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La importancia de llamarse Peter o cómo LinkedIn resume la desigualdad en Holanda
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La importancia de llamarse Peter o cómo LinkedIn resume la desigualdad en Holanda

En Países Bajos, si te llamas Peter tienes más probabilidades de dirigir una gran empresa que con cualquier nombre de mujer. También de obtener un alto cargo en Exteriores o de no ser interrumpida en el Consejo de Ministros

Foto: Carteles contra la violencia sexual en Ámsterdam. (Reuters/Piroschka van de Wouw)
Carteles contra la violencia sexual en Ámsterdam. (Reuters/Piroschka van de Wouw)

En Países Bajos, si te llamas Peter tienes más probabilidades de acabar dirigiendo una gran empresa que si tienes cualquier nombre de mujer. De 100 directores ejecutivos de empresas con capital abierto en Holanda, tres son mujeres y cinco son hombres llamados 'Peter'. Este dato ha impactado de tal manera que miles de holandesas han cambiado su perfil en LinkedIn para rebautizarse como 'Peter' y reivindicar que pueden hacer el mismo trabajo que un hombre.

"Peter no es el nombre que mis padres eligieron para mí. Tampoco es el nombre que quiero usar. Peter es el nombre que necesito para llegar a la cima. También quiero llegar lejos en mi carrera. Por eso me veo obligada a cambiar mi nombre", escribió Ineke Reus, una de esas mujeres que sustituyó su nombre en la red social. Fue solo una semana, pero quiso dejar constancia con este acto de cómo las mujeres siguen arrinconadas en los rangos de menos poder.

El problema es que no se trata de una cuestión anecdótica, de una mera curiosidad estadística o de la cultura empresarial de un país. Es parte de un microclima de desigualdad que se vive en todas las esferas de una de las naciones más desarrolladas del mundo con una brecha de género que va más allá de los números.

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"Yo soy feminista"

“Yo soy feminista”. Con esta frase se ha defendido Wopke Hoekstra tras dedicar su primer mes al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores a designar casi exclusivamente a hombres en puestos de responsabilidad, relegando a las mujeres a cargos secundarios. Los nombramientos de Hoekstra, que van en contra de las promesas de igualdad que hizo el primer ministro Mark Rutte cuando pactó con sus socios el nuevo Gobierno, han generado una revuelta entre los propios funcionarios de Exteriores.

De las 3.000 personas que trabajan en el Ministerio, unas 600 han firmado una carta a nivel interno dirigida a la cúpula del ministerio para pedir “un cambio fundamental” de la política y la forma en la que se asignan los puestos. El problema no es nuevo y ya hubo quejas en 2018, con su predecesor en el cargo. Pero Hoekstra, quien fuera "bestia negra" de España cuando estaba al frente del Ministerio de Finanzas, no solo no ha hecho nada por cambiar la situación, sino que ha nombrado a otro hombre como nuevo director general de Asuntos Políticos, un puesto de alto rango dentro del Ministerio que todo el mundo daba por hecho acabaría en manos de una mujer.

Foto: Wopke Hoekstra. (EFE/Lex Van Lieshout)

Fue un cambio de última hora y que todavía tiene que debatirse en el Consejo de Ministros y confirmarse, si es que la controversia no le lleva a retractarse. Pero, más allá de este director general, los empleados describen un problema estructural. Los puestos diplomáticos importantes en el extranjero suelen ser para hombres. "Durante las pasadas rondas de designación, ninguna mujer ha sido nombrada en uno de los grandes puestos, como Ankara, París o Madrid", señalan desde del Ministerio.

El problema, aseguran, no es la falta de mujeres profesionales y capaces de ocupar el cargo. “Hay suficientes mujeres con ambición y capaces, que están dispuestas a hacer sacrificios” dentro del Ministerio; pero cuando “se postulan, raramente los altos cargos de cada departamento o sus gerentes las seleccionan”, critican los funcionarios de Exteriores. A pesar de que tienen el mismo perfil profesional, los puestos todavía se otorgan con más frecuencia a los hombres que a las mujeres.

Hace un mes, se marcó el objetivo de lograr en tres años el mismo número de hombres y mujeres en los puestos de responsabilidad de Exteriores. Se hizo una auditoría en 2020 y quedó claro que los nombramientos no siempre siguen procedimientos formales. Otro informe certifica que la proporción de mujeres en las escalas salariales más altas de Exteriores es ahora de alrededor del 25%. “¿Cómo es posible que, a pesar de todos estos años de políticas 'positivas', se hayan logrado tan pocos avances concretos? Si seguimos a este ritmo, no nos acercaremos a la meta del 50% para 2025. Se necesita un cambio fundamental”, reza la carta. Según sus autores, “la única forma de transformar la situación es con un cambio de cultural” en el Ministerio.

Foto: El Koningshavenbrug De Hef, en Róterdam. (EFE/Remko de Waal)

El secretario general, el funcionario con más rango en Exteriores, apunta al “debate público general” y a los “nombramientos recientes y pendientes de los máximos responsables” como causa de este malestar entre el personal del ministerio. Sabe que hay molestias por "la falta de transparencia y oportunidades justas en el proceso de designación'', y promete debatir “la diversidad” más adelante. El propio Hoekstra ha admitido que los autores de la carta tienen razón y que hay un problema profundo que solventar. “Ya lo he dicho en el pasado: yo soy feminista”, ha sentenciado. ¿Asunto zanjado?

Más allá del 'Factor Peter'

Como muestra el 'Factor Peter', el problema va más allá de unos casos sonados. En Países Bajos, solo el 12% de quienes componen una junta directiva de las empresas que cotizan en bolsa son mujeres. Ellas también suponen únicamente el 14% de los gerentes de las 100 principales multinacionales del país. Aunque están algo mejor representadas en los Consejos de Supervisión, que se encargan de vigilar la gestión de una organización de las empresas, siguen siendo apenas un 35% del total. En comparación con otros países europeos, Holanda tiene el menor número de mujeres directivas, con solo un 27%.

En Países Bajos, solo el 12% de quienes componen una junta directiva de las empresas que cotizan en bolsa son mujeres.

Y esto es el aperitivo del problema. Mujeres y hombres no ganan lo mismo por hora trabajada en Holanda, ellas cobran un 14% menos. El número de mujeres diputadas no ha hecho más que disminuir desde 2010. Las universidades solo tienen un 25% de profesoras y la proporción de mujeres expertas en programas de noticias y actualidad es de un 23%.

“Nuestros padres y abuelos necesitaron luchar por la igualdad. De alguna manera parece que esa necesidad ha vuelto a aparecer. Eso no está bien. Las mujeres y los hombres creen erróneamente que la desigualdad no es tan mala”, comenta Aletta Makken, creadora de un sitio web holandés sobre el Día Internacional de la Mujer. “Muchas mujeres, y también hombres, creen que en Holanda no se está tan mal, pero no hemos llegado ahí aún”.

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La rebelión de las ministras

El año pasado, durante la campaña electoral, las ministras y secretarias de Estado rompieron su silencio para contar cómo se sintieron como parte del tercer gobierno de Rutte. Uno de los problemas que más las ha irritado es que en las reuniones eran interrumpidas con mucha más frecuencia que sus colegas hombres. Esas interrupciones vinieron principalmente del mismo Rutte, quien dirigía los encuentros. Según los ministros, no se trataba de machismo, sino de un patrón inconsciente de un primer ministro jovial y social. Pero ellas insistieron en que a sus colegas hombres se les permitía terminar de hablar, incluso cuando contaban historias que no les interesaban.

Viendo que nadie las apoyaba, decidieron darse cobertura mutuamente. Si una mujer era interrumpida en una reunión y no se le deja terminar su punto, otra colega le echa una mano. "Hablé con Rutte sobre algo que había notado durante algún tiempo: que a las ministras se las cortaba sistemáticamente cuando hablaban". Sigrid Kaag, entonces ministra de Exteriores, pronunció estas palabras en la campaña de 2021. La ministra de Asuntos del Reino, Kajsa Ollongren, admitió el panorama. La secretaria de Estado Mona Keijzer confirmó las quejas. La ministra de Educación, Ingrid van Engelshoven, también. “Si notas que alguien tiene problemas para lidiar con la diversidad, entonces hay que poner el tema sobre la mesa y discutirlo”, dijo.

Cuando vio las quejas públicas de sus ministras, Rutte dijo que “no tenía ni idea” de todo eso y prometió solucionarlo. El acuerdo que montó en diciembre para su cuarto gobierno se compromete a hacer hincapié en la igualdad en la sociedad y dentro de su equipo. Hay medidas en el plan que buscan atajar el problema de raíz, como reembolsar hasta el 95% del gasto en cuidado de los niños para los padres que trabajan y tienen hijos de hasta 12 años con un subsidio estatal que irá directo a colegios y guarderías. “Un avance histórico”, aseguran grupos feministas. Que el cuidado infantil sea prácticamente gratuito es crucial para ambos padres, pero sobre todo para las madres, que suelen reducir horas de trabajo y salario para combinar empleo y crianza. Una investigación reciente reflejó que la mitad de los padres trabajaría más horas si hubiera más opciones de cuidado de niños disponibles.

Foto: Mark Rutte en un Consejo Europeo en octubre de 2020. (Reuters)

Los porcentajes a nivel nacional no acompañan. El 36% de las mujeres en el país no son económicamente independientes -lo que dificulta la lucha contra la violencia machista- y 40.000 holandesas enfrentan cada año discriminación por su embarazo. Por eso, otra idea central del gobierno es controlar las diferencias salariales entre hombres y mujeres y aprobar el permiso parental remunerado. Que el padre cobre el 70% de su salario durante las nueve semanas de la licencia paternal, lo que supone que ambos padres tengan capacidad de mantener gran parte de su salario y tomarse un permiso para el cuidado de un hijo. Esto tendrá un impacto directo, cree el gobierno, en una representación proporcional en los puestos más altos.

De momento, Rutte ha impuesto cuotas a las grandes empresas para que tengan un porcentaje mínimo de mujeres en los altos cargos y la igualdad se ha convertido en un tema habitual dentro y fuera de campaña. El primer ministro ha empezado dando ejemplo al elegir un gabinete totalmente paritario. Un primer paso que Hoekstra quizás podría seguir para demostrar su declarado feminismo.

En Países Bajos, si te llamas Peter tienes más probabilidades de acabar dirigiendo una gran empresa que si tienes cualquier nombre de mujer. De 100 directores ejecutivos de empresas con capital abierto en Holanda, tres son mujeres y cinco son hombres llamados 'Peter'. Este dato ha impactado de tal manera que miles de holandesas han cambiado su perfil en LinkedIn para rebautizarse como 'Peter' y reivindicar que pueden hacer el mismo trabajo que un hombre.

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