollo de semiconductores, pero subcontrata después de la producción. "Al final, donde más valor añadido hay es en la parte del diseño, que puede superar el 50%, el 'know-how' y la dificultad a la hora de desarrollar el chip. La parte más estratégica está en el diseño de los mismos, y concentrar ese conocimiento en España sería el modelo ideal, a semejanza del modelo israelí". Allí, dice, no son fabricantes, pero el modelo de progresiva inversión en tecnología está permitiendo que sigan implantándose empresas "a pesar de ser un país tan caro". La suma de diseño y fabricación sería el 'pack' perfecto y rompería el exceso de dependencia exterior de un sector tan crítico en las cadenas de suministros.

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Por esta razón, esta ingeniera metida en labores de gestión de una empresa tecnológica cree que el Gobierno debería reservar sobre un 15% o un 20% del Perte al fomento de la industria del diseño de los chips. "Eso sería muy positivo", dice. En su caso, su compañía, todavía en cifras modestas de facturación en España, con algo más de seis millones de euros, tiene en marcha un ambicioso y millonario plan de crecimiento que se financiará parcialmente con recursos de los llamados Important Projects of Common European Interest (IPCEI), los 'perte' europeos. En su caso, en la especialidad del e-wifi.

Bacete, una de las mujeres que más sabe el mercado de microchips en el país, explica que, si España opta por potenciar el sector, tendrá que hacer un esfuerzo amplio también en formación para no encontrarse con un déficit de ingenieros. MaxLinear tiene acuerdos con la Universidad Politécnica de Valencia, con un aula de microelectrónica para formar profesionales. Es un mercado con niveles salariales altos. "Todos estamos teniendo dificultad para contratar porque estamos creciendo a la vez", advierte sobre la necesidad de elevar la inversión en formación en las universidades y escuelas técnicas.