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¿El Ejército en plantas petroleras? Europa despierta a la vulnerabilidad de sus infraestructuras clave
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Tras el sabotaje del Nord Stream

¿El Ejército en plantas petroleras? Europa despierta a la vulnerabilidad de sus infraestructuras clave

Parte del gas y las comunicaciones en el continente dependen de instalaciones expuestas a sufrir sabotajes y ciberataques como el ocurrido en el Mar Báltico

Foto: Un miembro de la Guardia Nacional Noruega, desplegado para proteger una planta petrolífera en el país. (EFE/Carina Johansen)
Un miembro de la Guardia Nacional Noruega, desplegado para proteger una planta petrolífera en el país. (EFE/Carina Johansen)

Las pesquisas de la investigación sueca sobre las fugas del Nord Stream 1 y 2 cierran cada vez más la red. Este viernes, el fiscal al mando de la "muy sensible" investigación, Mats Ljungqvist, aseguró que más allá de las especulaciones geopolíticas, las pruebas halladas apuntan casi sin género de dudas a un sabotaje. "Podemos constatar que ha habido detonaciones en el Nord Stream 1 y 2 en la zona económica sueca que han provocado amplios daños en las tuberías. La inspección de la escena del crimen ha reforzado esas sospechas de sabotaje grave. Se han hecho confiscaciones y ahora van a ser analizadas", ha señalado en un comunicado. La investigación continúa, sin embargo, bajo secreto de sumario.

Pero más allá de las hipótesis y del secretismo de las pesquisas tras el incidente, los cuatro escapes provocados en los conductos en medio del Mar Báltico han despertado de pronto a Europa a la realidad de una potencial vulnerabilidad de sus infraestructuras críticas en la región, desde los cables de comunicaciones submarinos o los gasoductos que se albergan en el fondo del mar. También ha demostrado que muchos de estos países, y la Unión Europea en su conjunto, no cuentan con un plan de protección específico y reforzado para estas infraestructuras clave.

Foto: Imágenes por satélite del Nord Stream. (Reuters)

"Los actos de sabotaje contra los oleoductos de Nord Stream han demostrado cuán vulnerable es nuestra infraestructura energética. Por primera vez en la historia reciente, se ha convertido en un objetivo", ha declarado la jefa de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, esta semana, en un discurso ante el Parlamento Europeo en el que también instó a los estados miembros de la UE a intensificar la protección de su infraestructura crítica mediante la realización de pruebas de estrés y el uso de vigilancia satelital para detectar amenazas potenciales.

En un escenario que parecía poco probable antes de la invasión de Rusia en Ucrania, los expertos señalan que ahora ha obligado a poner a los países del Mar del norte y el mar Báltico una mayor atención en proteger sus infraestructuras vitales contra amenazas híbridas, incluidos los sabotajes y los ataques cibernéticos.

Presencia de drones

Tras las primeras informaciones de sabotaje en el Nord Stream el pasado 28 de septiembre, Dinamarca y Suecia subieron de inmediato el nivel de seguridad en sus infraestructuras energéticas. Ese mismo día, la empresa propietaria de la plataforma petrolífera danesa Halfdan B advirtió de la presencia de drones no autorizados sobrevolando el yacimiento, situado mar a dentro a más de 200 kilómetros de la península de Jutlandia.

Por su parte, el primer ministro noruego Jonas Gahr Støre también ordenó aumentar el despliegue militar y policial para vigilar las plataformas y oleoductos de gas y petróleo del país. El anuncio se produjo después de que la Autoridad de Seguridad del Petróleo de Noruega hubiera informado de que varios drones no identificados estaban volando cerca de las plataformas de gas y petróleo noruegas en alta mar, una actividad que el primer ministro Støre describió como "anormal".

placeholder Agentes de la Guardia Nacional desplegados para proteger la planta petrolífera de Karsto (Noruega). (EFE/Carina Johansen)
Agentes de la Guardia Nacional desplegados para proteger la planta petrolífera de Karsto (Noruega). (EFE/Carina Johansen)

A esta actividad inusual de drones, se le suma las informaciones hechas públicas en los dos países sobre la presencia en aguas internacionales en el norte de Dinamarca y en el oeste de Noruega de embarcaciones militares rusas, que se especula podrían estar relacionadas con actividades de espionajes y la presencia de drones cerca de los yacimientos petrolíferos.

Táctica clásica de amenaza híbrida

El mismo día en que se conocían los escapes en el Nord Stream, se inauguraba otra infraestructura susceptible de ser vulnerable, como es el gasoducto Baltic Pipe. Desde Noruega hacia Polonia, pasando por las aguas danesas en el Báltico, este gasoducto exportará el 8% del total de gas que extrae Noruega, con una capacidad de exportar 10 billones de metros cúbicos de gas al año. "Todas estas infraestructuras submarinas son vulnerables de sufrir sabotajes, lo que causaría un gran impacto en el mercado energético europeo" señala Karsten Friis, investigador del Instituto Noruego de Asuntos Internacionales (NUPI), a El Confidencial.

El investigador explica que los países más afectados si se produjera un sabotaje en los gasoductos noruegos serían el Reino Unido y Alemania, ya que supondría un corte del 20% de gas consumido en Europa y el 40 por ciento en Gran Bretaña.

Foto: La zona del escape de gas en el Báltico. (Ministerio de Defensa de Dinamarca)

Al sur del mar del Norte, otro de los países que ha levantado la voz de alarma tras las explosiones en el Nord Stream es Irlanda, que alberga en su lecho submarino los cuatro cables que conectan las telecomunicaciones entre Europa y los Estados Unidos. Estos cables transportan más del 90% del tráfico de Internet, lo que supone que la información global depende de una infraestructura sensible.

"Estos cables son más delgados y mucho más fáciles de sabotear, básicamente se puede hacer con una red de pesca. La diferencia es que hay tantos cables que se necesitaría cortar unos cuantos para tener un impacto en el tráfico global de Internet" explica Friis. "Algunas áreas son más vulnerables que otras, pero, por otro lado, resultaría mucho más fácil redirigir la comunicación digital que el gas" añade el investigador noruego.

Este tipo de sabotajes "serían una táctica clásica de amenaza híbrida, justo por debajo de lo que llamamos un acto de guerra, pero suficientemente graves para hacernos preguntar si esto está pensado como un acto de guerra", apunta por su parte la investigadora del Instituto Danés de Estudios Internacionales (DIIS), Trine Villumsen.

Una amenaza física y digital

Noruega alberga en las profundidades de su mar alrededor de 9.000 kilómetros de gasoductos que conectan los 90 yacimientos de combustibles fósiles que se encuentran en su costa. De momento, el primer ministro del país escandinavo anunció que ha aceptado la ayuda de Francia, Alemania y Reino Unido para proteger las infraestructuras claves.

Sin embargo, la extensión de las infraestructuras la hace casi inabarcable de proteger, incluso con el apoyo de los aliados de la OTAN: "Las tuberías no pueden protegerse físicamente, pero sí monitorearse" explica el investigador Karsten Friis. “También se puede monitorear el tráfico marítimo por encima y por debajo de la superficie. Esto es crucial para disuadir otros ataques potenciales” añade.

Foto: Ejercicios militares Cold Response 2022, en Noruega. (Reuters/Yves Herman)

Cuando se trata de proteger infraestructuras críticas, hay que tener presente dos aspectos, la parte física (gasoductos, tuberías de aguas, estructuras…) pero también que gran parte de esta infraestructura está digitalizada. "Las infraestructuras pueden recibir ataques en los sistemas de datos, por lo que tenemos que tener en cuenta dos tipos de amenaza, los ataques físicos con sabotajes y los ciberataques" dice Godzimirski. "Podemos imaginar lo que pasaría si los sistemas de datos dejaran de funcionar por un problema técnico, esto pondría en graves problemas a los operadores noruegos" añade el experto.

"La primera cuestión que se deben preguntar los gobiernos es si el ataque en el Nord Stream es un evento único, o el primer caso de algo más" valora el director del Centro de Ciencia Política en la Universidad de Copenhague y experto en seguridad, Kristian Søby. "A medida que nos acercamos al invierno, esta es una preocupación clave para los países europeos, la señal es que, si esto puede pasar a un gasoducto ruso, puede pasar en otros, por lo tanto, las infraestructuras europeas están en claro riesgo".

A nivel europeo, la guerra en Ucrania y los ataques contra el Nord Stream han pillado a la Comisión en pleno proceso de actualizar su directiva de infraestructura crítica, que data de 2008. La nueva directiva, que estaba previsto que no entrara en vigor hasta 2024, pretendía cubrir 11 áreas de riesgo, incluidos desastres naturales, ataques terroristas, amenazas internas y sabotaje, pero también emergencias de salud pública como la reciente pandemia de covid. Sobre esta base, Von der Leyen ha anunciado que pronto presentará un plan de cinco puntos que cubrirá diferentes aspectos de la preparación de la UE. "No tenemos que esperar hasta que suceda algo, debemos asegurarnos de que estamos preparados y, por lo tanto, necesitamos esas pruebas de estrés", aseguró.

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Las pesquisas de la investigación sueca sobre las fugas del Nord Stream 1 y 2 cierran cada vez más la red. Este viernes, el fiscal al mando de la "muy sensible" investigación, Mats Ljungqvist, aseguró que más allá de las especulaciones geopolíticas, las pruebas halladas apuntan casi sin género de dudas a un sabotaje. "Podemos constatar que ha habido detonaciones en el Nord Stream 1 y 2 en la zona económica sueca que han provocado amplios daños en las tuberías. La inspección de la escena del crimen ha reforzado esas sospechas de sabotaje grave. Se han hecho confiscaciones y ahora van a ser analizadas", ha señalado en un comunicado. La investigación continúa, sin embargo, bajo secreto de sumario.

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