El coronavirus puede con la peregrinación a La Meca: está vacía

Cada año, más de dos millones de personas se daban cita en La Meca para llevar a cabo la peregrinación obligatoria que recoge el islam. Durante cinco días, los lugares santos de esta religión se llenaban de fieles vestidos únicamente con una túnica blanca y dejaban una fotografía icónica dando vueltas alrededor de la Kaaba, la construcción rectangular que se encuentra dentro de la mezquita y que el simboliza el lugar sagrado de los musulmanes.

Sin embargo, la pandemia por el covid-19 ha hecho que la peregrinación de 2020 nada tenga que ver con las de años anteriores. Apenas unos pocos miles de personas pueden participar en el 'hajj', el nombre que recibe esa peregrinación que lleva a millones de musulmanes cada año a visitar sus símbolos más sagrados.

Arabia Saudí ya había avisado de que no concedería visados para entrar en el país este año y, aunque no ha dado una cifra exacta, se estima que serán menos de 10.000 las personas que puedan acceder a las zonas santas del Islam. Todos ellos serán residentes en el país y deberán mantener las distancias de seguridad e higiene al acceder a los lugares santos.

Seguridad máxima

Una de las primeras paradas de los peregrinos se produce cada año en el monte Arafat, donde el profeta Mahomase dirigió a los fieles hace casi 1.400 años en su último sermón. Lejos de las millonarias afluencias de otros años, en esta ocasión los peregrinos que han podido acceder hasta este lugar lo han hecho con todas las garantías de seguridad.

Primero tuvieron que aislarse durante dos semanas para garantizar que no se infectaban con el coronavirus; después, pasaron un test que confirmaba que no estaban contagiados; y, por último, fueron trasladados en autobuses en grupos de 20 personas para poder mantener las distancias de seguridad exigidas por las autoridades sanitarias.

Además, todos los peregrinos llevan unas pulseras que les ha proporcionado el Ministerio de Salud de Arabia Saudí que se conectan con sus teléfonos móviles y que permiten monitorizar todos sus movimientos. Con esas medidas y la mascarilla obligatoria, el 'hajj' de 2020 en nada se parece a otras peregrinaciones de años anteriores.