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Código Rojo: el escándalo que amenaza a Hoekstra, la 'bestia negra de España en Europa'
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Código Rojo: el escándalo que amenaza a Hoekstra, la 'bestia negra de España en Europa'

El partido de Wopke Hoestra está detrás de una campaña clandestina, dura y anónima, propuesta para acabar con la carrera política del primer ministro de Holanda

Foto: Wopke Hoekstra. (EFE/Lex Van Lieshout)
Wopke Hoekstra. (EFE/Lex Van Lieshout)

Asunto: "Operación Mano Negra"

Objetivo: Mark Rutte

Autor: la democracia cristiana de Wopke Hoekstra (CDA)

Twitter: @Ruttedoctrine

Son las claves de una campaña clandestina, dura y anónima, propuesta para acabar con la carrera política del primer ministro de Holanda. Una estrategia al más estilo de House of Cards: videos distribuidos en Twitter con voces robóticas enumerando las "promesas incumplidas de Rutte" durante sus más de diez años de gobiernos en coalición.

Los mensajes a viralizar:

"Rutte muestra las mismas formas que los dictadores africanos".

"Ha convertido a Holanda en una monarquía bananera".

"Apuñala por la espalda a sus propios compañeros".

Detrás está el teclado de nada más y nada menos que el grupo de un aliado político: el ministro de Finanzas, Wopke Hoekstra, nombre que sonará en España como el protagonista de las acusaciones a España e Italia, los primeros afectados por la llegada del coronavirus a Europa, de haber "despilfarrado" fondos en época de bonanza y por eso no ser capaz de afrontar las consecuencias crisis pandémica. Más tarde, cuando la pandemia llamó a las puertas de todos los países europeos, incluido Países Bajos, admitió que "faltó empatía". CDA ha sido miembro de dos de las formaciones holandesas que ha dirigido Rutte: la legislatura de 2010-2012 y la de 2017-2021.

Pero en las elecciones de hace ocho meses, parte de CDA quería relevancia para su hombre estrella. Y nada mejor que aprovechar las horas bajas de Rutte, que acababa de dimitir con todo su equipo por un escándalo generada por la Administración de Impuestos y Aduanas.

Los planes circularon durante un buen tiempo dentro del partido a principios de este año, en la etapa preelectoral. La "Operación Mano Negra" consistiría en publicar una serie de videos individualizados y montados de tal modo que se le deje en evidencia ante "todos los trabajadores" de Holanda: incumplió promesas, traicionó a su propia gente y debe abandonar Het Torentje, la Moncloa holandesa, cuanto antes.

Dos periodistas holandeses, Peter Kee y Thijs Broer, han publicado 'Código Rojo', un libro que reconstruye los enigmas de las políticas de la pandemia y la campaña electoral de este año. El punto culminante de su drama político son esos planes, que el propio partido ha admitido que han estado rulando por sus oficinas, pero que nada serio.

"La idea de realizar una campaña clandestina es inapropiada e indigna de CDA. No había una orden del equipo de campaña en este sentido. Tampoco se debatió el tema en la reunión de campaña". El presidente interino del partido, Marnix van Rij, ha asegurado que Hoekstra y su director de campaña, Raymond Knops, no estaban al tanto del plan. La campaña era "opaca e ineficaz" y las responsabilidades no siempre estaban claras. Pero el libro dice lo contrario: muchos lo sabían.

Lo cierto es que el plan lo ingenió Hans van der Wind, un polémico millonario holandés que donó 1,2 millones de euros a la campaña de CDA a través de dos sociedades anónimas para los comicios de marzo, para arrancar Het Torentje a Rutte. A Van der Wind le ayudó el asesor de medios Martin van Putten.

Foto: El primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte. (Reuters)

Creían que Hoekstra debía ser el principal rival electoral de Rutte, a pesar de haber sido su ministro de Finanzas. Que hayan gobernado juntos no parece un impedimento para que Rutte cargara con toda la responsabilidad de lo que se hizo mal. Pidieron consejo a seis agencias de publicidad por iniciativa propia, pero todas temían por su reputación si se descubriera quién estaba detrás de la campaña de difamación, así que declinaron participar.

Los periodistas que sacaron a la luz el caso se apoyaron en el tráfico interno de correos electrónicos. Se pretendía tocar temas como la polémica de las subvenciones a las parejas con hijos, lo que motivó la renuncia de todo el gobierno de Rutte en enero. Querían usar el debilitamiento del Estado de derecho, la "falta de dirección en la crisis del coronavirus", o la reducción a la mitad del número de camas de UCI en los años anteriores a la pandemia, "como resultado de lo cual la gente ahora está muriendo" por covid-19.

Se pretendía culpar a Rutte de todas estas cuestiones, pero sin que se pudiera rastrear a CDA como remitente de los tuits y los videos. La cosa no se iba a quedar en esos videos, también hicieron una lista de treinta personas de confianza de Rutte a los que él "dejó caer sin piedad cuando se metieron en problemas" durante su gobierno. Se trata de todos los ministros liberales que han dimitido desde 2010 asumiendo responsabilidad por sus errores.

Foto: Sigrid Kaag, ministra de Comercio Exterior y Cooperación al Desarrollo de Países Bajos. (Reuters)

Hay que dejar claro "cómo Rutte apuñala constantemente a otros compañeros políticos por la espalda cuando la falta de decisión y dirección es suya", se comentaba por el partido. ¿Cómo se haría esto? La idea era sacarle los colores a Rutte con carteles de políticos liberales con una línea negra sobre los ojos: los caídos de la "monarquía bananera" de Rutte.

Estuviera o no al tanto, Hoekstra intentó dejar en evidencia a Rutte en los debates televisivos durante la campaña, enumerando esas promesas incumplidas y errores políticos durante la última legislatura, pero la jugada no le salió nada bien. "Hemos hecho toda esa política juntos en los últimos años", le rebotó Rutte el balón. Son socios de gobierno.

Quien peor ha salido de todo esto es Van der Wind, el que puso la pasta para la campaña. El programa electoral con el que Hoekstra fue a las elecciones se modificó para complacerlo. El ministro añadió el plan de dar a los directores de colegios capacitación adicional cada año, un guiño a Van der Wind, quien amasó su fortuna vendiendo libros de texto y cursos de formación a las escuelas. CDA también retiró a última hora una propuesta de subir el salario mínimo un 10%, y añadió algún detalle para beneficiar a las PYMES.

Gusto por los paraísos fiscales

El plan House of Cards de CDA irrumpió en los medios holandeses en un momento ya sensible para Hoekstra. El ministro estaba en horas bajas. Su nombre se ha colado en los Pandora Papers como inversor en una empresa pantalla con sede en las Islas Vírgenes. Ha vendido todas esas acciones justo antes de ser nombrado ministro. Se lo ha consultado a Rutte y al mediador que ayudó a formar gobierno, y todos acordaron que es mejor empezar una página limpia si Hoekstra pasa a ser miembro de gabinete.

Pero Hoekstra había sido inversor en el grupo, Candace Managment Limited, durante la totalidad de su mandato en la Eerste Kamer, el Senado holandés. Compró su parte del grupo en 2009, dos años antes de convertirse en senador de CDA, el partido al que ahora pone cara. Dice que cuando invirtió no sabía que la empresa estaba ubicada en un paraíso fiscal, y que tampoco estaba obligado a revelar sus acciones.

Foto: Una fiesta en un balcón de Países Bajos. (Reuters)

La contradicción es que, durante su trabajo en el Senado, Hoekstra era miembro del comité encargado de ayudar a dar forma a la política destinada a combatir la elusión fiscal. Mientras intentaba hacer que otros no eludan impuestos, él tenía una inversión en una empresa pantalla ubicada en un paraíso fiscal. En la misma inversión, estaba Tom de Swaan, el presidente del Consejo de Supervisión de ABN Amro, de los bancos más importantes de Holanda. Como ministro, Hoekstra jugó un papel decisivo en el nombramiento de De Swaan en su puesto en la entidad.

Cuando le preguntaron, el ministro dijo que no tenía ni idea de que De Swaan era inversor en esa empresa pantalla y que él nunca se molestó en consultar la lista de inversores que se compartía regularmente con los miembros del grupo. Ese dinero, recaudado de inversores de muchos países, estaba destinado a una empresa llamada Asilia Africa, que ofrece safaris por África. Su cofundador, Jeroen Harderwijk, también gestiona la empresa buzón.

Harderwijk ha dicho que su elección se debe a que las Islas Vírgenes facilitan la recolección de inversiones y el envío de dinero a África, pero que no se ha hecho por elusión fiscal, a pesar de que esa es la reputación que tienen las islas Vírgenes, junto a sus aguas cristalinas. Ese territorio ha estado ayudando a encubrir la corrupción y el fraude fiscal desde 2013.

Lo que se le afea a Hoekstra ni siquiera es la cantidad invertida, sino el gesto de recurrir a un paraíso fiscal. A fin y al cabo, invirtió 26.500 euros, los vendió en 2017 y ganó con ello un extra de 4.800 euros. Dice que ha donado todas las ganancias a la caridad y que siempre ha tenido informada a Hacienda. Pero había prometido como ministro abordar los abusos a través de paraísos fiscales y esa noticia dejó su reputación en mal lugar.

El eterno Rutte

El escándalo fiscal de Hoekstra ha servido para calmar a CDA en las negociaciones de gobierno. El complot clandestino tampoco llegó a consumar su golpe de Estado contra Rutte. Pero tampoco está claro que hubiera podido mover un solo pelo al político. Los holandeses saben que ha incumplido promesas, pero le siguen viendo como la única opción que tiene su país para seguir estando entre los más ricos del mundo. Por eso lo han vuelto a votar al mando del partido más grande del Congreso holandés.

Las elecciones fueron en marzo y todavía no hay un acuerdo de gobierno. Han sido meses de desacuerdos y líneas rojas entre los líderes políticos. Al final, los mismos cuatro partidos de la última coalición que ha gobernado el país entre 2017 y enero están tratando de trazar unas líneas de un acuerdo para la formación que volverá a dirigir Rutte.

Foto: Mark Rutte en un Consejo Europeo en octubre de 2020. (Reuters)

El complot del partido de Hoekstra ha irrumpido por un momento en la mesa de diálogo, pero Hoekstra actuó como si la cosa no fuera con él y Rutte no ha querido entrar al trapo y lo ha dejado pasar. Al final, es quien ha ganado las elecciones.

Ahora bien: las conversaciones han batido un récord histórico. El proceso de formación de un gobierno lleva más de 230 días, un récord en la posguerra que antes ostentaba el tercer gobierno de Rutte, precisamente el que dimitió en enero, que tardó casi ocho meses en alcanzar un acuerdo. Pero en este caso, el diálogo continúa.

Hasta octubre, ya se planteaba la repetición electoral. Los intermediarios habían dedicado meses a hablar con diferentes partidos, pero todos acabaron en un mismo bloqueo entre partidos que no querían negociar entre sí. Tampoco hay pruebas de que vaya a haber gobierno nuevo antes de 2022.

Todo esto, con los problemas sumándose a una larga lista que espera al futuro gabinete: cambio climático, vivienda, salario de los profesionales de la salud y los profesores, polémicas relacionadas con la Agencia Tributaria... y por encima de todo, la pandemia de coronavirus, con los positivos otra vez por las nubes, y un 13 % de los holandeses negándose a recibir una vacuna porque no confían.

Foto: Imagen de archivo de una campaña política holandesa. (Reuters)

Solo el 30% de la sociedad holandesa confía en que Rutte y su gobierno estén capacitados para seguir dirigiendo al país en esta emergencia sanitaria. La confianza se ha desplomado en los últimos 18 meses. Del 70% de abril de 2020, al 30% en la actualidad.

Según los investigadores de la Universidad Erasmus, la desconfianza en el gobierno es un motivo importante para que las personas no vacunadas no se vacunen contra el covid-19. "La gente confía principalmente en la familia y los amigos y en alguien con quien mantienen una relación personal, como el médico de familia", pero no en su gobierno.

La confianza en el gobierno local y las autoridades sanitarias en general también se ha desplomado, y aún queda pandemia por dirigir, por un gobierno interino al que no se permite tomar decisiones de peso. Pero la falta de opciones en Países Bajos hace que nada de esto toque a Rutte, el único político que ha perdurado a sus propias polémicas. Y aún le queda.

Asunto: "Operación Mano Negra"

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