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Europa llama, pero Francia apremia: el rompecabezas que Macron debe resolver
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Muchas piezas, poco tiempo

Europa llama, pero Francia apremia: el rompecabezas que Macron debe resolver

Una frenética agenda internacional y la inmediatez de las elecciones legislativas francesas batallarán para hacerse hueco entre las principales prioridades del mandatario

Foto: Protesta en la Plaza de la República de París en la noche electoral, con el monumento a la República vestido con un 'maillot' con los colores de la bandera de Ucrania al fondo. (EFE/Mohammed Badra)
Protesta en la Plaza de la República de París en la noche electoral, con el monumento a la República vestido con un 'maillot' con los colores de la bandera de Ucrania al fondo. (EFE/Mohammed Badra)
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Lograda la ansiada victoria, comienza el frenesí. Los primeros 100 días de cualquier presidente siempre suelen ser la arbitraria medida de tiempo que periodistas, analistas y politólogos a lo largo y ancho del planeta utilizan para medir su desempeño inicial. Pero el caso del mandatario francés, Emmanuel Macron, es particular por dos motivos: ni este es su primer rodeo ni tiene tiempo para preocuparse por los protocolos. Inmediatamente después de vencer en las urnas por un 58,54% de los votos, una frenética agenda internacional y la inmediatez de las elecciones legislativas francesas se convirtieron en las principales prioridades del mandatario. Este es el rompecabezas que debe resolver en las próximas semanas.

Tras la jornada electoral nacional, Macron comenzará la semana con un lunes en clave casi completamente internacional. A lo largo de la jornada, tendrá que responder a la marea de mensajes de felicitación de presidentes y primeros ministros de todo el mundo mientras intenta encontrar un hueco para atender a una serie de llamadas centradas en el gran elefante en la sala europea: la guerra en Ucrania.

Foto: La multitud en los Campos de Marte recibe al presidente Emmanuel Macron. (Reuters/Gonzalo Fuentes)

Ante la retahíla de líderes que han visitado Kiev en las últimas semanas para reunirse con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, existen expectativas de que Macron, una vez parcialmente librado de las ataduras de las urnas, realice este viaje obligado. Se ha especulado que podría hacerlo junto al canciller alemán, Olaf Scholz, para mostrar el respaldo de los dos motores de la UE al país invadido por Rusia. Sin embargo, el entorno del presidente francés echó un jarro de agua fría esta mañana sobre un encuentro en la capital ucraniana. “Si va, tiene que ser para algo útil”, indicaba al diario ‘Le Parisien’ una fuente cercana al mandatario que aseguraba que, por ahora, no había ningún viaje al país en la agenda.

El viaje del que nadie duda es el de ida y vuelta a Berlín para cumplir la tradición a ambos lados de la frontera franco-alemana de que la primera visita de uno de sus líderes sea al país vecino. El Gobierno de Scholz ha esperado a la reelección de Macron para relanzar proyectos industriales en tándem y varias reformas de la Unión Europea. El acuerdo de coalición firmado en noviembre de 2021 entre socialistas, verdes y liberales se muestra claramente abierto a las propuestas francesas, en particular sobre una defensa europea común. En los primeros tres meses tras su inauguración en 2017, Macron visitó a la entonces líder germana, Angela Merkel, un total nueve veces. Ahora, con un Gobierno mucho más receptivo a su visión de Europa esperándolo en suelo alemán, es posible que esta cifra crezca.

El escenario europeo también tendrá sus propias exigencias. Después de todo, Francia sigue al frente de la presidencia rotatoria de los Veintisiete y los resultados de la Conferencia sobre el Futuro de Europa, una idea surgida del propio Macron con la que se pretende involucrar a los ciudadanos comunitarios en una especie de refundación democrática de la UE, serán presentados en un evento el próximo 9 de mayo, un año después de que empezara.

Foto: Marine Le Pen admite la derrota en las elecciones francesas. (EFE/Ian Langsdon)

Si bien la agenda de cara al exterior apremia, la interior no lo hace menos. Como manda la tradición, aunque no la ley, el primer ministro francés, Jean Castex, adelantó hace días que presentará esta semana la dimisión de su Gobierno. Normalmente, esta renuncia sucedía porque un nuevo jefe de Estado estaba al caer o porque, en caso de una repetición de mandato, era en un esquema de “cohabitación”, es decir, una discrepancia de partidos entre el presidente y el primer ministro. Sin embargo, en un contexto de continuidad sin cohabitación, Castex esgrimió un argumento político para explicar su deseo de hacer las maletas tan rápido: dar un "nuevo impulso" a Macron antes de las elecciones legislativas.

La dimisión no se producirá hoy ni mañana. El miércoles, día en el que se publicarán oficialmente los resultados de la elección, está prevista una reunión del Consejo de Ministros con los integrantes del actual Gobierno. Sin embargo, sí se espera que presente su carta de renuncia poco después. El nombre de su sucesor podría conocerse durante la próxima semana y, por ahora, nadie se ha aventurado a poner la mano en el fuego por ningún posible aspirante a este cargo. Julien Denormandie, ministro de Agricultura, y Elisabeth Borne, ministra del Trabajo, son dos de los nombres que más suenan, aunque el abanico de candidatos puede ser considerablemente más amplio.

Es probable que el nuevo primer ministro solo ocupe el puesto temporalmente, hasta que las elecciones a la Asamblea Nacional fuercen un cambio, pero su designación está destinada a estar cargada de simbolismo sobre la dirección que Macron planea tomar en su nuevo mandato, una que los votantes franceses observan con lupa. De símbolos, precisamente, irá el asunto en el primer viaje al interior del país al estrenar su nuevo mandato. La opción más sonada es Montgaillard, en la región de los Altos Pirineos, para ir a poner flores a la tumba de su abuela. También se espera que haga una visita a los soldados franceses heridos en combate.

Foto: Putin y Macron se saludan en enero de 2020 durante una cumbre en Berlón. (Reuters/Hannibal Hanschke)

¿Y cuándo se estrenan oficialmente sus nuevos cinco años en el poder? Todavía está por decidir, pero la ceremonia de investidura tendrá que tener lugar entre el próximo miércoles y el 13 de mayo, fecha del fin del actual mandato de Macron. Según la web del Consejo Constitucional, en los casos de reelección está previsto un evento “reducido al mínimo”. Será la tercera vez que esta ceremonia exprés tenga lugar en la historia de la Quinta República, junto a la de 2002 de Jacques Chirac y la de 1988 de Francois Mitterrand.

Pero el plato principal que supondrá la mayor parte de las inquietudes y dolores de cabeza del recién reestrenado presidente será la llamada “tercera vuelta”: las elecciones que determinarán la composición de la Asamblea Nacional a lo largo de su nuevo mandato. Los aspirantes a ocupar los 577 asientos parlamentarios tienen hasta el 20 de mayo para presentar su candidatura. La campaña comenzará de forma oficial el 30 de mayo, aunque, como pudo verse nada más darse a conocer los resultados electorales del domingo, ya ha comenzado extraoficialmente. La mayoría de los líderes de los partidos opositores al presidente, como su rival en la segunda vuelta, Marine Le Pen, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon y el ultraderechista Éric Zemmour, hicieron entonces un llamado a los votantes a acudir a las urnas el 12 y el 19 de junio, fecha de la primera y la segunda vuelta, respectivamente.

Pasados los comicios, el presidente se tendrá que lanzar inmediatamente a sacar adelante los proyectos de reforma que prometió a lo largo de la campaña electoral. Entre ellos, como principal prioridad, estará un paquete de medidas para mejorar el poder adquisitivo de los ciudadanos, incluyendo una subida de las pensiones de jubilación, un aumento de los beneficios mínimos del estado de bienestar e, incluso, un nuevo bono libre de impuestos. La ley debería estar lista para votarse "a partir de este verano", según ha asegurado Macron. Todo esto, mientras la invasión rusa de Ucrania entra en una de sus fases más peligrosas de cara al 9 de mayo, día en el que Rusia conmemora su victoria en la Segunda Guerra Mundial y en el que, sin duda, el presidente Vladímir Putin querrá presumir de algún premio gordo en la “operación militar especial”, como él la denomina. Muchas piezas en movimiento y muy poco tiempo.

Lograda la ansiada victoria, comienza el frenesí. Los primeros 100 días de cualquier presidente siempre suelen ser la arbitraria medida de tiempo que periodistas, analistas y politólogos a lo largo y ancho del planeta utilizan para medir su desempeño inicial. Pero el caso del mandatario francés, Emmanuel Macron, es particular por dos motivos: ni este es su primer rodeo ni tiene tiempo para preocuparse por los protocolos. Inmediatamente después de vencer en las urnas por un 58,54% de los votos, una frenética agenda internacional y la inmediatez de las elecciones legislativas francesas se convirtieron en las principales prioridades del mandatario. Este es el rompecabezas que debe resolver en las próximas semanas.

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