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Calor récord, sequía y fuego: un Godzilla climático amenaza el oeste de EEUU
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Calor récord, sequía y fuego: un Godzilla climático amenaza el oeste de EEUU

Estados Unidos vive una nueva realidad climática más agresiva en todos los órdenes. Expertos llaman a dejar de normalizar estas olas de calor como "propias del verano"

Foto: Repartidores de hielo seco para enfriar las bebidas en medio de una ola de calor sin precedentes en Portland, Oregon. (Reuters)
Repartidores de hielo seco para enfriar las bebidas en medio de una ola de calor sin precedentes en Portland, Oregon. (Reuters)

El verano ha empezado con la fuerza de un obús, sobre todo en el noroeste de Estados Unidos. Una cúpula de calor ha triturado los récords de temperaturas en la región, día tras día. La ciudad de Portland, en Oregón, ha marcado por primera vez en la historia 45 grados centígrados: 4 grados más que el máximo anterior. Hace tanto calor que el Ayuntamiento ha suspendido el servicio de tranvías porque se habían derretido algunos cables. Tanto calor, que el asfalto se quiebra y se abulta, como si Godzilla estuviera a punto de salir de una alcantarilla. Las infraestructuras no están preparadas, ni tampoco las mentalidades. Estados Unidos vive una nueva realidad climática más agresiva en todos los órdenes.

Seattle, en el vecino Washington, también ha batido el récord. También Canadá. Y eso que ni siquiera estamos en julio, que es cuando se suele experimentar el mayor calor en esta verde y apacible zona de EEUU. “Las olas de calor siempre han ocurrido y siempre ocurrirán, pero ahora tenemos un patrón de olas de calor muy diferente al que teníamos hace dos décadas”, declaró Kristie Ebi, climatóloga de la Universidad de Washington, a la CNN. “Y no solo es la intensidad, sino también la extensión geográfica”. En menos de un siglo se han duplicado los días de calor extremo.

Foto: Una mujer canadiense y su nieta se bañan en el Lago Alouette. (Reuters)

Lo que preocupa a los científicos va más allá de un verano caluroso. La intensidad del fenómeno, según un estudio de Scientific American, está directamente relacionada con el cambio climático: el aumento de la temperatura en la superficie de los océanos alimenta la formación de ciclones tropicales de alta presión, lo cual explicaría por qué se disparan las temperaturas de forma bélica y constante.

De las potenciales consecuencias de las altas temperaturas, además de los golpes de calor y el posible agravamiento de dolencias diversas, sobre todo en personas vulnerables, lo que más preocupa a las autoridades de la región es el riesgo de incendios. A nadie se le olvidan las imágenes del año pasado, cuando los cielos de Portland o San Francisco se tiñeron de naranja: las partículas del humo de los incendios, simplemente, bloqueaban algunos colores. Y dieron a la costa del Pacífico el aspecto del Apocalipsis que todos esperábamos en 2020.

“Puede haber tanta sequedad que las chispas de tu coche, de tu convertidor catalítico, de la cadena de remolque, de cualquier de estas cosas, (...) pueden generar una chispa que luego prenda todos los combustibles que tenemos”, declaró a Scientific American Jim Critchley, jefe del departamento de bomberos del Condado de Umatilla. Su equipo ha recorrido el condado pidiendo a los vecinos que despejen al menos 10 metros en torno a sus viviendas para que los bomberos puedan apagar los potenciales incendios, sobre todo con vistas a las festividades del 4 de julio.

placeholder Un hombre reposa en uno de los tres centros aclimatados instalados en Portland durante la ola de calor. (Reuters)
Un hombre reposa en uno de los tres centros aclimatados instalados en Portland durante la ola de calor. (Reuters)

El resto de indicadores tampoco acompañan. En Utah la sequía es tan grande que el gobernador, el republicano mormón Spencer Cox, pidió a sus conciudadanos que rezasen conjuntamente para pedirle al Señor unas gotitas de agua que aliviasen la mayor sequía en 60 años. Nevada, Colorado y Arizona sufren condiciones similares.

Y también California, donde los incendios se llevan cada año una porción cada vez mayor de su territorio. En 2020 fueron 18.000 kilómetros cuadrados. El mayor espacio jamás calcinado en el estado. En las últimas semanas, el gobernador demócrata, Gavin Newsom, declaró la emergencia por sequía en 41 de los 58 condados del estado, lo que exige medidas de ahorro de agua. Newsom observó que las reservas hídricas de Sierra Nevada, que aporta 1 de cada 3 litros de agua que consumen los californianos, se habían fundido uno o dos meses antes de lo previsto.

La sequía, sumada a las desbordadas temperaturas, ya ha provocado dos grandes incendios. El fuego de Lava, en el Condado de Siskiyou, arrasa una media de 50 kilómetros cuadrados por día. Las autoridades locales han evacuado a una parte de la población y cerrado segmentos de las autopistas. El incendio fue generado por un vehículo que prendió fuego y cuyas llamas se extendieron a un campo cercano.

Foto: El humo de los incendios en California tinta de naranja el cielo de San Francisco. (Reuters)

El martes 29 de junio había un total de 52 incendios activos entre California y Montana, pese a que la temporada de fuegos, técnicamente, aún no debería de haber comenzado. La sequía también ha puesto contra las cuerdas a los rancheros de Colorado, cuyos condados occidentales están en riesgo de incendios. La escasez de agua puede obligar a muchos granjeros a reducir su ganado.

Según Kathy Baughman McLeod, directora de la Adrienne Arsht–Rockefeller Foundation Resilience Center, parte del Atlantic Council, los estadounidenses se resisten a aceptar la nueva realidad climática. Una que ha multiplicado la tríada de los fenónemos naturales más destructivos: los incendios, las tormentas y los huracanes, que también batieron todos los récords el año pasado, con más de 30 bautizados y 11 haciendo tierra en Estados Unidos.

Estos días McLeod aconseja distinguir entre el concepto de “verano” y el concepto de “temporada de calor”. Una manera de pedirle a la opinión pública que discrimine, que no considere que el calor simplemente es normal y se limite a actuar como ha hecho hasta hace unos años. El calor, con esta intensidad, mata. Por eso se ha establecido el Día Nacional de Conciencia del Calor, que se celebra el último viernes del mes de mayo. Una forma de poner en guardia a los norteamericanos.

placeholder Un incendio en el condado de Kern, en California. (Reuters)
Un incendio en el condado de Kern, en California. (Reuters)

“Al igualar libremente calor y verano, hemos obstaculizado inconscientemente nuestra capacidad de abordar los riesgos que un clima que empeora plantea a nuestro tejido social, nuestras economías y medio ambientes”, escribe McLeod. “Debemos de reconocer nuestros riesgos para gestionarlos y sobrevivir a ellos, y el proceso empieza llamando al ‘asesino silencioso’ por su nombre real”.

Mientras tanto, la Costa Este también está siendo azotada por un bochorno ardiente que dejado vacías las calles de Brooklyn. Los restaurantes colocaban carteles en los que anunciaban la potencia de aire acondicionado y las terrazas, la nueva sensación neoyorquina gracias a la pandemia de covid, no tenían un alma.

El verano ha empezado con la fuerza de un obús, sobre todo en el noroeste de Estados Unidos. Una cúpula de calor ha triturado los récords de temperaturas en la región, día tras día. La ciudad de Portland, en Oregón, ha marcado por primera vez en la historia 45 grados centígrados: 4 grados más que el máximo anterior. Hace tanto calor que el Ayuntamiento ha suspendido el servicio de tranvías porque se habían derretido algunos cables. Tanto calor, que el asfalto se quiebra y se abulta, como si Godzilla estuviera a punto de salir de una alcantarilla. Las infraestructuras no están preparadas, ni tampoco las mentalidades. Estados Unidos vive una nueva realidad climática más agresiva en todos los órdenes.

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