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'Rastreadores de covid' | España llega tarde: ¿toque de queda severo?
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siguen faltando contundencia y coordinación

'Rastreadores de covid' | España llega tarde: ¿toque de queda severo?

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Foto: Imagen: Pablo López Learte.
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Cada día cuenta. Cuenta para salvar vidas y para contener el daño económico. Puede que esa sea una de las principales lecciones de la primera ola. La segunda comenzó en España. Han pasado muchas semanas desde entonces. Sin embargo, siguen faltando la contundencia y la coordinación. Los demás están tardando menos en moverse. Reaccionan a la primera. Gales e Irlanda, con mejores cifras que las nuestras, ya están en confinamiento de los serios. Israel, desde hace un mes. Francia, Bélgica, Eslovenia o Chequia ya tienen toques de queda severos. También Italia, que hasta hace unos días ofrecía cifras envidiables. La división y la ausencia de liderazgo nos están haciendo daño. Mucho.

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El peligro de actuar tarde. Reportaje en el 'Financial Times' sobre el modo en que el virus ha expuesto las debilidades de Europa. Protagonismo de España, por la tardanza en la reacción. “El médico que lidera el esfuerzo español contra el coronavirus no pudo ser más claro. “No hay virus en España”, dijo Simón, “la enfermedad no se propaga, no hay en la actualidad ningún caso”. (...) Se equivocó (...) En ese momento, el virus se extendía por España rápidamente (...) Un mes más tarde, España registraba 10.000 casos al día (...) La respuesta de España se vio obstaculizada por una atmósfera muy partidista y un sistema sanitario regionalizado sin coordinación nacional. Pero su incapacidad para registrar la propagación temprana de la infección y los consiguientes retrasos para confinar contribuyeron a un resultado trágico”.

Foto: El ministro de Sanidad, Salvador Illa, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros. (EFE)

Cualquiera que lea este extracto podrá preguntarse si no ha ocurrido, si no está pasando, exactamente lo mismo en la segunda ola. Cuando la acción del Gobierno va más lenta que la circulación del virus, la contención termina resultando imposible.

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El riesgo de la división. La segunda ola llegó a España semanas antes que a Europa. El resto de naciones ha tardado días en tomar acciones contundentes, sin que la política haya obstaculizado el combate contra la enfermedad. En no pocos lugares con mejores números de los que hay aquí, se han tomado medidas más agresivas que aquí.

Foto: El primer ministro británico, en una foto de archivo. (Reuters)

La división partidista que sufrimos los españoles entre la Administración central y la regional madrileña es poco frecuente en Europa. Sin embargo, no es la única. Está ocurriendo ahora en el norte de Inglaterra, donde la situación amenaza con desbordarse. 'The Guardian' nos informa sobre la tensión entre Mánchester —progresista— y Downing Street —conservador—.

Desde el fin de semana, mientras la presión de los hospitales sube hasta niveles que se acercan al colapso, viene pidiendo el Gobierno la aplicación del tipo de confinamiento más estricto. Sin embargo, las autoridades locales y regionales se resisten, señalando que hacen falta más recursos económicos para la zona. Downing Street ha emitido un ultimátum. Es posible que se alcance un acuerdo a última hora. La historia es parecida a la de aquí. Otra demostración de cómo la división se paga en vidas perdidas. El tiempo juega a favor del virus.

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Civismo y contundencia. “Salvar vidas, evitar que las personas sufran o mueran solas o con miedo. No puede haber una prioridad mayor que esa. Un impacto económico de corta duración, incluso de media duración, puede ser duro. Pero no puede ser equivalente a lo anterior. (...) ¿Podríamos dejar de exigir más aclaraciones? ¿Podríamos dejar de culpar a los demás por el hecho de que las protecciones que quieren que adoptemos no estén expresadas en palabras de una sílaba? (...) No entiendo por qué frente a las cosas que no nos gustan, todos fingimos que somos estúpidos y que no las entendemos. No lo somos. Podemos ser tercos, pero no estúpidos. Podríamos ser igual de tercos en nuestra determinación de vencer el virus. Ese es el enemigo. No el Gobierno. No quienes están al frente de la salud pública. No quienes administran los servicios esenciales”.

Foto: Foto: Reuters.

Esa columna de Firgus Finlay en el 'Irish Examiner' es oro molido. Una llamada de atención profundamente cívica frente a la fatiga social que está provocando la segunda ola. Irlanda acaba de anunciar un confinamiento bastante estricto para las próximas seis semanas. Han tardado poco. Colegios abiertos y casi todo lo demás cerrado, incluyendo restaurantes y pubs, tiendas no esenciales y encuentros en los hogares. Confinamiento también en Gales.

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Toque de queda severo. Francia, que entró en la segunda ola después de España y que ahora tiene números altamente preocupantes, declaró el toque de queda hace ya una semana. Dentro de que es una medida “intermedia”, han optado por restricciones severas. En París, así como en las zonas más afectadas, los bares y cafés están cerrados y los restaurantes solo pueden abrir respetando un protocolo sanitario que se ha reforzado. Tampoco puede asistirse a la universidad. No se puede salir de casa desde las nueve de la noche. 'Le Monde' ofrece la posibilidad de ver qué restricciones hay en cada sitio.

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El valor de la anticipación. Nos lo cuenta el 'Wall Street Journal'. Israel fue un caso de éxito en la gestión de la primera ola. Como España, se precipitó en el desconfinamiento, los casos aumentaron en los meses de verano. Primero introdujeron el toque de queda, no terminó de funcionar. Tenían 8.000 casos al día. A mediados de septiembre, declararon un agresivo confinamiento nacional. Hubo protestas sociales y enfado desde los sectores económicos. Han pasado cinco semanas desde entonces. Hoy están por debajo de los 1.500 contagios. Ya empiezan a levantar algunas de las restricciones, la salida será lenta. Algunas ciudades permanecen todavía en confinamiento total.

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Cada día cuenta. Cuenta para salvar vidas y para contener el daño económico. Puede que esa sea una de las principales lecciones de la primera ola. La segunda comenzó en España. Han pasado muchas semanas desde entonces. Sin embargo, siguen faltando la contundencia y la coordinación. Los demás están tardando menos en moverse. Reaccionan a la primera. Gales e Irlanda, con mejores cifras que las nuestras, ya están en confinamiento de los serios. Israel, desde hace un mes. Francia, Bélgica, Eslovenia o Chequia ya tienen toques de queda severos. También Italia, que hasta hace unos días ofrecía cifras envidiables. La división y la ausencia de liderazgo nos están haciendo daño. Mucho.

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