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A Putin se le acaba el tiempo para proclamar "victoria" en Ucrania
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Se acerca el 9 de mayo

A Putin se le acaba el tiempo para proclamar "victoria" en Ucrania

El Día de la Victoria, 9 de mayo, se conmemora en Rusia la derrota nazi a manos del ejército soviético. Putin aspira a celebrar el éxito en Ucrania, pero está muy lejos de conseguirlo

Foto: El presidente ruso, Vladímir Putin, durante el desfile de la victoria de 2021. (Reuters vía Sputnik)
El presidente ruso, Vladímir Putin, durante el desfile de la victoria de 2021. (Reuters vía Sputnik)
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Estos días numerosos expertos en Rusia especulan con que parte del plan original de Vladímir Putin en Ucrania podría haber sido el celebrar un gran desfile triunfal en Kiev para el 9 de mayo. Tiene sentido: en esa fecha se conmemora el Día de la Victoria, la derrota del ejército nazi frente a las fuerzas de la URSS. Es la gran celebración anual del putinismo, que lleva años utilizando una versión edulcorada de esta gesta -y del estalinismo en general- como instrumento de legitimación.

Durante el desfile, las tropas rusas, en algunos casos vestidas al estilo de la época, marchan por las principales ciudades del país acompañadas de las armas más modernas del arsenal ruso, incluyendo, por supuesto, los misiles de diferentes tipos. Las imágenes, bastante espectaculares, son retransmitidas en directo por los canales estatales rusos, especialmente las de Moscú, donde la marcha cruza la Plaza Roja y pasa por delante del Kremlin. Esto entronca además con la propia cosmovisión de Putin, hijo de un superviviente del cerco de Leningrado, y que percibe el épico esfuerzo soviético contra el nazismo como la quintaesencia de la heroica nación rusa. Todo lo que empañe dicha visión -como las violaciones masivas de mujeres alemanas a manos de los soldados soviéticos- es suprimido y denunciado como “propaganda antirrusa”.

Foto: Michel Eltchaninoff, autor de 'En la cabeza de Putin'. (Manon Jalibert)

Hay bastantes indicios de que el gobierno ruso todavía espera poder apuntarse algún gran éxito para esa fecha: por ejemplo, acaba de hacerse público que las fuerzas ocupantes preparan un referéndum en la región de Jersón entre el 1 y el 10 de mayo, mediante el que los habitantes de esta zona “votarán” a favor de la proclamación de una república independiente al estilo de las de Lugansk y Donetsk. Poco importa que la zona siga siendo un foco de agitación contra la ocupación rusa: para el Kremlin, lo que importa es el símbolo, que después será convenientemente transmitido a la ciudadanía de su país.

Eso significa que Rusia tiene apenas tres semanas para conseguir, como mínimo, cierta estabilidad militar, a falta de una victoria de cierto calado. El problema es que una cosa son los anhelos de Putin y otra las realidades sobre el terreno. El gobierno ruso está descubriendo con horror que sus fuerzas armadas, minadas por décadas de la misma corrupción que permea todo el sistema ruso, son un tigre de papel. Incluso la viabilidad de la gran ofensiva en el Donbás, que iba a permitir consolidar la independencia de las repúblicas rebeldes y apuntalar sus conquistas territoriales, se está esfumando ante sus ojos.

Foto: El Consejo de Seguridad de la ONU escucha el discurso del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski. (Reuters/Andrew Kelly)

La batalla decisiva por el Donbás ya ha empezado… pero la han iniciado las fuerzas de Kiev, que han lanzado una importante contraofensiva desde Járkov y amenazan con cortar las líneas de suministro desde la región rusa de Belgorod, lo que aislaría a las fuerzas rusas en Izyum y dificultaría cualquier intento de avanzar hacia el oeste. El hundimiento del ‘Moskva’, el buque insignia de la Flota Rusa en el Mar Negro, imposible de reemplazar por el cierre de los estrechos decretado por Turquía, supone además un golpe mortal a las operaciones navales rusas en la costa ucraniana. Hoy por hoy, Rusia puede perder incluso en áreas que llevan años firmemente bajo su control, lo que contribuye al estupor generalizado en el mando ruso.

El miedo de muchos observadores es que ante la imposibilidad de conseguir un triunfo simbólico decisivo antes del 9 de mayo, Putin decida abandonar cualquier esperanza de pacificación y opte por la destrucción generalizada, lanzando una campaña masiva de bombardeos contra las principales ciudades ucranianas, una expansión cuantitativa de los ataques como los que en las últimas horas han ocurrido en lugares como Járkov, Lviv y Kiev. Incluso sin el temido recurso a las armas nucleares tácticas, lo que sí demuestra el historial de las fuerzas armadas rusas, de Grozni a Alepo, es que son perfectamente capaces de arrasar una ciudad hasta los cimientos.

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