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Mano de obra barata: a la hora de abusar de trabajadores migrantes, no hay fronteras en la UE
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Mano de obra barata: a la hora de abusar de trabajadores migrantes, no hay fronteras en la UE

Las sociedades europeas que batallan contra sus ideologías internas antiinmigrantes no parecen reconocer sus propios intereses y su cinismo

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¡Hola desde Târgu Mureș/Marosvásárhely (Rumanía)! Hace unos años, nueve pasajeros murieron en un accidente de coche no muy lejos de mi casa. Fue la colisión de un minibús mal equipado lo que mató a los inmigrantes que iban de camino al trabajo. Las víctimas se habían dejado la piel por salarios bajos en condiciones pésimas, ¿y para qué? Lo único que consiguieron es dejar huérfanos a 16 niños. Esta es tan solo una de las muchas tragedias que sufren los inmigrantes en mi ciudad.

Otra de las realidades que se vive en mi ciudad es la de dos trabajadores que llegan de Sri Lanka. Los panaderos de esta región vinieron a Rumanía con la esperanza de una vida mejor. Querían hacer pan para la gente de aquí. Un plan pacífico. Sin embargo, poco después de llegar, los inmigrantes fueron atacados por lugareños, cuyos familiares paradójicamente también habían trabajado fuera, en otros países de Europa. Poco después de que llegaran, entre los vecinos estalló la xenofobia, el racismo y el malestar social.

Las sociedades europeas que luchan contra las ideologías anti-inmigrantes no parecen reconocer sus propios intereses y su cinismo. Nuestra nueva edición de esta semana trata de poner de relieve estas contradicciones en los países.

  • Boróka Parászka - redactor jefe de esta semana

En esta edición podrás leer estos temas: La cadena de los abusos laborales | El éxodo de los trabajadores golpea a los Balcanes | "Es absolutamente necesario regularizar a los trabajadores" | El racismo y la carrera por la mano de obra.

La versión original en inglés, cada miércoles:

La versión en español, los jueves:

La cadena de abusos laborales

placeholder Presentada en la competición de Cannes, la película “R.M.N.” dirigida por Cristian Mungiu se inspiró en un caso de discriminación contra trabajadores extranjeros en Rumanía. Foto: MobraFilms.
Presentada en la competición de Cannes, la película “R.M.N.” dirigida por Cristian Mungiu se inspiró en un caso de discriminación contra trabajadores extranjeros en Rumanía. Foto: MobraFilms.

Hace dos años conocí a Andrei Amariei*, un joven rumano que trabajaba en la industria cárnica alemana. En aquellos tiempos, la pandemia estaba causando estragos en Europa y el papel de los trabajadores esenciales en todo el continente ocupaba los titulares de la prensa.

Andrei me habló de turnos de 12 horas a temperaturas bajo cero, largas semanas sin un día libre y un salario que los jefes recortaban a menudo sin justificación. "Los alemanes ven a los rumanos tres o cuatro clases por debajo de ellos, como lo más bajo de Europa", resumió.

Andrei es uno de los millones de rumanos que intentan ganarse la vida en Europa, muchos de los cuales sufren discriminación y condiciones de esclavitud.

Ante la ausencia de estos trabajadores que buscan un futuro mejor, la economía rumana lucha por encontrar sustitutos. En 2022, el Gobierno permitió a las empresas contratar a 100.000 trabajadores extracomunitarios, el mayor número jamás autorizado. La mayoría procedentes de Nepal, Bangladesh, Sri Lanka, India, Pakistán o Vietnam. Los veo trabajando en restaurantes de comida rápida y en obras de construcción, cruzando Bucarest en bicicleta para repartir comida, o en su tiempo libre, tratando de encontrarle sentido a esta desordenada y confusa ciudad del este de Europa. La situación de estos inmigrantes del sudeste asiático es similar a la de los millones de rumanos que viven en el extranjero desde la Revolución en el país.

En 2020, los habitantes de un pueblo del centro de Rumanía se sublevaron después de que una panadería local contratara a dos trabajadores de Sri Lanka. La historia inspiró la última película del galardonado director Cristian Mungiu, R.M.N. Una investigación describió las condiciones de muchos trabajadores extranjeros en Rumanía: trabajan hasta 60 horas a la semana, a veces sin contrato y viven hacinados en contenedores.

A falta de políticas para mejorar el mercado laboral europeo y construir la solidaridad en un mundo donde el beneficio lo dicta todo, la cadena de abusos es igual en Occidente que en Oriente. El explotado se convierte en explotador, y los más débiles sufrirán, como siempre.

* El nombre de Andrei fue cambiado, ya que el trabajador temía un litigio contra su antiguo jefe.

  • Vlad Odobescu - reportero en Scena9.

El número de la semana: 2,2 M

2,2 millones de polacos vivieron y trabajaron en el extranjero durante más de tres meses el año pasado. De forma paralela, el número de trabajadores ucranianos aumenta en Polonia, muchos de los cuales sustituyen a la mano de obra polaca que emigró.

Incluso antes de la guerra, los ucranianos llegaban a Polonia en masa buscando trabajo. El año pasado eran 1,5 millones. Tras la invasión rusa este número aumentó con creces. Los trabajadores ucranianos se han convertido en una pieza crucial para la economía polaca, que sigue creciendo, a pesar de la galopante inflación.

Los ucranianos que llegan a Polonia consiguen primero los trabajos peores pagados, al igual que los polacos cuando llegaron a los países de Europa occidental.

  • Michał Kokot - Gazeta Wyborcza.

El éxodo de los trabajadores golpea a los Balcanes

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Los jóvenes se marchan. La población envejece y la natalidad disminuye. Hay una escasez crónica de trabajadores que se han marchado de la región. Este es el sombrío panorama de los Balcanes.

No es de extrañar que pocos quieran quedarse. Con unos salarios que son una mínima parte de la retribución media de la Unión Europea, la región sigue enredada en disputas fronterizas, rencillas étnicas, corrupción desenfrenada, la pendiente adhesión a la UE y la OTAN (en algunos Estados) y los fantasmas de las guerras en los años noventa.

"La gente no ve futuro aquí, así que prueba mejor suerte en Europa central y occidental o en cualquier otro lugar. No se trata solo del dinero, sino por la calidad de vida en comparación con los hogares europeos", afirma Ilija Aceski, profesor de sociología en Skopje.

Si se cumplen las previsiones de Naciones Unidas, el Banco Mundial y las agencias estadísticas, Bulgaria tendrá en 2050 un 38% menos de habitantes que en 1990. En Serbia, las cifras bajarán un 24%, y Macedonia del Norte y Croacia registrarán un descenso del 22%.

A diferencia de Alemania, Francia, Polonia o incluso Rumanía, no hay afluencia de trabajadores inmigrantes para cubrir las vacantes. A pesar de los millones de emigrantes y refugiados de Oriente Próximo que han pasado por la región en la última década, casi nadie ha querido quedarse. Al igual que los habitantes de los Balcanes, sueñan con una vida mejor en países más ricos.

Tanto el sector público como el privado están afectados. Mires donde mires, hay una falta recurrente de médicos y enfermeras. Lo mismo ocurre con ingenieros, fontaneros, albañiles y otros profesionales cualificados.

"Es un círculo vicioso", añade Aceski. "Cuanta más gente se va, más disminuye la calidad de vida. Y eso, a su vez, provoca la huida de aún más gente", concluye. En su opinión, los gobiernos han ofrecido hasta ahora muy pocos recursos y planes sólidos para detener el éxodo.

  • Siniša-Jakov Marusic - Balkan Insight.

"Es necesario regularizar a los trabajadores"

placeholder Una manifestación para exigir los derechos de los trabajadores en situación irregular y la regularización, en la plaza de la Bastilla en París, el 12 de noviembre de 2022. Foto: Xose Bouzas/Hans Lucas
Una manifestación para exigir los derechos de los trabajadores en situación irregular y la regularización, en la plaza de la Bastilla en París, el 12 de noviembre de 2022. Foto: Xose Bouzas/Hans Lucas

"Es absolutamente necesario regularizar a los trabajadores que hacen funcionar este país y que están, desgraciadamente, en situación irregular".

Para Laurent Berger, secretario general de CFDT, uno de los principales sindicatos de trabajadores franceses, la propuesta del Gobierno de Emmanuel Macron para la reforma de la ley de inmigración, que se debatirá en el Parlamento a principios de 2023, no va lo suficientemente lejos.

Una de las cosas que promueve esta ley es facilitar la integración profesional de los trabajadores extranjeros mediante la concesión de un permiso de residencia para "trabajos inestables", en sectores donde es difícil cubrir las vacantes, como la hostelería y la construcción.

En una entrevista para la televisión francesa France 2, Laurent Berger, Secretario general de Confederación Francesa Democrática del Trabajo, sugiere que la inmigración requiere un enfoque "no solo económicamente útil, sino también socialmente agradecido para estos trabajadores". Berger defiende que hay que "regularizarlos automáticamente" y proporcionarles permisos de trabajo y papeles oficiales.

  • Sonia Delesalle-Stolper - Libération.

El racismo y la carrera por la mano de obra

placeholder Los trabajadores de la construcción migrantes del Mall of Berlin recibieron salarios tan bajos como “cero”. Foto: © Gzen92.
Los trabajadores de la construcción migrantes del Mall of Berlin recibieron salarios tan bajos como “cero”. Foto: © Gzen92.

Por fin se mueven las cosas. El Gobierno alemán compuesto de socialdemócratas, verdes y liberales planea flexibilizar la ley de inmigración. Lo que supondría esta reforma para los inmigrantes es lo siguiente: conseguir la ciudadanía antes y que los profesionales extranjeros puedan encontrar trabajo más fácilmente en Alemania. Este cambio reconocería que es un país que realmente apuesta por la inmigración. Por la que lleva luchando durante décadas. La resistencia de la economía alemana durante la posguerra nunca habría sido posible sin los Gastarbeiter ("trabajadores invitados") contratados en los años sesenta.

Reconocer que Alemania es un país a favor de la inmigración pone inmediatamente en jaque a quienes han alimentado su racismo durante años y han hecho campañas contra las leyes de inmigración más liberales. Hace unos días, un político conservador se quejaba de que la ciudadanía alemana no debía "venderse". El líder de los democristianos le respondió: "La ciudadanía alemana es algo muy valioso que debe tratarse con cuidado". Incluso dentro del Gobierno, los liberales se muestran indecisos respecto a este tema.

Llama la atención, sin embargo, que los principales representantes empresariales pidan la liberalización del empleo. Alemania necesita inmigrantes: faltan unos 400.000 trabajadores al año. La generación boomer se jubilará pronto y entonces también faltará su capacidad laboral.

Lo triste pero cierto es que la prosperidad de Alemania también se basa en el racismo que se siembra en las diferencias de los puestos de trabajo. Si no fuera así, ¿de qué otra forma se podría justificar las comodidades de los trabajadores nacidos en Alemania frente a los inmigrantes que trabajen en condiciones mucho peores que sus compañeros?, ¿de qué otra forma se podrían tolerar las flagrantes violaciones de la protección sanitaria de los trabajadores inmigrantes en la industria cárnica durante la pandemia?, ¿tal vez la flagrante injusticia de no pagar a los trabajadores de las obras del prestigioso centro comercial de Berlín sea otra de las posibles respuestas?

Así que el conflicto no será tan fácil de apaciguar. No solo porque una parte de la sociedad alemana es muy cerrada ideológicamente, sino que también el racismo tiene una función tangible para los intereses de la economía alemana.

  • Teresa Roelcke es una periodista alemana que trabaja para el diario Tagesspiegel de Berlín.

​Gracias por leer nuestro número 11 de European Focus,

Se acercan las vacaciones de invierno, cuando tendemos a centrarnos en historias motivadoras y conmovedoras. Las historias de trabajadores inmigrantes europeos resumidas en este boletín no encajan con este ambiente festivo. Debido a que nunca hay un día festivo o un día de la semana sin sus esfuerzos, debería ser un interés común europeo regularizar condiciones de trabajo justas para todos.

¡No dude en escribirnos con sus opiniones y sugerencias, y esperamos que tenga la oportunidad de prepararse para las vacaciones!

¡Nos vemos el próximo miércoles!

Boróka Parászka

¡Hola desde Târgu Mureș/Marosvásárhely (Rumanía)! Hace unos años, nueve pasajeros murieron en un accidente de coche no muy lejos de mi casa. Fue la colisión de un minibús mal equipado lo que mató a los inmigrantes que iban de camino al trabajo. Las víctimas se habían dejado la piel por salarios bajos en condiciones pésimas, ¿y para qué? Lo único que consiguieron es dejar huérfanos a 16 niños. Esta es tan solo una de las muchas tragedias que sufren los inmigrantes en mi ciudad.

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