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Con resaca olímpica y pandémica, Japón pone rumbo a las elecciones: "Es un desastre"
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Con resaca olímpica y pandémica, Japón pone rumbo a las elecciones: "Es un desastre"

Ni los éxitos deportivos de la selección nipona ni el haber logrado unas olimpiadas sin incidentes palian la deficiente gestión que el Gobierno podría pagar en las urnas

Foto: Protesta contra los Juegos Olímpicos durante su inauguración en Tokio. (EFE)
Protesta contra los Juegos Olímpicos durante su inauguración en Tokio. (EFE)

Los dos aeropuertos internacionales de Haneda y Narita, en Tokio, estaban esta semana prácticamente al borde de su capacidad debido al regreso de los atletas después de estas insólitas olimpiadas y a la llegada de los atletas paralímpicos —aún sin la confirmación oficial de que estos se vayan a celebrar a partir del 24 de agosto—. Con la mayor responsabilidad de ser anfitrión de los Juegos Olímpicos ya satisfecha, el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, expresó su "sincero agradecimiento al pueblo japonés por su comprensión y cooperación", recordando que los Juegos se llevaron a cabo tras un aplazamiento de un año y bajo varias restricciones para contener la propagación del virus, como la ausencia de público en las competiciones.

En Japón, hay motivos para celebrar. Durante estas semanas excepcionales, buena parte de los ciudadanos ha centrado su atención en los éxitos de la delegación olímpica local, la cual ha logrado su mejor participación histórica con 27 medallas de oro, 14 de plata y 17 de bronce. Sin embargo, los récords no solo se han vivido en el medallero y no todos han sido motivo de aplausos. Los casos de covid-19 se multiplicaron durante la cita olímpica y las infecciones en Tokio alcanzaron un máximo diario de más de 5.000 casos tres días antes de que finalizaran las competiciones, el pasado domingo. Una señal de que, pasados los Juegos, la pandemia sigue viva en el país. Y también la resaca económica de las olimpiadas más caras de la historia.

Foto: Imagen: Learte

Este escenario pandémico era el que temían muchos japoneses contrarios a la celebración de los Juegos, uno que amenaza la mayoría en el Parlamento del conservador y nacionalista Partido Liberal Democrático japonés, que lleva liderando el Gobierno de manera casi ininterrumpida desde 1955. Si bien antes de la celebración de la cita olímpica la popularidad de Suga ya se había visto severamente dañada, las últimas encuestas revelan que tan solo en 28% de los ciudadanos respalda el desempeño del Ejecutivo del primer ministro, una tasa que no se registró ni en los peores momentos de la gestión de su antecesor, Shinzo Abe (2012-2020), el mandatario nipón que más tiempo se mantuvo en el poder.

Aunque Japón se haya ganado el elogio de la comunidad internacional por llevar a cabo con éxito unos extraordinarios Juegos en medio de la pandemia, este logro no ha repercutido en la opinión de buena parte de la población japonesa. La oposición no es, eso sí, tan robusta como antes. En las semanas previas a la ceremonia de apertura, se habían llegado a cifras de casi el 80% de rechazo a los Juegos Olímpicos —apostando claramente por un aplazamiento o una cancelación—, mientras que recientemente un sondeo del periódico 'Asahi Shinbum' indica que un 56% de japoneses considera que la decisión de organizarlos fue correcta.

A pesar de estas cifras de aprobación del evento olímpico, el 61% de los casi 1.500 encuestados cree que su celebración durante el estado de emergencia en Tokio llevó al público a relajar las medidas de prevención contra el virus. Según esta misma encuesta del periódico japonés, la desaprobación del Gobierno de Suga aumentó hasta un 53%. La exigua popularidad de la actual Administración se explica, principalmente, por la gestión de la pandemia durante los últimos meses.

Foto: La empleada de una tienda de dulces trabaja frente a un cartel de medidas de prevención contra el covid-19. (Reuters)

"En gran medida, la opinión de los ciudadanos no ha cambiado mucho: sigo pensando que albergar unos Juegos Olímpicos no fue una buena idea durante estas semanas en las que hubo una mayor incidencia", cuenta a El Confidencial Yosuke Murayama, oficinista de una empresa nacional en el centro de la capital. “Los triunfos a nivel deportivo han dejado algo de alegría, la gente está feliz por ellos, pero creo que la mayoría de la gente no apoya las políticas del Gobierno”.

Seiichi Hirose, administrativo de una gran empresa tokiota, ve cierta ambivalencia en la opinión pública japonesa. “Creo que todo el mundo tenía un ligero sentimiento de negatividad por el covid-19, pero el hecho de que Japón ganara tantas medallas animó a muchos. También me impresionó mucho que algunos atletas extranjeros vistieran ropa de inspiración japonesa en la ceremonia de apertura y se inclinaran, imitando a los japoneses. Por otro lado, creo que aún hay mucha gente que todavía piensa que no deberían haberse celebrado”, reflexiona.

Por su parte, Daiki Suzuki, contable para una compañía en Gunma, destaca "la gran deuda" que dejan los Juegos Olímpicos. “Seguro que pensaban que muchos extranjeros iban a venir y nos beneficiaría económicamente, pero no ha sido así. Costó más que los Juegos anteriores a pesar de que decía que se iban a hacer con menos dinero”.

"Todo el mundo pensaba que los Juegos nos traerían prosperidad y una apertura del país"

Aunque los japoneses son grandes seguidores de los deportes, el enorme desembolso podría dañar para el resto de la historia la reputación de las olimpiadas con más medallas niponas. "Está decidido por contrato que la ciudad anfitriona financia el déficit (incurrido por el comité organizador de los Juegos), por lo que básicamente se espera que los residentes de Tokio lo paguen pagando impuestos durante muchos años", criticó en la prensa local Naofumi Masumoto, profesor visitante de la Universidad Metropolitana de Tokio.

“Es un desastre”, admite Hirose. “Todo el mundo pensaba que los Juegos nos traerían prosperidad y una apertura del país y al final nos han traído problemas y gastos millonarios”, agrega. Murayama, por su parte, se muestra mucho más contundente: “El Gobierno japonés aceptó el chantaje de Thomas Bach (presidente del Comité Olímpico Internacional) y no antepuso la salud y los intereses de los ciudadanos a los intereses del COI y, probablemente, lo pagarán en las urnas en las próximas elecciones”.

Foto: La pista del Estadio Olímpico de Tokio. (Reuters)

El próximo otoño, los japoneses deberán acudir a las urnas y las críticas sobre la celebración de las Olimpiadas serán las puntas de lanza de los adversarios del partido gubernamental. Las cifras de popularidad de Suga indican que hay opciones de cambio. “Creo que la manera de gestionar el covid-19 afectará mucho más al Gobierno que el tema de los Juegos”, opina Suzuki. “Seguro que hay una relación entre ambos temas, pero hay muchas personas que opinan que son dos asuntos diferentes; a pesar de todo, parece evidente que tanto Suga como la gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, han visto como su respaldo disminuía”, concluye.

Los dos aeropuertos internacionales de Haneda y Narita, en Tokio, estaban esta semana prácticamente al borde de su capacidad debido al regreso de los atletas después de estas insólitas olimpiadas y a la llegada de los atletas paralímpicos —aún sin la confirmación oficial de que estos se vayan a celebrar a partir del 24 de agosto—. Con la mayor responsabilidad de ser anfitrión de los Juegos Olímpicos ya satisfecha, el primer ministro japonés, Yoshihide Suga, expresó su "sincero agradecimiento al pueblo japonés por su comprensión y cooperación", recordando que los Juegos se llevaron a cabo tras un aplazamiento de un año y bajo varias restricciones para contener la propagación del virus, como la ausencia de público en las competiciones.

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