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¿Qué hay detrás del escape en los gasoductos Nord Stream 1 y 2 en el Báltico?
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¿Qué hay detrás del escape en los gasoductos Nord Stream 1 y 2 en el Báltico?

Desde los gobiernos de Dinamarca y Suecia, no se quiere entrar en especulaciones, pero se señala a una acción de sabotaje

Foto: La zona del escape de gas en el Báltico. (Ministerio de Defensa de Dinamarca)
La zona del escape de gas en el Báltico. (Ministerio de Defensa de Dinamarca)
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Un anillo de burbujas, como si fuera un sifón gigante, se extiende en un radio de más de un kilómetro en el mar Báltico, a escasas millas náuticas de la isla danesa de Bornholm. El escape de gas hace que el mar ruja en la superficie, justo por encima del gasoducto Nord Stream 2. Estas imágenes, tomadas por el Ministerio de Defensa danés el martes por la tarde, muestran uno de los tres escapes que se detectaron por sorpresa en los gasoductos Nord Stream 1 y 2 en su paso por aguas internacionales entre las costas de Suecia y Dinamarca.

La red sísmica nacional de Suecia confirmó que entre la madrugada del lunes al martes, y el lunes por la tarde, se registraron en todas las estaciones del país dos grandes explosiones en la zona, la segunda de ellas equivalente a un terremoto de magnitud de 2,3 grados, lo que resulta claramente perceptible. En un principio, el incidente se valoró con cautela, a pesar de la coincidencia completamente inusual de que hasta tres filtraciones se produzcan en menos de un día en los gasoductos que unen Rusia con Europa Occidental. En el caso del gasoducto Nord Stream 2, a pesar de estar inoperativo, permanecía lleno de los 177 millones cúbicos de gas natural preparados para ser suministrados a Alemania hasta que esta congeló la aprobación del proyecto por la invasión rusa en Ucrania.

Foto: Nave militar en la isla de Bornholm, en Dinamarca. (EFE/Hannibal Hanschke)

El tamaño de la explosión, la simultaneidad de los tres escapes o la actitud del Kremlin, muy distinta a otros "problemas técnicos" en las tuberías que ha estado esgrimiendo en los últimos meses para ahogar el suministro de gas a Europa, pusieron desde el primer momento la hipótesis de un posible sabotaje sobre la mesa. En una rueda de prensa de urgencia el martes por la noche, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, admitió finalmente que “las autoridades estaban investigando el incidente como unas actuaciones deliberadas, no ha sido un accidente”. Su homónima sueca, Magdalena Andersson, concluyó una hora después en otra comparecencia en Estocolmo que "probablemente" lo ocurrido obedezca a un "sabotaje".

En las mismas declaraciones a los medios, Frederiksen también quiso subrayar que las explosiones en los gasoductos han tenido lugar en las zonas económicas de Suecia y Dinamarca, pero en aguas internacionales, por lo que “esto no se trata de un ataque a Dinamarca”, a pesar de que “tratamos el tema con la máxima seriedad y la situación es grave, pero no entraré en conjeturas acerca de quién pueda haber detrás”, concluyó. Evidentemente, todo el mundo piensa en Rusia.

Si es un ataque, ¿qué hay detrás del sabotaje?

En un primer momento, los expertos señalan que será difícil aportar pruebas definitivas que concluyan quién podría estar detrás del sabotaje, pero sí es más sencillo apuntar qué intereses podría haber detrás del ataque a los gasoductos.

Foto: EC.
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The Wall Street Journal. Kim Mackrael

El primero sería "hacer aumentar aún más los precios del gas", sostiene el investigador militar Kenneth Øhlenschlæger Buhl, experto de la Academia de Defensa danesa, en una entrevista en el periódico 'Berlingske'. A pesar de que desde hace unas semanas el suministro por el Nord Stream 1 estaba parado, el experto señala que las fugas hacen alejarse aún más las pocas esperanzas de que el gasoducto se pudiera volver a poner en marcha durante el invierno, además de añadir un nivel más de “nerviosismo” en el mercado del gas europeo.

Otra de las hipótesis sería demostrar que es posible sabotear gasoductos, “y, por tanto, Occidente no puede sentirse seguro con los nuevos gasoductos en el mar del Norte”, añade Buhl.

Precisamente ayer se puso en marcha el tramo definitivo del Baltic Pipe, que suministra gas desde los yacimientos de Noruega hasta Polonia. “Si los rusos están detrás, el propósito es demostrar que Occidente es vulnerable”, valora también Jacob Kaarsbo, analista del Centro Europa, de Copenhague. En esta misma línea escribe el analista Bruno Maçães: "Noruega provee el 25% de las necesidades gasísticas de la UE. La amenaza de Rusia de sabotear las plataformas de gas noruegas es extremadamente seria".

Foto: Logotipo de Gazprom. (Reuters/Dado Ruvic)

Kaarsbo también recuerda que anteriormente se han producido actos de sabotaje en Bulgaria y República Checa, “probablemente por parte de Rusia, por lo que ya saben que no habrá consecuencias graves por ello”, termina diciendo.

Capacidad submarina o drones

Los gasoductos donde se han producido los escapes tienen unos 12 centímetros de grosor y están situados a unos 70 metros de la superficie, por lo que los expertos aseguran que hay varias hipótesis de cómo se ha podido producir, en caso de que se confirme que el incidente haya sido obra de un sabotaje.

En un artículo en el mismo periódico danés 'Berlingske', Christian Spohr, antiguo miembro de las fuerzas especiales en la Armada de Suecia y ahora director de la empresa de seguridad Eagle Shark, cuenta que con el equipo y el entrenamiento adecuados, este sabotaje no se trataría de una tarea muy complicada. “Al final, son solo 70 metros de profundidad, si fueran 400 metros sería un tipo de operación completamente diferente”, explica. El experto señala que el método más fácil para atacar el gasoducto sería directamente desde un submarino, capaz de operar en las aguas relativamente poco profundas del Báltico, como los submarinos de la flota rusa. "Con un torpedo, se podrían causar daños fácilmente", asegura.

Foto: Misil hipersónico ruso. (EFE/Ministerio de Defensa de Rusia)

Como alternativa, el experto también asegura que se podrían haber colocado explosivos con submarinistas desde un barco con una cámara de presión a bordo. "Se puede alcanzar esta profundidad, pero se necesita una descompresión lenta", matiza. Finalmente, el tercer escenario es el más probable para el experto, que el sabotaje hubiera sido dirigido remotamente con drones submarinos para colocar las cargas explosivas: “Primero se podrían enviar drones para calcular las dimensiones y los tipos de explosivos necesarios, para después activarlos desde la distancia”, dice Spohr.

Según la Agencia de la Energía danesa, ahora mismo y mientras dure el escape de gas no es posible acercarse a los gasoductos para examinarlos y determinar si se trata de un sabotaje, ya que una pequeña chispa podría provocar una gran explosión. Cuando esto sea posible, “será más fácil descartar que los escapes no se hayan producido por un ancla de un barco o una red”, afirma el experto. En lo que probablemente ya se esté trabajando, termina añadiendo el experto, es en analizar el tráfico de barcos en la zona, incluyendo los movimientos protagonizados por los ejercicios navales rusos realizados por la flota del Báltico la semana pasada. Los expertos también coinciden en que es difícil hacer una operación de sabotaje de ese calibre sin dejar algún rastro.

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Un anillo de burbujas, como si fuera un sifón gigante, se extiende en un radio de más de un kilómetro en el mar Báltico, a escasas millas náuticas de la isla danesa de Bornholm. El escape de gas hace que el mar ruja en la superficie, justo por encima del gasoducto Nord Stream 2. Estas imágenes, tomadas por el Ministerio de Defensa danés el martes por la tarde, muestran uno de los tres escapes que se detectaron por sorpresa en los gasoductos Nord Stream 1 y 2 en su paso por aguas internacionales entre las costas de Suecia y Dinamarca.

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